[Sin título]

¡Buenas!

Bueno, no me he presentado ni nada. Este es mi primer post...pero si hago otro presentándome me voy a arrepentir de publicar nada porque soy muy muy MUY ¡¡vergonzosa!! así que...Además tampoco se meda bien ni nada xD



SOFÍA


Arroz, leche, azúcar, ralladura de limón… ¡Limón! No tenía limones. Ahora que ya me había enfundado el delantal tenía que vestirme y bajar a comprar. O sino, siempre podía dejar el arroz con leche a medias…Fui repasando cada una de las opciones y cuando estaba a punto de decantarme por robarle un limón a mi vecina, preferí bajar y comprar el pan de paso. Vivir sola era una mierda.
-Si es que hay que joderse.- Refunfuñaba en voz baja.- Encima después a currar. Yo vuelvo con mi madre. Sí, vuelvo con…
- ¿Sabías qué que las chicas guapas digan tacos se ve muy feo?
- ¿Cómo?- Dije alzando la vista hacia el chico que estaba esperando el ascensor como yo, y en el que no me había fijado.
- Ya sabes, decir palabrotas… - me dijo alzando las cejas desde una cara cuadrada.
- Ah, sí, sí. Em…
- Tranquila yo también los digo. A montones.
- Em… Vale.- En ese momento la puerta del ascensor se abrió. Él esperó un poco a ver si entraba pero al ver que estaba un poco ida, entró primero.
- Si no entras ahora, tendrás que esperar de nuevo. – Me dijo con una sonrisa metalizada. Una bonita ortodoncia le adornaba la boca. Si no fuese por el aparato, no me abría fijado en sus labios, paliduchos y carnosos.
Una vez me dijeron que las cosas que más te gustan de las personas son las que no se ven a simple vista, pero si a simple vista te gustaba lo que veías, entonces valía la pena intentar descubrir qué eran esas otras cosas. Y a mí me gustaba lo que veía. Veía un chico alto y fibroso. Ni guapo ni feo, pero con una mirada de esas que te provocan siempre la misma pregunta: “¿Qué?” porque parece que quiere decirte algo y no se atreve. Veía un buen culo y su sonrisa de metal.
- Uy sí. Es que estoy en las nubes.- Dije mientras entraba.- ¿A qué piso vas?
- ¿A qué piso vas tú?
- Yo he preguntado primero.
- Ya, pero yo te lo pregunto ahora.
- Bueno mira, paso de esto. Al tercero.
- Pues dale al tres.
Aunque a veces es mejor no intentar nada y sólo admirar lo que ves. No vaya a ser que lo que descubras no te guste y acabes por no poder ni mirar lo que a priori parecía bueno.
Durante la subida me preguntó por mi edad. Algo que me parecía fuera de lugar y a lo que no contesté.
- No habas mucho tú, ¿no?
Decidí que no iba a soltar ni media palabra.
- Ya veo. Pero me gustaría informarte que contra menos hables, más hablaré yo, y peor te caeré. Y me gustaría caerte bien.
Solté un soplido tan fuerte que hizo que yo tosiera y que él soltara una carcajada. El ascensor emitió un sonido que anunciaba que había llegado a mi destino y bajé de él.
- Antes de preguntarme mi edad, deberías preguntarme por mi nombre.- Dije dándome la vuelta.
- ¿Cómo te llamas?- me contestó conteniendo la risa.
- Sofía.
- Hola Sofía.
- Hola.- Yo tampoco sabía su nombre, pero no se lo iba a preguntar.
- A propósito -.Dijo soltando la tecla que mantenía las puertas abiertas.- Vivo en el cuarto. Adiós Sofía.
- Adiós.
Soltó una última risotada y el descansillo se quedó mudo.

Terminé el arroz con leche y me puse el uniforme para ir a la piscina. Por lo que sabía, el año anterior no había habido uniforme pero desde que la última socorrista había ido con un bikini digamos… peculiar, habían decidido que un bañador igual al que Pamela Anderson llevaba en Los Vigilantes de la Playa sería perfecto. El único problema era que yo no me parecía en nada a Pamela Anderson, así que el bañador lucir, lucía poco.
Cogí la bolsa de deporte y cerré con llave la puerta.
- Hola Sofía.- Me sorprendió su voz a mi espalda, que sonó más grave de lo que la recordaba.
- Em…Hola. ¿Tú no vivías en el cuarto?
- Sí. Pero…- Me dijo mirando al suelo.- Es que en realidad, iba a llamar a tu timbre porque… porque se le ha caído a mi madre unos…una cosa y se ha quedado enganchada a tus cuerdas y… y…
- Sí, vale, espera. Ahora te la devuelvo.- Si espero a que termine de explicármelo llegaré tarde a trabajar.
Voy a la cuerda y junto a mis pantalones del pijama encuentré enganchados unos calzoncillos. Ahora entendía por qué estaba avergonzado. No puedo evitar que se me escape una pequeña risilla cuando los cojo.
- Toma.
- Gracias.
- De nada.- No pude resistirme a soltar otra risilla.
- Aprovecha para reírte ahora porque será la última vez que pase algo así.
- Lo siento.- Dije riéndome más fuerte mientras él se ponía más y más serio.- En serio, ya paro. Lo siento. Me voy a trabajar.
- Vale, da igual. Que tengas un buen día.
- Gracias.
- Adiós Sofía.
- Adiós…- Me di la vuelta para marcharme pero se me olvidaba algo.- Por cierto, ¿cómo te llamas?
- Pablo. Ya era hora. Después de tanto decir tu nombre por fin te das cuenta de que no sabes el mío.
- Sí, es que…
- Eres muy orgullosa. Se nota, no te preocupes. Nos vemos. Cuídate, guapa.
- Adiós.- No sé si me ha oído porque su piropo aún suena en mis oídos.

No te preocupes por la timidez... todas hemos pasado por eso!! yo tarde mis 2 semanas en comentar... xDD
Escribes muy bn y la historia esta muy chula, sigue porfavor!!
Y aqui tienes a una fiel seguidora!

Uff la de veces que he tenido que guardarme cosas por timidez!
Así que

Tranqui Matranki! xDD que aquí ya tienes otra que te va decir:
Sube mas! Y no tengas timidez,
Por cierto, yo soy pero que Lara, no me he atrevido a dercirle a la profresora que me llamaba Marta y no María! xDD

Así que....



¡¡Sube má que ta' mu xula!! xDD

¡ME GUSTA!
Sigue escribiendo