Destino Cpa3.25 (titulo probisional)

esta muy interesante!! VAMPIROS EN UN INSTITUTO!!! xDD
Sube mas porfi! xD

Hola, siento no ahaber subido nada hasta ahora pero el finde a estado liado...
Espero que os guste^^


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Continuacion Cap 1

Todos los ocupantes de la mesa, menos Claudia, que se mantenía seria duras penas, comenzaron a reír. Le lanzó a Julian una miradita para ver su reacción a la puya. Éste apartó la vista del plato y le dirigió una hosca mirada a Jared, que se reía a carcajada limpia.

Esa vez logró controlar su impulso violento. De todos los estudiantes, Julian, era el que menos aguantaba la bromas de sus compañeros, además, le reventaba que mencionaran cosas de ese estúpido rey Julian, pensaba que querían hacer ver que él era igual o similar a ese bicho de dibujos animados.

Las risas se dispersaron y cada uno de ellos volvió a centrarse en su plato.

Otra mirada entre Jared y Hank.

—¡Mirad me, mirad me, soy una chica! ¡No, soy el rey Julian!—este vez, fue Hank.

Todos, incluida Claudia, estallaron en carcajadas. A Giovanni, que estaba bebiendo, se le salió la coca-cola por la nariz.

—¡Te mato! ¡Juro, que yo te mato!—dijo Julian mientras se ponía en pie y se lanzaba contra Hank.

Hank se levantó de la mesa rápidamente, dejando caer su silla con estrépito. Lo otros alumnos se volvieron a mirar. Iniciaron una persecución por todo el patio, la gente se apartaba a su paso.

—¿Cuántas cosas más pueden romper hasta que los echen?—preguntó Giovanni limpiándose la coca-cola de la cara.

Claudia bufó.

—Pues… yo calculo que unas dos mesas y tres sillas—respondió Diana.

—Si eso llega a suceder, Octavio se va a cabrear machismo con ellos−comentó Leti cogiendo una pera.

—Me gustaría verlo—dijo Claudia con una media sonrisa en sus labios carnosos.

Todos sabían que Claudia estaba deseando que expulsaran a Julian para libarse de él durante algunas horas. Todos la comprendían, para un vampiro era muy duro tener otro todo el día pegado a su trasero.

—¿Qué os toca ahora a Julian y a ti?—dijo Diana mirando la persecución que se desarrollaba a su alrededor.

—Pues, como ya te comenté, cambié el horario para tener equitación todos los días.

Jared sonrió.

—Pero, Julian la odia…—dijo Giovanni.

—Lo sé—repuso con una amplia sonrisa—. Por eso he cambiado las dos horas de tenis por otras dos de equitación. Me encanta esa extraescolar, además, me encanta ver como Julian se desespera porque el caballo que le han asignado no le hace ni puñetero caso.

Todos sonrieron.

—¡Eres mala!—le dijo Leti entre risas.

—A ver si, con suerte, se desespera y se cambia a otra extraescolar—comentó Claudia con una mirada soñadora—. Yo creo que le pega más karate o incluso esgrima…

—¡Olvidalo! No se va a separar de ti en la vida.

—Joo, Leti, no le digas eso que la vas a traumatizar—dijo Diana—. Además, tampoco es tan malo tener a Julian con una toooodo el día.

Leti y Claudia intercambiaron una mirada.

—Pues, si lo quieres, te lo regalo, todo tuyo−dijo Claudia en tono burlón−. ¿Te lo envuelvo? O, ¿te lo llevas puesto?

Diana se puso colorada, Leti y Giovanni se rieron. Claudia se puso en pie.

—¿Te vas ya?—preguntó Jared.

—Es obvio, ¿no?−Leti y Diana sonrieron−. Tengo que cambiarme y todo. Voy a aprovechar ahora que esta tan ocupado—hizo un gesto con la cabeza hacía Julian—para pasar unos minutos a solas.

—Nos vemos en casa−dijeron Leti, Diana y Giovanni a la vez.

—Chiao.

Caminó tranquilamente hacia la parte trasera del instituto, donde se encontraban las cuadras. Cunado entró en ellas giró a la izquierda para entrar en los vestuarios femeninos. Se puso sus pantalones de montar, un polo y las botas, todo era de color negro, se dejó el pelo suelto. Salió de los vestuarios y se encaminó al despacho de Isabelle para que le diera la lista del trabajo del día.

—Buenas…

—Qué pronto has venido hoy, Claudia.

Claudia esbozó una sonrisa triunfante.

—Me he librado de Julian por unos minutillos… Hoy me toca clásica, ¿no?

—Sí, hoy no tendrás que ponerte ese casco que tanto odias—dijo sonriendo mientra buscaba la hoja para Claudia. Los días que les tocaba salto, era obligatorio llevar el casco. Por fin encontró la hoja y se la tendió a Claudia—. Hoy, y lo más seguro que para el resto del año, te toca Twister, es un animal con el que da gusto trabajar, ya lo verás.

—Bien, es el alazán del séptimo box, ¿no?

—Exacto.

Claudia se despidió de Isabelle con un gesto de cabeza.

Cuando salía por la puerta Isabelle dijo:

—Luego paso a verte, a ver que tal vas con Twister.

—Perfecto.

Salió y cerró la puerta tras de sí.

Cuando Claudia estaba a punto de abrir el box de su caballo, cuando se oyó un ruido, era un cubo que se había caído. También se oyó un juramento.

“Vampiro patoso”, pensó.

Julian se apoyó en la pared, junto a la puerta del box.

−Hola morena, ¿no podríamos prescindir de esta extraescolar por unos días?−dijo con una sonrisilla.

—Ni hablar, idiota—respondió Claudia con una sonrisa maliciosa—. ¡Con lo que me gusta verte hacer el ridículo!

—¡Julian! Que bien que te encuentró—dijo Isabelle acercándose a ellos a grandes zancadas—. Mira, este es el próximo caballo con el que vas a intentar trabajar−dijo abriendo el box de al lado del de Claudia−. Se llama Caprichoso, lo han traído de España hace menos de una semana, es el más tranquilo de toda la cuadra, si te caes de éste, ya tienes delito.

—Pero… es muuuuuy grande.

—No te quejes—le reprendió Isabelle—. El caballo de Claudia mide 1,78 y ella 1,64. Este caballo te saca cinco centímetros, como mucho. Dentro de un cuarto de hora vendré haber con os va, Julian, no te caigas hasta entonces, Claudia, si puedes, échale una mano.

“Sí, pero al cuello…”, pensó.

—Julian, que no se te olvide ponerte el casco—dijo Isabelle mientras se alejaba.

—¿Por qué a ti no te obligan a ponerte el casco?

Claudia sonrió con superioridad.

—Porque yo soy capaz de mantenerme en la montura. Y no solamente al paso. Saca a ese caballo, si quieres que te eche una mano, en veinte minutos yo me subo a mi caballo, me da igual como vayas tú.

Al final, Claudia, terminó poniendo las sillas de los dos caballos.

—Vamonos a la pista de una vez—dijo Claudia, impaciente por ver de que forma se iba a caer Julian ese día.

Cuando llegaron a la pista de doma había dos jinetes, que ya habían empezado a trabajar. Se situaron en el centro de la pista para subirse a los caballos y se colocaron junto a ellos para subirse.

—¡¡¡AY!!! ¡Me ha pisado!

Claudia se subió a su caballo con una gran sonrisa.

—Eso te pasa por no saber donde pones los pies. Súbete de una maldita vez.

Julian se volvió a colocar en el costado izquierdo de su caballo, el caballo le dirigió una mirada curiosa.

—Claudia, esta cosa me esta mirando.

Claudia bufó.

—Para empezar te han dicho que, esa cosa, que es un caballo, se llama Caprichoso. ¡Súbete, ya!

“Pobre animal, la que le ha caído encima”

Julian cogió impulso y se cayó por el otro lado del caballo, el animal dio un respingo.

“Patoso hasta la medula”

Julian estaba en el suelo, boca arriba con las riendas aún en la mano.

me encanta estoy leyendome la parte que acabas de sbir¡¡
y es genial

sobretodo ami me encanta jared¡¡¡¡

voy a acabr de leer
pero sobretodo meencanta

gemelos

si es que hay que ser un poco torpe... subir por un lado y caerse por el otro.... ademas siendo un vampiro...
SUBE MAS PORFI!!

pero tienes excusa!! el caballo es demasiado grande y el profesor te empujo demasiado!! ademas me refiero que siendo un vampiro la agilidad es una de las caracteristicas mas notables... no?

Hombre, sip, pero estos vampiros desarrollan habilidades distintas los unos de los otros.
Un pongo mas^^


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Claudia no podía dejar de reírse. En ese momento entró Isabelle y se encontró con Julian en el suelo y todos los demás riéndose con ganas.

—A ver, Julian, ¿de qué color es Caprichoso?--le preguntó cuando se puso en pie.

Julian miró un momento el caballo.

—Gris con manchitas blancas—dijo muy seguro de sí.

Claudia volvió a reír. Isabelle se llevó las manos a la cabeza.

—Eso se llama “tordo rodado”, a ver ¿de qué color es Twister?

—¿Cuál es ese?

—El que monta Claudia.

Se giró a mirarlo.

—Es, algo así, como pelirrojo con las patas y la cara blancas.

Isabelle suspiró, claramente irritada.

—A ver, Julian, ¿por qué escogiste esta actividad?—preguntó intentando mantener la calma—. No te gustan los animales, eso es obvio.

Julian miró a Claudia. Ésta estaba radiante de alegría, al fin parecía que iba a poder librarse de de su perrito faldero durante una hora y media al día durante cuatro días a la semana.

—Pues para estar con Claudia.

—Si quieres seguir en esta extraescolar, tendrás que ponerte al día con toda la teoría. Guarda ese caballo y ven a mi despacho.

Dicho esto, Isabelle se marchó.

Julian volvió a girarse hacia Claudia, quien no podía esconder una gran sonrisa de satisfacción.

—Esto no se va a quedar así—dijo apuntándola con un dedo acusador—. Volveré. ¡Lo juro!

Claudia salió lo más rápido posible del instituto para llegar antes que Julian a su casa.

Cuando llegó a casa lo primero que hizo fue ir al garaje a guardar su moto.

Alguien salió de detrás de ella y le tapó la boca. Claudia le pegó un codazo en el estomago y se volvió para ver quien era.

—¡Hijo de…! A ti falta media hora a cientoochenta en el horno...

Era Julian.

Éste cruzó los brazos sobre su pecho, estaba muy serio.

—Octavio quiere verte.

Claudia le miró con desconfianza.

—Si se trata de las extraescolares, no pierdas el…

—No tiene nada que ver con eso—la interrumpió—. De eso, me encargo yo solito

A Claudia le parecía que, cuando Julian se ponía en esa actitud, era muy atractivo. Cuando Claudia conoció a Julian, él era casi todo el tiempo así, pero luego las cosas cambiaron…

—Voy a dejar las cosas y voy.

—Yo voy contigo. Te aviso, va a ser algo que no te va a gustar.

Se miraron a los ojos durante unos segundos.

—Pues, vamos—dijo decidida—. Contra antes terminemos, mejor.

Entraron en la mansión y subieron al primer piso, donde se encontraba el despacho de Octavio, dejaron las mochilas en el descansillo de la escalera para subirlas después.

Julian llamó a la puerta del despacho y abrió.

—Ah, aquí estás pequeña —le dijo Octavio a Claudia.

El despacho de Octavio era muy amplio, las paredes estaban forradas estanterías con libros de de derecho, cuentas, historias… al fondo estaba la mesa de trabajo con dos cómodos sillones delante, el ordenador y unos papeles estaban encima, Octavio permanecia sentado detrás de la mesa.

—Hola Octavio, me ha dicho Julian que quieres hablar conmigo

—Si, ¿Qué tal el instituto?—preguntó.

Claudia miró a Julian confusa.

—Pues, bien.

—¿No has tenido tentación de morder a nadie?

—No, ¿a qué vienen estas preguntas?

—Tranquila, solo estoy tratando de averiguar si has logrado controlarte por completo…

—Si, estoy completamente controlada, no he mordido a ningún ser vivo en los últimos 5 años y hace 13 que no dejaba inconsciente a nadie.

Octavio miró a Julian.

—¿Aguantas las provocaciones de otros vampiros?

Claudia estaba empezando a ponerse demasiado nerviosa.

—Tiene una fuerza de voluntad increíble, es capaz de ignorar a los gemelos—contestó Julian por ella.

Octavio observó fijamente a Claudia.

—¿Crees que no le atacará?—preguntó a Julian.

Julian se embarró.

—Creo que no, pero no debéis obligarles a permanecer juntos en la misma habitación—Julian cruzó una mirada con la confusa Claudia—. Al menos hasta que se haga a la idea…

Claudia no lo aguantó más.

—¿De quien habláis?

Octavio miró a Julian a los ojos y le hizo un gesto con la mano. Julian salió del despacho.

—Ahora mismo la sabrás, mantén la calma.

La puerta se volvió a abrir a parareció Julian seguido de otro vampiro…

2
Recuerdos

Claudia estaba con Adriano en el bosque, se estaban besando, él la tumbó en el suelo con cuidado, se puso sobre ella…

—Adri…

—Hummmm—murmuró en su cuello.

—Adri, para, por favor…

Y sintió un dolor lacerante en el cuello.

Se despertó en una habitación que no era la suya, parecía un viejo desván.

Intentó moverse pero se dio cuenta de que no podía. Estaba atada a la cama.

—Adriano, tu chica se a despertado—dijo una voz femenina no muy lejos de la cama que ocupaba Claudia—. Más te vale darle una buena explicación.

Claudia oyó unos pasos rápidos que se acercaban.

—¿Qué tal te encuentras?

Era la voz de Adriano.

—Hummm, me duele mucho la cabeza y el cuello… es como si algún animal me hubiera mordido…

Se oyó una carcajada por detrás de Adriano, él se volvió un instante y acto seguido se oyó que alguien salía de la habitación.

—¿Por… por qué estoy atada?—le preguntó.

—Claudia, lo que te mordió… no fue un animal…—Adriano pareció dudar— Fue… fue un vampiro… Fui yo.

A pesar de encontrarse mareada Claudia emitió una carcajada.

—No eh, yo creo que fue un hombre lobo…

—Tú tómatelo a guasa—dijo con sarcasmo—. Además, los hombres lobo no existen.

—Ah, ¿no? Si según tú existen los vampiros…

—Somos ángeles caídos que no seguimos a Satanás al infierno y no completamos la trasformación a demonios.

—Si ya, y yo soy Isabel la Católica, no te fastidia…

Adriano emitió un sonoro suspiro.

—Concéntrate, ¿Qué escuchas?

—Tus estupideces.

—No, abajo, lejos.

—Nada. No, espera—dijo algo sorprendida—. Abajo en la segunda habitación a la izquierda una chica le esta diciendo a un tal Julian que suba por si tienes problemas. Espera, ¿cómo he hecho eso?

Adriano sonrió aliviado porque ya había conseguido la atención de Claudia.

—Te ha mordido un vampiro, ahora eres una vampira.

—Si ya…

Adriano se levantó aplastó la manilla para abrir la ventana. Claudia le miro asustada.

—¿Ya me crees?

—Supongamos que te creo, ¿Qué viene a continuación?

—Yo te mordí, yo soy tu vampiro maestro. Al morderte heredaste mi habilidad innata.

—¿Y eso que es?

YO TMB KIERO CONTI!!!! PORFI!!!
SUBE MAS!!

Felicidades!!! y por supuesto que queremos capi!!

Lo se Lara como tengo varias pestañas abiertas me he confundido y me he dado cuenta cuando ya habia pulsado el boton de enviar....

Gracias!!!!
Perdonar por tardar tanto en subir, este finde ha estado super, supero liadoXD



—Cuando nos transformamos desarrollamos dos habilidades que antes no teníamos que pocas veces coinciden en dos vampiros las dos. Una es heredada del vampiro maestro, el que nos muerde, y la otra es algo que se nos daba bien en vida—explicó mirándola a los ojos muy serio—. Tu has heredado mi físico, eres fuerte, rápida, agil… En todo lo que requiera el más mínimo esfuerzo físico serás la mejor. Por eso siempre fui el mejor en clase de gimnasia. Tu otra habilidad es la audición, puedes escuchar cosas en la otra punta de la casa que nadie más puede oír, siempre tuviste un buen oído.

—Vale, supongamos que te sigo creyendo… ¿Qué hay del sol, las iglesias, el ajo?—Claudia preguntó seria.

—Todos son leyendas, podemos comer comida normal, sólo necesitamos medio litro de sangre al día, dos litros si es sangre animal, el sol no nos daña, incluso nos ponemos morenos, el ajo está muy bueno con los espaguetis, las iglesias son un buen sitio para dormir, pregúntaselo a Julian…

—¿Y Los colmillos? Tú no tienes.

—Sólo salen cuando estamos estresados, hambrientos o excitados.

Se miraron unos segundos en silencio.

—Vale, supongamos que aún sigo creyéndote, ¿cómo se mata a un vampiro?

Adriano miró por la ventana.

—Sólo hay una manera.

—¿Cuál? ¿Una estaca?

Adriano se rió.

—Eso es otra leyenda. Los vampiros se pueden quedar en silla de ruedas, la medula espinal no se regenera, la forma de matar un vampiro es partirle el cuello o decapitarle.

Se quedaron en silencio unos minutos.

Claudia miró a las vigas del techo.

—Estás como un chota.

Adriano la miró.

—Suéltame y deja que me vaya a mi casa ahora mismo.

—No puedo, a partir de ahora no envejecerás.

Claudia le clavó sus penetrantes ojos verdes.

—Además, hasta que aprendas a controlarte eres un peligro para cualquier ser vivo que esta a 5km a la redonda.

—Vale, te lo diré otra vez—dijo con calma—. Su-el-ta-me.

-No puedo.

Claudia se revolvió en la cama. No recordaba que antes tuviera tanta fuerza. Antes de que Adriano la sujetara logró soltarse la mano derecha y mandarle un gancho derechito a la mandíbula que le hizo ecar la cabeza hacia atrás.

—Relájate o te saldrán los comillos—dijo entre dientes mientra la agarraba contra la cama.

En ese instante Claudia se detuvo, no porque se lo hubiera dicho Adriano, sino porque un fuerte dolor le recorría la mandíbula.

—¡Julian!—gritó Adriano—. ¿Dónde está éste maldito lunático cuando se le necesita. ¡Julian!

Claudia vio que un joven entraba en la habitación corriendo.

—¡Atala más fuerte!

Mientras Adriano la agarraba ese otro chico, Julian, le apretaba las correas y le volvía a atar la mano derecha.

—Ya está, es toda una fierecilla ¿eh?—le dijo a Adriano dándole un codazo.

Claudia le enseñó los colmillos.

—Genial—dijo Adriano con sarcasmo—, trae una bolsa de sangre de la nevera, no la calientes.

—Vaya tio, ¿tanto la has estresado con tus explicación?—dijo el otro muchacho, el llamado Julian—. Debiste dejar que hablara con ella Octavio…

—¡Que te largues a por una bolsa de sangre!

Claudia le siguió con la vista aún con los colmillos fuera.

—Tranquila, esto no durara mucho—dijo Adriano sentándose a los pies de la cama y acariciando la pantorrilla de Claudia.

—No me toques—le gruñó Claudia, pero el ni se inmutó.

Julian volvió con una bolsa de sangre en la manos y una pajita en la otra.

—¿Se puede saber para qué narices traes una pajita?—le preguntó Adriano.

—No te estreses tú también que entonces la liamos parda—dijo tendiéndole la bolsa—. La pajita es para que no se marche, lelo.

Claudia les miró con cara de asco.

—¿No pretenderéis que me beba eso?

—De eso se trata—dijo Adriano con una calma que no sentía.

—Puaj, no pienso hacerlo.

—Como quieras—dijo poniendo la bolsa en la mesilla.

—Adri, tiene que beber antes de 48 horas contando desde el mordisco, ya han parado 21—dijo Julian.

Adriano le miró.

—¿Y hacemos?—preguntó Adriano—. ¿Obligarla?

—Es una opción—dijo encogiéndose de hombros—. Tú le agarras y yo le doy la sangre. Sólo necesitamos que le entre en la boca para que se le despierte la sed.

—¡¡¡¡NO!!!—bramó Claudia.

Entre los dos la obligaron a que bebiera, el primer trogo se la escupió a Julien a la cara.

—Caracoles, tío, tu novia tiene tela.

—Cállate—le dijo Adriano.

Consiguieron que Claudia se tomara algo menos de media bolsa. Se quedó aturdida.

—¿Por qué la transformaste?—le preguntó Julian a Adriano—. Esta claro que no le peste permiso.

—Excitación.

—Ah, tu padre ya te dijo que no podías…

—Hubiera pasado tarde o temprano.

—¿Cómo estas tan seguro?

Adriano miró muy serio a los ojos a su amigo.

—Julian, es ella, lo sé. No me preguntes por qué, pero lo sé.

A los dos días la soltaron de la cama pero le dejaron encerrada en el desván, cada vez que Adriano aparecía por allí Claudia se ponía muy nerviosa, le daba bofetones, le insultaba, en un par de ocasiones hasta le salieron los colmillos. Por esta razón Adriano dejó de subir al desván.

Claudia conoció a otra chica, no mucho mayor que ella cuando la mordieron, se llamaba Leti y era con la única que hablaba manteniendo una calma absoluta, se hicieron amigas en seguida.

Una noche Claudia captó una conversación entre Adriano, Julian y una mujer y un hombre a los que no identificó.

—No quiero dejarla—dijo Adriano.

—Hijo, tu sola presencia le perjudica, la estresa,

tardará mucho más en controlarse si tú estás cerca.

—Escucha a Octavio—dijo Julian—. Carmen también piensa que contra más lejos estés de ella mejor. Date cuenta que ella aún no le ve el lado bueno a eso, lo único que ve es que le has destrozado la vida.

—No quiero irme—volvió a decir Adriano—. ¿Quién le enseñará a usar sus poderes?

—Tú eres el más adecuado pero no el único que puede hacerlo—intervino la mujer.

—Yo conozco tus poderes yo le ayudaré—dijo Julian-

—Y por lo que me ha contado Leti parece que ya controla su audición—dijo ese otro hombre, Octavio.

—Si me marcho… ¿Cuándo podré regresar?

—Cuando esté controlada—dijo la mujer.

—Pero, eso puede tardar 50 años o más—se quejó Adriano.

—Y si tú te quedas tardará 100 o más—dijo la mujer.

Alguien salió del despacho, bajó las escaleras a toda velocidad y salió de la casa.

—Adriano hará lo correcto—dijo Octavio—, sé que lo hará.

Claudia dejó de concentrarse y se puso a pensar.

“Encima que me destroza la vida, ahora se lava las manos y se larga… Genial, por mí que no vuelva nunca”

QUIERO CONTI!!! QUE ME ENCANTA!!!! PORFI!!!! plis