Retrato del pasado (titulo provisional) (17/06)

o en otro mundo puede ser no???
quiero cap!!!!!!!!!!

bessitoss!!!

wau!!! no nos dejaras asi verdad?? con esa intriga... keremos ++++++!!!

tod@s queremos++++
donde te has metido?
nos dejas asi... mordiendonos las uñas...

Ya estoy de nuevo por aqui. No he podido actualizar antes porque mi ordenador tubo una crisis de identidad y a estado KO. Bueno, en este cacho se responden algunas de vuestras preguntas...



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[size=12]- ¿Qué ha pasado?- preguntó Avelino preocupado.

- Se ha asustado por una simple ratita- dijo Eric despreocupado.

Abrí los ojos. Estaba en una cama. La única fuente de luz era una lámpara de aceite. Se me vino a la mente la imagen de la rata…tenía que matar a alguien.

- ¡Eric!- me incorporé.

- ¿Avelino, no me iba a enseñar algo?- comentó pasándole un brazo por los hombros como si fueran conocidos de toda la vida.

- ¡Eric!- la furia trepaba, encendiendo mis mejillas.

- ¿Por qué no tratas de descansar? Te diste un golpe en la cabeza.- me dijo suavemente Cris. Se había sentado a mi lado.

- Es verdad.- corroboró mi hermano.- Ya van dos golpes, eso no puedes ser bueno y tú, acercamiento el mínimo, mocoso.

Mi hermano desapareció junto a Avelino. No había señales de Josh por ninguna parte.

- ¿Dónde estamos?- me dolía un poco la cabeza.

- En el siglo XV.-respondió sin mirarme.

- ¡¿Qué?! Como que en el siglo XV, ¿te estás quedando conmigo?

- Se tanto como tú, ¿vale?- se levantó como un resorte.

- Ok.- respira profundo.-Vale, pero todavía me debes una explicación.-si creía que me iba a olvidar estaba pero que muy equivocado.

- ¿Cuál?- se encogió de hombros.

- ¿Tú también sufres amnesia? Aquella vez cuando viste mi medallón te sorprendiste, tú tenías la otra mitad, pero no le lo dijiste.

- ¿Y?- se metió las manos en los bolsillos de los vaqueros.

- ¿Y?- esto es el colmo. Me levanté yo también.- ¿Por qué no me dijiste que lo sabias?

- Al principio yo no sabía nada, me encontré con ese dichoso medallón el primer día que entre en la casa. Cuando te vi allí, me chistes muy bien.-puse los ojos en blanco.- ¿Qué importancia tenía eso? Si hubiera sabido que por esa cosa pasaría esto, lo hubiera votado o que se yo.

- Vale.- se sentó en la cama, un poco aliviado.- Ahora explícame por que estás aquí y mi hermano y que pasa con los otros.

- Me picó un poco la curiosidad.-dejé escapar una sonrisa.- Con la ayuda de los chicos averigüé que Alam, el nieto de Elizabeth, estaba vivo.-iba a hablar pero me apuntó con en dedo.- Está en un psiquiátrico. Me contó que a su abuela se la tragó la pared, donde estaba el espejo que tú rompiste.- no me acordaba de eso.-Se supone que ese relicario está maldito, o algo así y cuando de unen, plaf.

- ¿Estás de broma? ¿Y por que se supone que está maldito?- se puso muy serio.

- No lo sé y no es broma, y si no me crees se lo puedes preguntar a tu hermano o al otro tío.

- Se llama Josh.- también me senté.-lo siento mucho, todo ha sido culpa mía, si no hubiera sido por mi maldita curiosidad, nada de esto hubiera pasado.-unas traicioneras lágrimas aparecieron.- y…y los demás no estarían desaparecidos.

Se acercó más a mí y me paso un brazo por la espalda, atrayéndome hacia él. Me sentía tan culpable por todo. Mi llanto se hizo más intenso, empapándole la chaqueta, mientras me acariciaba el pelo me susurró al oído:

- Da igual lo que pase, porque yo siempre estaré a tu lado.- me besó el pelo.-Si quieres.-añadió.

El agujerito de culpabilidad se cerró un poquito, no sabe lo que me reconfortaban sus palabras. Me sequé la cara con la manga de mi chaqueta.

- De verdad…no eres de este mundo.-dije cuando por fin me salieron las palabras.

Se echo a reír. Me sentía mucho mejor…para que negarlo, aunque es un poco egoísta. Me sentía muy segura en sus brazos. Guau, si Eric viera esto, la que se armaría, que se joda.

- ¿De qué te ríes?

Me deshice de abrazo y le miré a los ojos.

- De nada.- me miró con sus ojos verdes intensos.

Bajé la mirada y me miré las manos. La derecha la tenía vendada con una tela blancuzca. Tomó mi mano y la puso a la altura de sus ojos.

- ¿Cómo te hiciste esto?- ¿por qué rayos me tiene que mirar así?

- ¿Con que crees que rompí el cristal?

- Vale.-sonrió.- ¿No hubiera sido más fácil romperlo con algo?

- Pensé hacerlo con la cabeza.- se puso serio de inmediato.-No te enfades, es broma, no soy tan bruta. Ciertamente no pensé, no podía, solo actué.

- ¿Tan feo te parezco que no puedes mirarme dos minutos seguidos?- esa pregunta me pillo desprevenida.

- No, es solo que…- ¡Umm!- Pues…no sé, tus ojos me intimidan.

- Es la cosa más rara que me han dicho.

- Es que no soy como el resto del mundo. Siento defraudarte.

- No importa, a mi me gustas así.

Me acaricio suavemente la mejilla con su calida mano, acercando su cara a la mía, que ya de por si estábamos bastante cerca. Su mano libre se perdió en mi cintura, apretándome. Me dedicó una mirada picara y acercó su boca a mi cuello, no sería la primera vez que alguien me besaba, pero no de una manera tan intima ¡Madre mía!

- La cena está lista.-anunció una voz

Pegué un brinco y volví a la cruel realidad. Me sentía roja como un tomate, que vergüenza. Una chica más o menos de mi edad ataviada con un sencillo vestido verde sujetaba una lámpara.

- Soy Romi, encantada.-dijo la chica alegremente.

- Hola, yo soy Cris y ella Marisa.

Se acercó a nosotros, sería para vernos más de cerca ya que la habitación estaba bastante oscura. Romi era bastante alta, con un largo pelo negro. Se quedó mirando mis pantalones.

- ¡Dios!- me cogió por los brazos y me levanto de un tirón, brincando a mi alrededor con una mezcla de sorpresa y encanto.- Lleváis pantalones, como los hombres.

- Si, ¿tú no?-miré a Cris, que parecía divertirse con aquella situación.

- No.-se llevó la mano a la boca.-Eso sería desafiar al mismísimo Dénero.

- ¿Quién es Dénero? – le preguntó Cris.

- Es un Santo Inquisidor, quema a las mujeres en la hoguera, las acusan de brujas. Así que vamos.- me tomó de la mano.- Vos señor, tenéis que bajar, os esperan para cenar.

Salimos de la pequeña habitación, corriendo a través del pasillo. Se detuvo delante de una puerta verde, a la que le dio un puntapié para abrirla. La habitación era algo más grande que en la que habíamos estado antes. Había dos camas, una especie de tocador y un gran armario. Romi se perdió dentro de este, desordenándolo todo. Todo aquello era muy extraño y todo había pasado tan rápido, esta mañana estaba discutiendo con mi madre acerca del menú del almuerzo, y ahora estaba…

- Perdona, te parecerá entupido, pero ¿en que año estamos?

- En 1440 de nuestro Señor.

Esto era demasiado, habíamos retrocedido casi seis siglos. Me apoyé en la pared de la impresión que me daba esa cifra. Ella seguía rebuscando en el armario como si nada.

- ¿Qué haces?

- Buscaros algo que os sirva, por supuesto. No podéis andar por ahí con esa vestimenta.

Creo que vació todo el armario hasta que encontró algo de su gusto. No quedaba ni un solo rincón que no estuviera abarrotado de ropa. Se dio la vuelta, y con la habilidad de una bailarina, sorteó todas las pilas de ropas hasta llegar hacia mí. Me dio un vestido bastante largo, ella me sacaba una cabeza, de color vino.

- Poneos esto, mañana os enseñaré el pueblo.- comentó emocionada.

- Pero tengo que buscar a mis amigos.

- No os preocupéis, padre ayudará a vuestro hermano ¿no?- asentí –a buscar a vuestros amigos. Os espero a fuera.

Se fue dejándome sola.

[/size]

Primeeraaaaaaaa


MAMMA MIA!!
me encantaaaaaa

cada dia me gusta mas Cris =)
estan 6 siglos atras O.o
espero que encuentaren pronto a los amigos de Cris
que son muy majos^^

espero que publiques prontoo

me gusta muchiiiiiiiiiiiiiisimo

a mi tambien me encanto!!!!!!!!!!!!!!!!!!
pon massssssssssssssssssssssssssssssss

pd:eve!!!!me encanta tu avatar!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

hace casi una semana ...
cuelga mas, estaaaaaa muy interesante
vamos...
pls
pls
pls
pls
pls
pls

ay ay ay... tengo ganas de saber k pasará entre Marisa y Cris?
espero k nos lo cuentes en el proximo cap... espero cn ganas!!

quiero saber que pasara!!!!!!!!!!!!!
q pasara con cris y marisa???
y el tontonde josh??????????

quiero masssssssssssssssssss

Breyo_lyn escribió:

pd:eve!!!!me encanta tu avatar!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

gracias =)



QUEREMOS MAS CAPIIIIIIIIIIIIIII
PUBLICA PRONTO


besos

jo nos has dejado cn mucha intriga a ver si puedes subir + capis plis...

Perdón por no publicar antes es que el internet a estado muy restringido ultimamente.
Solo adelantare que las partes romanticas son un poquito mas adelante, todo no puede ser de golpe,espero que les gusten el capi
Se agradecen los comentarios ^^
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Acababa otro día más sin saber nada de mis amigos. Avelino, Eric, Josh y Cris se había marchado hacia ya tres días y no sabíamos nada de ellos. Mientras que yo me iba acostumbrando a mi nueva vida en plena Edad Media. Romi fue la encargada de ayudarme a adaptarme a todo ello, aunque a su hermana Sori, no le caía demasiado bien. Sophie y Avelino nos había acogido como si fuéramos de su propia familia.

Al día siguiente de nuestra llegada, mientras que los chicos se marchaban, Romi me enseñó su pueblo. ¡Creo que después de esto no suspendería ningún examen de historia!

Tindatir era más grande de lo que parecía a primera vista. La familia de Avelino vivía en un barrio humilde de clase media, podría decir. Todo era tan diferente.

Las calles estaban abarrotadas de gente de diferentes clases, no había más que fijarse en las ropas y joyas que exhibían. El aire estaba impregnado de miles de aromas, desde el pan recién horneado a los perfumes más exquisitos.

Por doquier había pequeños puestos de todas las cosas imaginables y más, donde los comerciantes se afanaban por atraer a la clientela. A lo que si no me podía acostumbrar, era a todos esos animales de granja que pululaban por doquier. Romi siempre se reía por las caras de, digamos, cierto asco que ponía.

Una de las cosas que más me llamaba la atención era las ropas que llevaba la gente, me sentía como dentro de una peli de época. Las mujeres llevaban largas túnicas o sencillos vestidos, como los que usábamos nosotras. Los hombres llevaban, según me ilustró Romi, calzas, una especie de pantalón muy ajustado que llegaba hasta los tibillos, que era complementado por una especie de camisa o jubón (una prenda rígida que llegaba hasta la cintura que se unía a las calzas). De lo que mas me costo desprenderme fue de mis botas, me había costado bastante reunir el dinero para comprármelas, ya que estas fueron suplantadas por unas sandalias horribles.

Lo mas importante de aquella ciudad, pueblo o lo que fuera, era la plaza mayor, que cuando no la usaban para las ejecuciones o los torneos, era invadida por cientos de puestitos multicolores.

Nuestra familia de acogida se había encargado de que encajáramos bien, ya que nosotros veníamos de un pueblo muy lejos de Tindatir con una costumbre muy diferente. Hacia poco mas de siete meses que la ciudad había acogido a Dénero, máximo inquisidor apoyado por el Rey y su Excelencia el Papa. Hacia años que se dedicaba a perseguir a los pecadores y a condenarlos. En lo que llevaba aquí, ya se había cobrado la vida de 74 mujeres y 20 hombres, todos acusados de brujería, de ahí que no pudiéramos destacar.

Esa tarde la plaza mayor estaba abarrotada. En mitad de ella había colocado una enorme tarima de madera, en la que estaba subido un hombre vestido completamente de negro con una mascara a juego. En la mano exhibía una gran guadaña que acariciaba como si fuera el más suave terciopelo. Al otro lado de la plaza empezó a separarse el gentío.

Me puse de puntillas pero no conseguir ver mucho, ¡que lata era ser bajita! En un momento todo el mundo se había callado, solo se oían algunos murmullos. Romi que se encontraba a mi lado estaba muy tensa. Le tiré de la manga y me miró.

- ¿Qué pasa?

- ¿No o veis? Dénero ha conseguido a otro al que matar.-se le quebró la voz.

La gente había echo un pasillo para que pasara el inquisidor, que se encontraba ya en el cadalso. Era bastante alto, con el pelo largo atado y bien vestido. Su cara estaba surcadas de arrugas y cicatrices, lo que le daba un aspecto tenebroso y más mayor de lo que era en realidad. Miraba a su alrededor. Algunas miradas eran de puro entusiasmo, otras de horror y reprobación. También había muchos niños.

En lo que me pareció un segundo, por el mismo pasillo humano venían dos guardias con un preso entre ellos. Lo arrastraron por las escaleras sin ningún miramiento y lo botaron al suelo.

- Ciudadanos de Tindatir.- su voz desprendía crueldad.- Aquí tenemos a otra victima del diablo. – se produjo un estremecimiento entre el publico.- Este hermoso pueblo esta lleno de corruptos, asesinos, infieles, herejes. Vuestros hijos están el peligro, pues en las sombras se cobijan los mas miserables, gentes de la peor calaña.- los allí reunidos empezaron mover incómodos.- Por eso mi merced, os diré que ha llegado el momento de limpiar nuestro querido pueblo.- vítores por parte de algunos – Si ayudadnos, oh pueblo de Tindatir.

<< Nadie puede ayudar a esos miserables. Pero mi merced no es ningún juez ni verdugo – su semblante se mostró más sereno y amable – Solo, y digo solo, expongo los designios del Grandísimo. –alzó las manos al cielo – Por eso, os pido hermanos que me ayudéis a limpiar, a borrar – escupía cada palabra- y deshacernos de esta plaga – mas murmullos entre los presentes – Pero eso sí, somos humanos y nos equivocamos. Siempre si se muestran arrepentidos de sus pecados les perdonaremos, recibiéndolos con júbilo, como uno más de nuestro rebaño. Pero aquellos que no muestren arrepentimiento comenzaron a bajar lentamente por las escaleras, para luego pasear entre el gentío – por sus bellacos actos, no tendremos ninguna piedad con ellos. Pues ellos tampoco la han tenido con nuestros hermanos.

Han sido corrompidos por la maldad, títeres en manos del demonio. Y ha llegado la hora de cortar esos malvados hilos y purificarlos y….y que sean perdonados…a donde quiera, que vallan. Nos liberaremos de la oscuridad que acechan nuestros corazones y no volverán ha repetirse esos años oscuros.-subía muy lentamente las escaleras hacia el cadalso, como si de verdad le pesaran todas aquellas palabras. Se viró al público. –Hermanos, os traigo la salvación, con vuestra loable ayuda y con la del Rey, llevaremos nuestras vidas por el camino del bien y la justicia. Sea así que se cumplan los designios del Grandísimo. >>



Terminando de decir esto, entre los guardias levantaron al prisionero. Era bastante joven, cubierto de mugre, cubriéndole solo unos deshechos pantalones. Llevaba grilletas tanto en las manos como el los pies.

No podía salir del sombro, ¿de que lo acusarían? La respuesta no se hizo esperar. Al lado del inquisidor estaba un hombre, no mucho mayor que mi hermano, todo vestido de negro, con su capa al viento. Me pareció reconocerlo, pero…

- Josep Wals. Es acusado de conspiración y traición contra la corona. Así como de planear el asesinato de Ann de Bols.- hubo un murmullo de reprobación mezclado concierta incredulidad.

- Romi, ¿Quién es esa Ann de Bols?- le pregunté bajito, llevada por la curiosidad.

- Es la consejera del Rey. Era la hermana de la Reina, que en paz descanse.- se persignó – Y ese es su hijo.

Arrastraron al joven al centro del tablado, poniéndolo de rodilla y obligándole a apoyar la cabeza en una especie de piedra.

- ¿Queréis decir vuestras últimas palabras? – le preguntó Dénero.

El chico no se agitaba, parecía ser que había aceptado su destino. El silencio fue roto solo por el grito desgarrado de una mujer acompañado de “mi hijo es inocente”. Dénero torció la vista, el verdugo soltó una carcajada, levantó su guadaña, que silbo mientras acortaba camino hacia su objetivo. La cabeza, ya sin vida, salio rodando por el entarimado y cayó al suelo.

No sé como la gente podía permitir aquella atrocidad y encima se reían. Sentí como Romi me empujaba del vestido para sacarme de allí. Al poco rato todo volvería a la normalidad, como si no hubiera pasado nada.







- Es espantoso.- murmuré abatida.

Estábamos de vuelta la casa de Romi y Sophie pululaba por la cocina muy atareada preparando la cena.

- Pues deberíais acostumbraros, es pan de cada día – me espetó Sori – Dejad de quejaros y haced algo.- me tiró un saquito con papas.

- Sori, ¿podéis intentar tratarla mejor? – le regañó Romi.

La aludida dio media vuelta y se marchó.

- No le hagáis caso.- se sentó a mi lado- ¿Me ayudáis?

Con los platos ya en la mesa, Roberthor, a falta de su padre, bendijo la mesa. Cuando íbamos a comer, escuchamos el ruido de unos caballos detenerse y voces de hombre.

- ¡Es padre! – saltó el pequeño de la mesa.

- Roberthor, estaos quieto, puede ser cualquiera.- le regañó su madre.

Sophie lo cogió por la mano y lo volvió a sentar en la mesa. Al instante se abrió la puerta y cruzó el umbral una sombra envuelta en una capa. Se quitó el sombrero dejando, ver la cara de Avelino. Roberthor, desobedeciendo a su madre se arrojó a los brazos del recién llegado. Sophie también se levantó y lo abrazó. Me preocupé al no ver a los demás. Eso paso cuando escuché la voz estridente de mi hermano. También él traspuso por la puerta seguido de Cris y Josh, que cerró la puerta a sus espaldas. No traían noticias de mis amigos, produciéndome un gran pesar, no podía dejar de sentirme culpable.

Ellos también se sentaron a la mesa, sirviéndoles el líquido humeante de la olla. Habían preguntado en los alrededores de Tindatir y cerca de Darión, el pueblo más cercano a este, pero nadie los había visto o sabía nada al respecto. Tuvieron que ser muy precavidos, lo que dificultaba la brusquedad, puesto que últimamente rondaban más esbirros del inquisidor que antes. Avelino contó también algunas anécdotas que les habían pasado en el camino. Parecía divertido, todos se reían. Todos menos yo. Los echaba de meno muchísimo. Seguro que si se hubiera perdido mi hermano, no me pesaría tanto. Sobre todo echaba de menos a Luci, mi mejor amiga. Nuestras madres se habían conocido en la facultad y desde entonces habían sido inseparables, al igual que nosotras.

Al terminar la cena, nosotras recogimos la mesa y fregamos los platos y los cacharos. Con la escusa que teníamos que levantarnos temprano, Romi me arrastró a su habitación, que compartía con su hermana, que cedió su habitación a los chicos a regañadientes, y ahora conmigo. Entró como una exhalación por la puerta y la cerró detrás de mí.

- Venga alegraos.- me tomó de las manos.- Mañana después de la salida del alba, nos toca a nosotras.

- ¿Los vamos a ir a buscar?- la idea me emocionó, pues también quería buscarlos yo.

- Bueno…no exactamente. Una vez por semana, Sori y yo vamos a buscar unas hierbas para la anciana que vive a unas cuadras de aquí. El camino es un poco largo, así que podremos preguntar.

- ¿Y a donde…? – no pude terminar la frase porque entró Sori.

No nos dijo nada, se limitó a cambiarse de ropa, poniéndose un camisón largo, como los que solía utilizar mi abuela. Se sentó delante del tocador, deshaciéndose su trenza que dejó suelto un precioso pelo de tono rojizo. Había que admitir que era muy guapa.

- ¿A que se debe esa cara de felicidad, hermana?-le preguntó Romi revoloteando detrás de ella. – Ya sé, por fin os hace caso el hijo del alfarero.- me miró, sonriéndome.

- No seas boba, el hijo del alfarero no tiene ni una posibilidad. No aspiro a eso.-contestó con suficiencia.

- Será mejor que os bajéis de las nubes, con lo osca que sois, no se podría enamorar de vos, ni un ogro.

- Lo decís por pura envidia.-se levantó – tengo mejor figura que vos.

- Puedes ser, pero al menos no me quedan los vestido atorados en las caderas.-se sentó en una de las camas.

- Eso es bueno para una buena esposa. Eso es en lo primero que se fija una matriarca, para darle una buena descendencia a su familia. Es nuestro deber.-sentenció orgullosa.

- Eso no cierto.- vamos, soy muy feminista.

Sori me lanzó una mirada como si le hubiera confesado un crimen. Seguro que si estuviera en sus manos, ahora estaría alimentando el fuego de una calida hoguera.

- De donde yo vengo, la mujer tiene tanta libertad como el hombre y es la que decide si casarse o no o tener hijos. Tienen cargos igualmente de importante que los hombres.

A mi compañera de cuarto casi se le salían los ojos de las orbitas y con ambas manos se tapaba la boca. La expresión de Romi era completamente distinta, estaba ansiosa por saber más.

- También nos vestirnos como queremos- me levanté – enseñamos las piernas-me levanté la falda.

- ¡Oh Dios mío! –estaba indignadísima.

- Y vamos a la playa en bikini.

- ¿Bikini? – preguntó Romi extrañada.

- Si, es casi igual que mi ropa interior.

- ¡Que descaró! – comentó entusiasmada Romi.

- ¡No quiero escuchar más! – se tapó los oídos - ¡Callaos!

Salió de la habitación dando voces.

- ¡Madre! Marieta nos está mancillando con sus palabras, haga algo.

cada vez me gusta + a ver si puedes subir mas prontito plis!!

me encantaaa
te quedan muy bien los
dialogos de esa epoca
ajajaja "y vamos en bikini a la playa"
XDDXD
jjajaja
me encanta
pero yo quiero que se
quede a solas con CRis =)

sigue PRONTOO

cada vez esta mejoooor
ysiento no haber contestado antes

No se podran quejar, una actualizacion mas pronto ^^

Citación :

pero yo quiero que se
quede a solas con CRis =)

Bueno, habra momentos mas adelante

Me gusta que le gusten los dialogos son un poco chungo la forma de hablar prehistorica xDDDD
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Nos levantamos con el gallo, y al salir a la calle ya nos estaban esperando Avelino y Shalim, el hijito del alfarero, que tampoco estaba nada mal. Se notaba a leguas la adoración que sentía hacia Sori, no le quitaba la vista de encima, pero ella lo ignoraba. Al tenderle la mano para ayudarla a subir, la rechazó escusandose que iba a ir detrás.

- Marieta, sed tan amable de ir con Shalim, delante se va mas cómodo, os mareáis menos. Es que el camino está lleno de tantas y tantas piedras.-me sonrió.

Será…fuerte escusa barata. Me subí como pude, mi genio no estaba para aceptar ayudas de ningún tipo. Me agarré como pude, ya había pasado una vez cuando nos recogió Avelino y no quería que sucediera otra vez y menos delante de la odiosa de Sori.

El viaje fue bastante largo y duro. Parecía que estaba sentada encima de un resorte en vez de en una superficie lisa y plana. Con Shalim crucé puras palabras de cortesía. A la vista de los demás ciudadanos éramos sobrinos lejanos, y tanto, del bueno de Avelino.

Todo el camino era igual: camino, piedra y brinco; camino, piedra y brinco; camino, piedra y brinco…A tras al menos se lo pasaban bien. Cris tenía el don de meterse a la gente en el bolsillo, al igual que Romi. Estaba ansiosa por hablar con él.

Después de tanto camino, piedra y brinco, llegamos, es que lloro interiormente. Al bajarme todavía se me seguía moviendo al compás de la carretera y sus malditas piedras. Estábamos ante un bosque lleno de arboles, arboles y mas arboles. Los de Green Peace, estarían muy contentos. ¡Juro que cuando llegue a mi casa, me iré a vivir a un centro comercial!

Romi me cogió del brazo y me arrastró hacia la maleza. En el interior del bosque estaban las dichosas hierbitas. Traspasando los primeros arboles, oímos un ruido seguido de un quejido. Al volvernos, vi a Sori votada en el suelo, agarrándose el tobillo. Romi salió disparada hacia ella y yo la seguí.

- ¿Os rescontráis bien señorita Sori?- le pregunto Shalim muerto de la preocupación, inclinado hacia ella. Cris estaba también a su lado.

- ¡Ay me duele mucho! Me he torcido mi delicado tobillo.

- Será mejor que regresemos.

- ¡Oh no, queridísima hermana! no podemos dejar a la pobre ancianita sin sus hiervas, mucha gente depende de ella.- falsa.- Id vosotros, os esperare aquí.- hizo otro gesto de dolor.

- No os podéis quedar sola.- contestó indignado Shalim.

- No importa, aunque…si tal vez…- se quedó pensativa, mientras se mordía el labio inferior, un gesto muy suyo.- Bueno, si…el Señor Cris fuera tan amable de quedarse conmigo…

¡SERA CERDA!

- ¡Pero señorita Sori!- que desilusionado estaba el pobre.

- Es que vos, Shalim, le sería mas útil a Romi y a Marieta.-contesto dulcemente.

- ¡Marisa!- no sé cuantas veces la había corregido.

- Vos conocéis el bosque- continuó- y sois un gran luchador – aquello le sacó una sonrisa - tengo plena confianza en voz para que cuidéis a mi hermana.

- Está bien.- se dio por vencido- Si vos no tenéis ningún inconveniente…

- No, claro.- repuso Cris de inmediato.

Puso cara de mártir cuando Cris la ayuda a levantarse, se quejó tanto, hasta que este tuvo que cogerla en brazos. ¡Dios si ahora tuviera un misil de Bush…! Me di la vuelta, obligándome a caminar y apretando el alza de la cesta para mantener las manos ocupadas. Shalim no tenía mejor cara que yo. Creo que Romi se dio cuenta, pero si no hizo, no dijo nada.

Llagamos a un pequeño claro lleno por todas partes de flores. Sori me indico cuales tenía que coger y los tres nos afanamos en nuestra búsqueda. Al alejarme un poco de mi zona de casa hiervil, escuché el sonido del agua, tendría que haber un rio cerca de ahí. A mí alrededor. Romi y Shalim hablaban entre ellos, por alejarme un poquito, no pasaría nada. Seguí el sonido del agua.

Eche a andar con cuidado de no tropezar con alguna raíz y abrirme la cabeza contra una piedra. Cada vez se oía de más cerca. Al apartar las hojas de un árbol bajo, se rebeló ante mí un paisaje maravilloso. A lo lejos caía el agua por una enorme catarata, que abría sus brazos formando un singular lago de agua verdosa, debido seguro a las numerosas plantas que habría en su fondo. Aquello era precioso, un pequeño paraíso natural. Me entró una alegría repentina y eche a correr hacia la superficie cristalina. Metí las manos en el agua. Estaba fresca a pesar del calor que hacía. Forme un cuenco para atrapar un poco de agua, para lavarme la cara con ella.

- ¡Um, que rico!

Algo hizo que desviara la mirada hacia el costado derecho del lago. Allí había algo que brillaba con la luz del Sol. Curiosa, me levante y fui hasta donde se encontraba lo que quiera que brillaba. Al agacharme, rápidamente vi el objeto de mi curiosidad que dejó sin aliento.

- No puede ser- me salió un débil susurro.

- Una joven dama no debería andar sola por el bosque.

Pegue un brinco por la sorpresa. Alguien estaba detrás de mí. Mire por el rabillo del ojo. Solo podía ver una capa negra ondeando con el viento. Levante la vista y ahí lo tenia de nuevo. Con todos sus ropajes negros, su pelo negro y supongo que los ojos también. Se hecho la capa hacia atrás, dejando ver que de la cadera le colgaba una funda de cuero negro, descansando dentro una espada. Supongo que esperaba una respuesta, pero tenía miedo para articular alguna palabra y no creo que sirviera de mucho mi patético entrenamiento de defensa personal. Si ya lo decía mi tía Lorena “apréndelo que algún día te será útil”. Pero se quedó en la tonga polvorienta de cosas pendientes. Agarre fuertemente al objeto de mi viaje al pasado y lo metí disimuladamente en la cesta, entre las hiervas.

- ¿Habéis venido sola? – me interrogó con sus ojos escrutadores.

- No, claro que no.- Marisa, tranquilidad.- Vine con mis primas.- contesté despacio, pensará que soy tonta.

Frunció en entrecejo, valla para una vez que una mentira me suena hasta convincente a mi…Solo podía rezar para que no notara nada raro y no me mandara a la hoguera. Fui a levantarme. Me tendió una mano enguantada. Uff Marisa recuerda que aquí eres una estúpida y desvalida mujer. Acepte su ofrecimiento, regalándole una de mis mejores sonrisas tipo anuncio Colgate. Me sacudí la hierba que se había quedado pegada al huerto del vestido. Donde estén unos vaqueros…

- ¿Os puedo preguntar por vuestro nombre?- preguntó con vos sedosa.

¿Mi nombre? ¡O vaya!

- ¡Marisa!- se oyó a unos pocos metros.

Dialecto de la Edad Media, clic.

- Creo que ya os han contestado, señor.

- ¿Marisa? Nunca había oído ese nombre, no sois de aquí, ¿no es cierto?

Oh no, podría ser tu tatatatatatataranieta y tira pa´ lante. No le pude contestar porque de pronto apareció Romi y Shalim. Al vernos se quedaron parados. Hay que reconocer que el primo-hermano de los nazgul (por la ropa negra), el chico estaba bastante imponente de pie con la mano en la empuñadura. Romi fue la primera en acercarse a mí, se puso a mi lado y le hizo una pequeña reverencia con la cabeza.

- Lo siento señor si mi prima lo ha importunado, la pobre es extranjera.-le dijo sin mirarlo a la cara.

Me dio un pequeño codazo para que la imitara. Aquello no era lo mío. En fin…

- No os preocupéis, lo que a mi juicio me parece mal, es que una joven este sola en estos lugares.- me recuerda un personaje de Shespequeare.

- Claro señor, es que la pobre es de campo y allá son todos como una familia. Ya nos retiramos señor. Ha sido un placer gozar de su presencia.

Nos respondió con un gesto y nos fuimos alejando no sin Romi hacer mil y una reverencias.

- Señoritas.- grito autoritariamente. Trague saliva.- Se olvidan de su cesta.

Deshice enseguida el camino y recogí la cesta. Me dedico una fugaz sonrisa glacial.

Cuando llegamos por fin a la altura de Shalim, que estaba blanco, apretamos el paso para salir lo más rápido de ahí. Durante todo el recorrido nadie dijo nada.

Al llegar, vi a Sori sentada delante, mientras que Cris estaba apoyado en uno de los laterales del carro. Romo me quito la cesta de la mala gana y la boto dentro de nuestro rudimentario vehículo de dos ruedas. Se viró hacia mí. Estaba muy enfadada.

- ¿Se puede saber en qué estabais pensando?- gritó.

Ante aquella repentina explosión todos se quedaron perplejos.

- No sé a lo que te refieres.- le contesté con cuidado.

- Sabíais perfectamente quien era y aún así… ¿Qué le habéis dicho?

- Romi, ¿Qué ha sucedido? – Sori estaba intrigadísima.

- ¿Sabéis quien está ahí? El hijo de Ann de Bols- le contestó a su hermana.

- ¡Pobre Marieta!- murmuró Sori con fingida tristeza.

Diccionario à falsa: persona hipócrita, Sori.

- Pero si yo no he hecho nada. Si sabia quien era, pero en ese momento no me acorde de las reverencias, ni formalismos, ni chorradas por el estilo.

- Pues esas churradas, o como las llaméis, aquí si son importantes.- sus manos volaban en el aire.- espero que no habéis hablado de mas, ¿vuestra habla?

- Mi merced está muy arrepentida de ello.- le hice una reverencia.

Cris se echo a reír y me pareció que a Romi se le quitó un poco su enfado.

genial!! esta genial!! sube pronto plisssss!!!!!

me encantaaaa
sigueeeeeeeeeeeeee
plssss
estoy impaciente

ryoko nos has abandonado!! yo k keria leer como marisa y cris se besan.... y como vuelven a su tiempo....

me gusta, me gusta, me gusta
sigue pls

jo a ver si no los interrumpen y se pueden besar...

¿Cómo demonios lo iba a recuperar? ¡Maldita sea! Subí las escaleras que conducían al segundo piso de tres en tres y entré como una exhalación en la habitación. Romi y Sori se me quedaron mirando extrañadas.

- ¿Es que no tenéis un mínimo de educación?- me reprochó Sori.

Pase totalmente de ella y fui hasta donde estaba Romi. Me senté al lado de ella en el viejo colchón.

- Dime por favor que miraste la cesta antes de llevársela a la curandera.

- ¿Perdón? No os entiendo, ¿qué tenía que mirar?

Mierda

- Es que…- no sabía que inventar-Yo tenía un medallón, lo tenía guardado en mi ropa, pero cuando fuimos a buscar las hiervas lo cogí. Bueno, el caso es que cuando me encontré con ese tío, lo escondí dentro de la cesta y luego con todo el jaleo se me olvido cogerlo.

- Ya veo.- murmuró pensativa.

- Es que es muy importante para mi.-y puede que la única forma de salir de aquí.

- No os preocupéis, mañana temprano iremos a verla y le explicareis lo sucedido. Seguro que os lo devuelve.

- Mañana.

- Si, ahora es tarde para las visitas.- se metió en la cama.

Me acosté, pero con los ojos como platos. Maldito medallón, al menos mañana podría recuperarlo y decírselo a Cris, aquella no era mi parte. Cris… nada mas de pensar en él…uff…menos mas que vino Avelino, aunque me gustaría estar con él… ¡Dios que complicado son los sentimientos!







El alba dio paso enseguida, o eso me pareció a mí, que estaba demasiado ansiosa para poder dormir. Me levante y fui a lavarme la cara en la palangana. Me mire en el espejo pequeño que estaba colgado encima de la mesita donde descansaba la palangana. Seguro que si me viera mi madre, le costaría reconocerme. ¿Qué habrá sido de ellos? ¿Nos estarían buscando? Estaba un poquito demacrada, últimamente el apetito me había abandonado, así que opte por dejarme el pelo suelto, al menos le dría un poco de color a mi cara. Después de estar todo lo presentable que podía estar, fui a despertar a Romi, pero no estaba, ¡qué madrugadora!

Cuando llegue a la cocina, estaba mi hermano desayunando y Sophie tan apurada como siempre.

- ¡Buenos días!- me senté en una desvalijada silla.

- Hola monstruito, umm, tienes mala cara, ¿lo sabes?- engullía un trozo de pan.

- Sí, yo también te quiero.-me volví hacia Sophie – No vi a Romi en el cuarto y…-no me dejó terminar.

- No, salió muy de mañana para un recado urgente.-esa mujer no paraba ni un segundo.

- ¿Y va a tardar mucho?- intenté disimular mi desesperación.

- Si, una de las vecinas estaba preñada y se puso a parir, mi querida hija fue a ayudar.

- Ya veo. Por curiosidad, ¿Dónde vive la anciana a la que le llevan las hierbas?

Me miró extrañada. Venga, contéstame.

- Dos calles más abajo, ¿Por qué lo preguntáis querida?

- Solo curiosidad.

- Um, ya lo sé- ¿Romi le habrá dicho algo? -¡Queréis que os haga una pócima amorosa!- comento divertida. Lo que faltaba- Pero esos mejunjes no surgen efecto.

- Mi hermana no necesita eso… ¿o tal vez si? Tú monstruito, mírame – me clavó la mirada- Útilmente… tú y el muchachito ese… pasáis mucho tiempo juntos…

- Se llama Cris, ¿vale?- contesté enfadada.

- Como sea. Aquí no está mi mama ni papa, por lo que tú estás a mi cargo. Así que mira lo que haces.

- ¿No crees que soy mayorcita para sermones sobre chicos?

- No es un sermón, es una advertencia, ¿ok?- Sophie se había quedado atenta a la escena.- Ese tío no me gusta.

- Pero a mis sí. Al menos él se preocupa por lo que me pasa, no como tú. No eres nadie para decirme con quien debo o no de estar. ¿Si a acaso sabes cómo me siento? ¿Te has parado a pensarlo? Pues claro que no. Siempre piensas en ti, y el mundo no gira a tu alrededor Eric.

No dijo nada. Era la primera vez que no sabía que decirme. Me fui. Aspiré un poco de aire, me sentía mejor. Ahora tenía que poner todo de mi parte para que aquello saliera bien, no podía esperar a Romi.

Me perdí entre el gentío. Pasaba casa por casa intentando llegar a mi destino, esperando no perderme. Seguí buscando pero nada, así que opté por preguntarle a una mujer que atendía un puesto de pescado. Me dio las señas y hasta le pidió a su hijo que me acompañara. Al llegar allí, el chiquillo desapareció.

Toque en la puerta varias veces, pero nadie abría, hasta que me di cuenta de que estaba abierta. Mire en los alrededores. La gente se hallaba demasiado ocupada para atenderme a mí, así que me colé dentro.

La pequeña salita era redonda con varias mesas y estanterías repletas de libros y botes de mil colores. No quería saber lo que había dentro de ellos.

- ¡Hola! ¿Hay alguien? Necesito su ayuda.

Espere lo que me pareció una eternidad, pero nadie contestaba. Quizás la anciana no estuviera. Merodeé entre las cosas, hasta que lo encontré.

Allí estaba, brillando como siempre. Fui hasta él y lo cogí.

- ¿Quién está ahí? ¿Quién se atreve a meterse en casa de la vieja Estela?-dijo una voz ronca a mi espalda.

Me di la vuelta, escondiendo el medallón, por puro instinto en la espalda. Era una señora bastante mayor. Su largo pelo blanco le llegaba por debajo de las caderas y andaba medio encorvada, sosteniéndose en un bastón.

- ¿Quién sois?- preguntó enfadada.

- Esto…yo no quería… pero la puerta estaba abierta…

Dio unos pasos hacia mí.

- ¿Qué escondéis?

- Na… nada- la viejecita parecía muy, pero que muy enfadada.

- Es que Romi le trajo una cesta y había un med…

- Devuélvemelo- gritó.

- No, es mío.- lo apreté más fuerte.

- Muchachita, dámelo.

Negué rotundamente mientras retrocedía hasta que tropecé con una mesa. La anciana aprovechó mi distracción para abalanzarse sobre mí con el bastón en mano. Menos mal que lo pude esquivar, pero el jarrón que allí estaba no corrió con la misma suerte. Como pude, conseguí zafarme y escapar de la casa, no sin que antes la vieja saliera detrás de mi gritando ¡ladrona, ladrona! Todo el mundo se me quedó mirando y solo podía echarme a correr. Metí el medallón en el escote del vestido y salí como alma que lleva el diablo. Pero, como ya había corrido con demasiada suerte, tropecé con un hombre que me sacaba más de cuatro cabezas y ancho como un armario. Me sujetó fuertemente por los brazos.

- Mira que tenemos aquí, una pequeña ladronzuela- se puso a reír como un imbécil.

Intente escapar de sus fuertes garras, pero no podía, era como intentar golpear una pared y solo conseguía que me dolieran mas los brazos y que el tipo se burlara de mi. El gentío se arremolinó alrededor de nosotros, hasta que llegó la condenada vieja, que se puso a mi altura.

- Suéltala.-le ordeno la vieja.

Aquel gorila me soltó a contra gusto, pero aún notaba sus manazas en mi piel. Mi delatora levanto la mano y me dio un fuerte cachetón que me tiro al suelo. Cuando me recuperé, como un hilillo de sangre bajaba por la comisura de mi labio. Todo aquello parecía de lo más irreal y humillante. Lo que luego paso, fue como a cámara lenta. Se oyeron muchos gritos, como entre la multitud se hacia un pasillo, para aparecer dos hombres vestidos de gris, con sus capas ondeantes. Era la guardia. La vieja chillaba como una histérica, apuntándome con su huesudo dedo. Los hombres uniformados me levantaron del suelo como si no pesara más que una pluma, arrastrándome tras ellos, mientras el público los vitoreaba.

El trayecto fue largo. Detrás de nosotros iba la multitud gritando ladrona, ratera, bruja…supongo que ya todo el mundo lo sabría.

Pasamos por un montón de calles donde los guardias se abrían paso a empujones. Llegamos a la plaza central. Se alzaba de nuevo el cadalso, ¿Quién sería esta vez? ¿Yo sería la siguiente?

Penetramos en una estrecha calle maloliente y oscura que dio paso a un enorme edificio de piedra coronados por múltiples gárgolas que nos miraban con sus ojos vacios. Franqueando las enormes puertas, estaban dos guardias vestidos iguales como los que me llevaban. Al vernos llegar, hicieron un gesto al que estos respondieron. Todo en silencio. Entramos en una habitación completamente vacía, iluminadas por las antorchas que se sucedían a lo largo de la pared. Avanzamos por largos pasillos, hasta llegar a una escalera de caracol de piedra.

Las escaleras estaban resbaladizas, cubiertas por una fina capa de mugre. A medida que descendíamos el aire se volvía más viciado y húmedo. Olía a inmundicia y muerte. Estábamos en los calabozos.

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Disculpen las tardanzas, Espero actualizar mas a menudo

ay yo kiero mas nunca me canso de pedirtelo! xDD

ayyyyyyyyyyyyyy
me encanta
sube mas
por cierto
el beso que se iban a dar, cuando aparecerá?