Retrato del pasado (titulo provisional) (17/06)

Chicas gracias por los comentarios ^^

Quice actualizar antes pero los ordenadores parecen que tienen un complot emn mi contra

A las que esperan por el beso ummmmm ........

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Estábamos en los calabozos.

Cuando por fin terminó las escaleras, quedó a la vista otro largo pasillo, pero este era muy diferente. En toda su extensión estaba lleno de puertas de madera con unos pequeños barrotes.

Al transponer por el pasillo, todos los prisioneros se asomaron para recibirme, ansioso de ver a alguna cara conocida. Había de todo, jóvenes, adultos, ancianos, mujeres, niños…con sus ojos rojos de las eternas noches, los rostros huesudos y demacrados de haber pasado tanto tiempo en la sombra. Todos gritaban como locos.

- ¡Bruja!

- ¡Mala pécora!

- ¡Traidora!

- ¡Bruja!

Los guardias parecían disfrutar de aquello. Se pararon delante de una de las muchas puertas que había. Abrieron las pesadas puertas despacio, haciendo chirriar las bisagras, que aullaban como lobos dando la bienvenida al siguiente reo.

Me empujaron dentro y cerraron dando un gran golpe que retumbó en la pequeña celda. Todo estaba muy oscuro y no me atrevía a moverme. Tenía miedo. Si los demás presos seguían gritando, ya no les oía.

Poco a poco mis ojos se fueron adaptando a la oscuridad. Era una estancia más pequeña de lo que parecía a primera vista y me resultaba bastante familiar. Horriblemente familiar. Las paredes estaban construidas con enormes piedras. El suelo estaba cubierto de algo. Paja. Lo único que cambiaba es que había un destartalado banco de madera, y estaba sola. Era igual que en mi sueño. Me entró una oleada de pánico y desesperación que recorrió todo mi ser. Esto era una variante, pero no significaba que el resto no se podría cumplir. No, tenía que salir de allí como fuera.

Me lance contra la puerta y empecé a aporrearla y a gritar. Gritar para que me sacaran de allí, yo era inocente.

Mi desesperación solo era atendida por las risas y las burlas de los otros presos. Pero seguí gritando hasta sentir que se me desgarraba la garganta. Solo podía llorar de impotencia.

¿Cuánta gente habría pasado por este horror?

¿Cuántas horas me quedarían para ver la luz que anunciaría mi muerte?

No podía ser que mi vida terminara así, sin más.

Me arrastré hacia una esquina y me abracé las rodillas, intentado convencerme de que todo aquello no era más que una pesadilla, una maldita pesadilla, que se iba a pasar y terminaría despertándome en mi cama, viendo la cara sonriente de mi madre, corriendo detrás de Ania. Podía ver a mi padre sentado en la mesa de la cocina, con el periódico en las manos, mientras se le enfriaba el café, que mi madre le terminaba calentando de nuevo. Quería sentir de nuevo ese tierno beso que nos daba antes de dejarnos en el colegio y escuchar sus gritos cuando perdía su equipo favorito. Recordaba también la alegría de mi hermano cuando mi padre le compró su primer coche, la primera vez que lo uso tuvimos que ir a buscarlo en comisaría por participar en una carrera ilegal. Y mi querida hermanita, ya no la vería crecer, ni tampoco salir toda guapa para encontrar novio.

Pero todo aquello era demasiado real, había demasiado dolor. Y me quedé ahí quieta, mientras mis lágrimas de resignación bañaban mi cara. Un minuto, dos, una hora, tres… ¿Ya se habría terminado el día? Era imposible saberlo.

Pasado una eternidad se abrió la puerta y me corazón se aceleró, parecía que iba a escaparse de mi pecho. Entró un guardia, so sabría decir si fueron uno de los que me habían traído.

- Vos sois aquella que acusan de hurto- aquello no era una pregunta- ¡Eh! ¡Decidme!- me ordenó.

Pero tenía demasiado miedo para contestar. Mi voz simplemente se negaba a salir.

- Mirarla, pero si es sorda.

El otro guardia le rio la gracia. Como no respondía, me agarró del brazo y me levantó de un fuerte tirón. Su compañero me alumbró con la antorcha.

- Pero si es una jovencita.-comentó entre risas.

- Bueno muchachita si sois cariñosa con mi merced- me acarició la cara- No creo que le importe ¿no?- miró al otro guardia.

No sé que le contestaría, pero si sabía de sus intenciones. Me intente zafar pero no podía. ¡Como se reía el muy cerdo! Así que no me quedó más remedio que morderle en el brazo por el que me tenía cogida. Soltó un grito de dolor, consiguiendo que me soltara. El otro se reía.

- ¡Seréis zorra!- gritó cabreado.

Para desquitarse me dio un manotazo, con tan mala suerte que caí sobre mi hombro derecho. Sentí un dolor abrazador que me dejó sin aliento. Luego sentí como me daban una patada en el muslo, como un perro apestado. Se marcharon, dejándome como una muñeca rota.

Me incorporé como pude, agarrándome el hombro, seguro que me lo había dislocado al caer. Pero el dolor no me dejaba continuar y termine desplomándome encima del banco, que de milagro no se rompió.

¿Por qué no terminaba ya este sufrimiento? Que me mataran ya. Estaba completamente agotada y hambrienta. Y como me dolía el hombro ¿y por qué no me desmayaba? Al menos podría soportar mejor el dolor.

Paso otra eternidad.



Oía voces. Seguro que era mi imaginación. Pero eran tan claras. Levante un poco la cabeza para escuchar mejor. ¡Qué pena! Todavía no me había vuelto loca. Eran los presos que gritaban de nuevo. ¿Seria por otro infeliz que se unía a nosotros? ¿Pero que gritaban? Puse más atención. Hoguera, hoguera. Eso decían. Era mi turno. Solo querían que se callasen. Una voz se elevó entre las demás y gritó con fuerza. Era voz autoritaria, que daba miedo. Al instante todos se callaron, solo se oían las pisadas de los hombres. Varios. Se pararon delante de la puerta. Se abrió de nuevo.

- ¿Esta es?- preguntó la voz autoritaria, cargada de todo su desprecio.

- Sí señor, la han traído esta mañana, y se resiste a hablar.

- Me hago cargo. Levantaos.-me ordenó.

Lo intenté, pero me caí, no tenía fuerzas. No sé qué interpretaría, pero fue hacia mí, me agarró por el pelo y me levanto. No sé como todavía tenía la cabeza en su sitio. Me puso a su altura. Extendió su mano libre y uno de los guardias le entregó una antorcha. Eran tres. La puso delante de mí. Era otra vez él. Tan bello como el ángel de la muerte.

Al verme, el rostro se le crispó soltándome de inmediato, como si le quemara mi contacto. Agarró la empuñadura y desenfundó la espada.

¡Joder me iba a matar aquí mismo!

hayyyyyy
pobrecita
esperemos que desenfunde su espada para salvarla,
y no para matarla
sigue
no tardes
ppls

pd: y el beso? parecía que por fí llegaría...
espero que llegue dentro de poco
o te lo sonsacaré a la fuerza
jejejje

AAAAHHHH!!! PERO COMO NOS DEJAS ASI!!!!
y eso del beso tiene toda la razon tria tienes que darnos ese capi pronto porfavor!!

bien!!!!
ya somos dos

Ya estoy otra vez por aqui. Siempre digo lo mismo pero he estado enrrollada con los examenes y no he podido subir antes. No es mucho pero bueno....

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Al verme, el rostro se le crispó soltándome de inmediato, como si le quemara mi contacto. Agarró la empuñadura y desenfundó la espada.

¡Joder me iba a matar aquí mismo!

Cerré los ojos, pero no pasó nada. Los abrí un poquito y vi como apuntaba a los guardias.

- ¿Sois estúpidos o que os pasa?- les gritó.

Los guardias estaban tan sorprendidos como yo.

- No, no… esto, mi Señor, la acusó la vieja Estela, Señor. Nosotros solo hicimos nuestro trabajo.

- Me encargaré de Estela.- le puso la espada en la garganta.- Pero como me entere, que le volvéis a poner una sola mano encima, aunque sea un solo roce, os mataré, pues motivos no me faltan.

- S si…si se-se señor.-contestó el guardia.

Enfundó la espada y me agarró del brazo con firmeza pero con suavidad. Salimos delante de los dos todavía aturdidos guardias y traspusimos por el pasillo. Todos los presos asomaban por los barrotes, pero nadie dijo nada. Se notaban que todos le tenían demasiado miedo. Al llegar al pie de las escaleras se paró delante de dos soldados que estaba n jugando con unos dados. Al darse cuenta de su presencia, se levantaron e hicieron una reverencia.

- Fijaos bien en esta mujer –los guardias se quedaron pasmados-nunca ha estado aquí, nunca la habéis visto.

Sacó del bolsillo una bolsita de cuero y la depositó en la mesa. Vale, todo aquí funciona a base de miedo y chantaje.

- Sí Señor, Frank, ¿por donde íbamos? Si sacaste un seis o un siete ¿no?- disimuló el hombre y siguieron con su partida.



Todo lo que duró el trayecto no dijo nada, y yo tenia demasiado miedo para preguntar. Al terminarse las escaleras cogimos por un pasillo distinto al por el que me habían traído en la mañana y estaba segura que por ahí no era la salida. A diferencia de las celdas, aquí hacia mas calor y no se notaba tanta humedad. Me aferraba el brazo con más fuerza. Ya la cabeza no me daba para pensar en lo que iba a hacer conmigo.

Después de terminar otro tramo de escaleras, que desembocó en un pasillo acogedor lleno de tapices, llegamos a una habitación.

Era una gran estancia. Nada mas entra r había una pequeña chimenea donde crepitaba el fuego y delante de ella había una alfombra. Me colocó delante de la fuente de color y me soltó bruscamente.

- Quedaos aquí.- me ordeñó. Tampoco es que pudiera llegar muy lejos si me escapaba.

Y con las mismas se marchó. Que tipo tan raro, aunque supongo que le tendría que estar agradecida por haberme sacarme de ese lugar... aunque algo me decía que las cosas no se hacen sin pagar un precio. Me arrodillé ante la chimenea.

- ¡Au! – me dolía todo.

Extendí el brazo izquierdo, el otro me dolía demasiado, y noté un agradable calorcillo en los dedos. Aquí se estaba mucho mejor, pero solo quería salir de aquí y dormir.

- Disculpe señorita.- dijo una voz detrás de mí.

Me volví con cierta dificultad, encontrándome con un rostro amable después de tantas horas. Era una mujer más o menos de la edad de mi madre, vestida con una larga túnica blanca. Me levanté aunque no pude evitar que se me escapara un gemido de dolor. Llevaba en las manos una bandeja con varios botes y trapos. Me dio un mal presentimiento. Lo depositó en la mesa con cuidado y me miró.

- Acercaos por favor- debió de notar mi desconfianza- por favor, no os voy a hacer daño, solo os voy a curar esas heridas.

No tuve otro remedio más que obedecerla. No me había enterado cuando había vuelto el tipo. La mujer tomó uno de los frasquitos y lo vertió en uno de los paños para luego limpiarme la herida que tenía en la boca. También me miró los brazos, que los tendría que tener ya del color de un aguacate podrido.

- Señor, la muchacha tiene el hombro dislocado.- lo miro con cierta preocupación.

Él la miró con cierta molestia, pareció pensárselo antes de acercarse.

- Colocarle uno de los paños y sujetarla por detrás.

- ¿Pero que me vais a hacer?- pregunté asustada.

- Os va a doler un poco- contestó la mujer metiéndome un trapo en la boca.- pero es la única manera de arreglaros ese hombro.

Oh, hasta en la Edad Media habían quiroprácticos. Esto iba a doler. La mujer me agarró firmemente por la espalda. Él por su parte se quitó los guantes, dejando ver un increíble anillo de oro en la mano derecha y los deposito con cuidado en la mesa. Luego apoyó una mano sobre mi hombro y la otra por detrás. Me resultó extraño su cálido contacto.

Todo fue muy rápido, ejerció una fuerza brutal que devolvió el hueso a su lugar haciendo un pequeño chasquido. Parecía que me habían roto el hueso. Me fallaron las piernas pero la mujer me agarró con fuerza.

- Venga, ya ha pasado todo.- me susurró.

Me apoyé en la mesa, ¡me cago en la madre que los parió a todos!

Por suerte a medida que pasaba el tiempo el dolor parecía remitir. Sentí como me cogía el brazo y me ponía algo frio en el. Mire lo que estaba haciendo. Estaba poniendo una especie de empasto sobre los morados.

- Esto os aliviará el dolor.-terminó con el último morado. Ya podía mover el hombro con normalidad.- ¿Os duele otra parte?- la miré. Se estaba limpiando las manos.

El tipo nos estaba contemplando en una esquina.

- Pues…si.- me corté un poco.

- ¿Y bien?- me apuró.

Llevaba demasiado tiempo en esta sociedad.

- En la pierna izquierda.- le contesté rápidamente.

Me obligó a sentarme y ella hizo lo propio. Me agarró el tobillo y empezó a palparlo.

- ¿Por aquí?- preguntó amablemente.

Mierda.

- No, mucho, más arriba.- le dije bajito.

Se levantó y me dio la vuelta en la silla para trabajar mejor. Tiró del vestido hacia arriba, dejando al descubierto toda mi pierna.de verdad, que nunca pensé que me daría tanta vergüenza enseñar una pierna, pero supongo que te acostumbras a lo que tienes… tenía un gran moretión en múltiples colores. Lo palpó. ¡Como le gusta a la gente meter el dedo en la llaga!

Mientras “la enfermera” repetía la operación con el potingue, no pude evitar mirarle de reojo. No me quitaba la vista de encima, corrección, no le quitaba la vista de encima a mi pierna.

que bien
por fin libre
pero...
uch... que dolor
debe de hacer daño
bastante


no tardes en escribir
(ya sé que no soy la mejor persona para decir eso...)

jejeje con que de su pierna eh?? esto promete jajja
sube mas cuando puedas porfi!

ay ay ay ellos dos solos.... COMO ME GUSTA!!!
por cierto que le pasaba a Arahel? hum hum
sube mas plis!

Hola!!!! Bueno, pensaba hoy subir algo por aqui, pero visto que como no han leido, se agradecen que dejen comentario ^^, por los motivos que sean (no regaño, que conste), pues ya actualizare mas adelante...
Gracias Ragoan por el coment. respondiendo a tu pregunta, puede que tenga un trastorno bipolar quizas???? esta mas pa alla que pa aca, no tengo bien definido el personaje...
Gracias tambien a Tria, asidua comentarista, tengo que pasarme por tu fic para leerlo, ya que ultimamete solo entro para subir algo. si me pudieras decir como es el titulo, que creo que lo cambiaste, (menuda memoria q tengo xDDDDDDD)
Por ultimo decir que la proxima actu es la que habeis pedido algunas...

Publica pronto please!

- Lo sé, soy un imbécil, perdóname.

Di un pequeño respingo. No se había ido.

- Pero es que me importas mucho y no quiero que te pase nada. He conocido a muchas chicas- vaya, que novedad- pero tú eres diferente a todas.

- Vaya, gracias.- salté molesta.

- No te pongas a la defensiva, que no te estoy atacando.- me rodeó la cintura con sus brazos.- Pero me gustas mucho, ya lo sabes.

- No lo sé, porque vosotros cambiáis más que el tiempo.

- Corrección, ese es tu carácter. Pero como veo que tienes un problema de memoria, los años no pasan en vano, si yo en..

- ¡Oye! ¿Me estás llamando vieja? Te recuerdo que eres mayor que yo.

- Te enfadas si te llamo niña y también si te dijo que eres mayor, ¿en qué quedamos?

- Bueno…te quedaste en que te gustaba…-menos mal que no me podía ver la cara. Tendría que estar como un tomate.

Se rió ante mi cambio de tema y apoyo su barbilla en mi hombro, cerquita del oído.

- Es que gusta tu cara, me gusta tu pelo, soñar con tu voz cuando dices te quiero, me gusta abrazarte, perderme en tu aroma, poder encontrar en tus ojos el cielo. Me gusta tu risa, me gusta tu boca, me gusta creer que por mi tú estás loca, como quiero que sientas conmigo la calma y cuando llegue la noche cuidarte el alma.- me tarareó.

- Vale, esa me la sé. ¿Entonces, esto es una declaración Cris Evans?

- Bueno, si quieres.- contestó con ligereza.

Me di la vuelta y le miré a los ojos. Estaba muy contento. Me tomo la mano y se puso muy serio.

- Señorita Marisa Alejandra Montero, ¿aceptas a este imbécil como tu novio?

¡Dios, me siento como en una película!

- Déjame pensar…

- ¿A qué esperas?- preguntó impaciente.

- A que alguien nos interrumpa.

- No seas gafe.

- 5, 4, 3,2, 1…cero y medio.

- Ja, ja, estoy esperando.

- Mi madre estuvo nueve meses…-se le fue todo rastro de sonrisa.- Esta bien,…si…si quiero ser tu novia.

Aparté la vista ¡qué vergüenza! Porque no había arenas movedizas, ¿Eric?, un meteorito, un terremoto, King Kong, Gozzila tal vez…

- No seas tonta.- viró mi cara hacia él.-Ahora no tienes ninguna escusa para no mirarme.- sonrió.

- Tienes un bicho en la camisa.

- No cuela, tu historial con los bichos es pésimo, si fuera así, estuvieras gritando como una loca. Mientes muy, mal.

- Vale, me has pillado.

Me acarició la cara con su mano y al instante ya tenía sus labios sobre los míos ¡Madre mía! No sabía que se pudiera sentir tanto con un simple beso. Sin darme cuenta mis brazos se perdían en su cuello, su espalda… Y pensar que había estado tanto tiempo babeando por Josh… Sus suaves besos me enloquecían. Paro un momento para tomar aliento y me miró como nunca la había hecho antes, con tanto amor. Luego volvió al ataque con más insistencia que antes, a lo que le correspondí con gusto.

- Perdón…no quería…interrumpir.-dijo una voz a nuestra espalda.

Nos separamos como dos imanes que se repelen. Ahí en la puerta plantado esta Josh.

- Ya veo que estás mejor.

Gri gri gri gri

Dio media vuelta y se marchó. ¡Jo! Lo bueno siempre dura poco.

- Seguro que le va a ir con el chisme a Eric. Tengo que hablar con él.

Ya iba dispuesta a la puerta cuando Cris me detuvo.

- Es mejor que yo hable con él, ya sabes de hombre a hombre…

- Vale, de hombre a hombre.- no entiendo nada.

- Es un decir, ¿ok?- seguro que pensaba que yo pensando algo raro.

Me dio un besito fugaz y se marchó. Y me había dejado a mí con la intriga. ¿Y si Josh había encontrado ya a mi hermano? ¿Y si se lo contaba? Que seguro que iba a ser así. Pobre Cris, se quedaría sin descendencia. Bueno, ¿y si así fuera mejor? ¿Pero si se armaba la tercera guerra mundial? Mi hermano era un bruto.

- Aaaaaaaaaa ¡No puedo quedarme sin saber nada!



Abrí despacio la puerta, no había moros en la costa. Avanzo por el pasillo lentamente, agudizando mis sentidos como spiderman. No oía nada. Eso era una buena señal ¿o tal vez no? Llegue a las escaleras y me alongué, ni rastró, cuando de repente escuché unas voces que venían del pasillo. Seguí para delante poniendo la oreja detrás de cada puerta, hasta que llegué a América. Estaba un poco abierta y escuchaba perfectamente la voz de los dos.

- ….no lo entiendo, ¿A dónde quieres llegar?- era Josh.

- Lo que quiero decir es que Marisa está bien conmigo…

- ¿A sí?- le retó.

- Mira tío, cuando la conocí estaba muy triste, estaba por los suelos, y no sé porque, pero creo que tú tuviste algo que ver con ello.

- No tengo por qué responderte ¿vale? Lo que pasó entre nosotros es asunto nuestro, así que no te metas.

- ¿No sabéis que es feo andar escuchando detrás de las puertas?

Que susto me llevé. Menos mal que era Romi. Le hice señas para que bajara la voz, sino nos descubrirían a las dos con la oreja pegada a la puerta.

- No eres el tipo de chico que le conviene a Marisa.-dijo bastante enfadado.

- Ah ¿y tú sí?

- Ella es demasiado inocente, es todavía una niña.

- ¡Será cerdo!-se me escapó.

- Shhhhhhhh.-me regañó Romi.

- …parece bastante mayorcita para saber lo que le conviene.- le contestó Cris.

- Tú no la conoces.

- Hace poco que la conozco, pero me parece estupenda y al quiero. Así que si sientes algo tipo de afecto hacia ella, te pido que no se lo digas a Eric.

Se prolongó el silencio durante un rato.

- Marisa, será mejor que nos vallamos ya o nos pillaran.-se impacientó Romi.



Tenía razón, la conversación no parecía dar para más, así que a mi pesar, volvimos de nuevo a la habitación. Cerré la puerta tras de mí. Estaba en la luna. Cris le había dicho a Josh que me quería. Romi estaba súper impaciente porque le contara lo que había pasado. Me tomó de las manos y me llevó hacia la cama para que le contara con lujos de detalles lo que había pasado.







Al día siguiente me levante un poco cansada, no había podido pegar ojo por todo lo que había pasado el ayer. Así que opté por quedarme en la cama botada hasta bien entrada la mañana.

Más tarde baje a la cocina, donde me encontré con Sophie, que estaba tejiendo algo, seguro para el más pequeñín de la casa.

- Buenos días Sophie.- me senté en una silla.

- Veo que os encontráis mejor. sonrió.

- Si, Eric me ha dicho que me habéis cuidado mucho.

- Os he tomado mucho cariño a vosotros, sois de la familia. Me hubiera gustado tener más hijos, pero mi querido Avelino no quiso.-soltó un suspiro-Y ustedes ya estáis creciditos.

Sophie soltó la tela y las agujas en la mesa y fue al poyo para preparar la cena. También me levante para ayudarla. Siempre que podía ayudaba a mi madre en la cocina, lo cual a mi padre y a Eric no les gustaba. ¡No sabían apreciar mi cocina creativa!

Al rato llegaron Sori y Romi y esta primera, desapareció de la cocina nada mas verme.

- ¿Qué le pasa a vuestra hermana, Romi?- puso una olla al fuego.

- Creo que tiene la maldición.-se apoyó en el poyo.

- ¿la maldición?- las dos me miraron extrañadas.

- Claro, lo que nos viene todos los meses.- me explicó Romi como si fuera lo más obvio del mundo.

- Ah, ya claro. ¿Y a donde fuiste que estas tan contenta?-cambio de tema.

- Estuvimos comprando unas telas para hacernos unos vestidos. Por el camino nos encontramos a Shalim, que no dejó ni un minuto a solas a Sori.

- Es un buen muchacho.- comentó Sophie removiendo el contenido de la olla.- Hasta hace poco pensé que le pediría matrimonio.

Ag matrimonio. Esa palabra da miedito. Aunque es de lo más normal en esta época, así que quita esa cara de tonta.

- Y tú Sori ¿no tienes ningún pretendiente?

- ¿yo?- se puso roja.-No gracias, no me hace ninguna falta, además.- se defendió- no hay ninguno que esté a mi altura.-se rio.

- Como sois hija mía.

- Aunque hay algunas que no pueden decir lo mismo.-me dio un codazo.

- ¿A quién os réferis?- preguntó Sophie distraída.

- Vos la conocéis madre- continuo maliciosamente-vive cerquita- ¿no será capaz?-¡Federica!

- ¿Federica? ¿La hija del lechero?

- Si.- se acercó a nosotras para cuchichear- Esa misma. Sabéis que está comprometida con el tendero Marcial, pero su sirvienta la pilló en los establos con el carnicero.- dijo emocionada.

- ¿Bueno en esta casa se come o solo se cuentan chismes?

Nos habían pillado in fraganti. Avelino había vuelto con los chicos de la herrería, que estaba en el piso de abajo. Como no tenían nada mejor que hacer, pues Avelino se había puesto a enseñarles su oficio, aunque no me imaginaba a mi hermano todo sudoroso y golpeando un acero incandescente.

- ¿Señorita a quien habéis salido tan cotilla?- bromeó Avelino.

- Creo que a la abuela.- se echaron a reír los dos.

Al oír las risas, supongo que Sori salió de su encierro llevando consigo al pequeño Nicolás en brazos. Parecía que estaba más tranquila.

Ente todos ayudamos a poner la mesa, ahí se cenaba tan temprano…Como faltaba el pan fui al pequeño trastero donde se guardaba la comida. Romi me siguió.

- ¿Vos sabéis que mi hermana está enamorada de Cris?- pregunto muy seria.

- No estoy ciega.- cogí tres barras de pan.

- Se sentó a su lado y están hablando como si fueran amigos de toda la vida. ¿No os molesta?

- Pues sí. Yo no puedo hacer eso.

- ¿Por qué no se lo decís a vuestro hermano?

- Estás loca. Imposible, si le molesta que seamos amigos imagínate si se entera. No.

- Pero Marisa…

No la deje terminar y me reuní con los demás. Esa noche Josh se sentó a mi lado.

- Bueno familia, mañana se va a celebrar un torneo.



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Bueno volvi con la conti despues de un mes, perdonen por la tardanza pero he estado muy atareada con los examens y los trabajos .

Aqui les dejo la direccion de la cancion que me ayudo e inspiro a escribir esta parte romanticona -asquerosa (no me van los rollos sentimentales xD) es que si no fuera por Chayanne....en fin...

https://www.youtube.com/watch?v=zQ_huSTeQ0g&feature=related

jo como me ha gustado...!!!!! ai Cris sube mas porfi!!
y esa Sori... va dar la lata mucho me da a mí....