The Darkness: La oscuridad.

gracias!!!!! aki pongo un pokito más!!!

Me despierto en una habitación que no conozco. No es la mía, y desde luego no es la de Cassie. Incluso dudo que sea propiedad de una mujer. Todo es muy oscuro, no hay apenas luz. Los muebles son como los de mi habitación, pero distribuidos de manera diferente. Me incorporo con rapidez, lo que hace que profiera un grito de dolor. Me duele la cara, y muchísimo más el costado. Parece como si veinte mil elefantes hubieran pasado por encima de mi…Y entonces recuerdo la paliza que me ha dado Gertrude en el comedor. No veo demasiado bien. Mis ojos no pueden abrirse más. Me los imagino como dos moretones de color malva muy oscuro. Me estremezco. En ese momento la puerta del dormitorio se abre y por ella aparece Adrian, con un trapo y un cuenco en la mano. Cuando que le estoy mirando con la boca abierta, esboza una media sonrisa.
-¿Sorprendida?-me pregunta, mientras deja el trapo y el cuenco encima de la mesita de noche que hay justo a mi lado.
Me quedo sin habla. No puedo ni pensar.
-Tienes mejor aspecto-comenta, observándome con atención.
Abro la boca, aunque la sorpresa de verme en el cuarto de Adrian aún es muy grande como para que pueda proferir sonido alguno.
-Y parece que la hinchazón ha bajado-siguió apuntando.
-¿Qué estoy haciendo aquí?-logro preguntar por fin, aturdida.
Adrian me observa durante un segundo más, antes de darse la vuelta y coger el paño y el cuenco.
-Te he traído aquí-responde sencillamente.
-¿Por qué?-insisto. Aún no me lo creo, por eso he formulado la típica pregunta estúpida.
Adrian introduce el paño en el cuenco, y me doy cuenta de que este contiene agua. Con cierta sorpresa, observo como coloca el paño sobre mi mejilla. No me retiro por que ese contacto me sienta de maravilla.
-Milisen iba a matarte-responde Adrian con soltura.
-¿Milisen?
-Es el apellido de Gertrude-me explica Adrian.
-Ahhh….-es lo único que puedo decir, ya que no puedo pensar con claridad teniendo ante mí a un posible maníaco homicida.
Nuestros ojos se encuentran por primera vez en ese momento. Pero se que los suyos solo pueden ver un rostro desfigurado, mientras que yo veo a un chico verdaderamente guapo, perfecto. Es completamente injusto.
-Puedes sujetarlo tu si quieres-me dice, y tardo unos segundos en darme cuenta de que se refiere al paño mojado. Asiento con la cabeza y pongo mi mano sobre la suya inconscientemente. El la retira con delicadeza, y yo sustituyo su mano por la mía. Agarro el paño con fuerza, y lo aprieto contra mi piel, lo que me produce un inmenso placer.
-¿Donde está Cassie?-pregunto de pronto, acordándome de mi amiga.
Adrian da un paso hacia mi y se sienta en la cama, a mi lado.
-Está hablando con Stevens-responde-dando su versión sobre lo que ha pasado. Por cierto-se gira más hacia mí-¿Qué es lo que ha pasado?
No contesto, si no que me reprendo a mí misma por estar hablando con él. Resulta que por su culpa me había metido en ese lío. Por que no quería pensar más en él. No quería pensar en que posiblemente era un asesino, no quería pensar en sus ojos, envolventes y misteriosos, no quería pensar en lo que se sentía al ser cogida por sus manos, al ser tocada por su cuerpo, al ser aturdida por su gélido aliento…no quería pensar en él. Y ahora, estúpida de mí, no podía dejar de mirarle, medio tumbada en su cama…en su cama. Intento no pensar en lo irónico del asunto. Adrian espera mi respuesta. Carraspeo.
-Yo…me metí con su nombre y con su peso-confieso al fin.
Adrian, para mi sorpresa, esboza una sonrisa. Una sonrisa reluciente, dejando entrever sus blanquísimos dientes. Parecía no tener ningún defecto…salvo, claro está, ser un asesino.

Muy bien, wapa!!! Sigue asi. Adrian

jejejeje!!!!!!!!! aki vaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.................


-¿Por que hiciste algo así?-quiso saber. Su voz era dulce.
-Yo…-le miro con extrañeza-¿Qué quieres decir?
-Todo el mundo sabe que Milisen es muy susceptible en lo que concierne a su nombre…por no hablar de su peso…
Yo no hablo. Me limito a mirarle. La verdad, no puedo dejar de hacerlo. Es como cuando pasas por un escaparte y ves un zapato precioso o un vestido único. Te hechiza, y no puedes dejar de mirarlo. Eso me estaba pasando con Adrian. Me tenía completamente hechizada.
-Se…-trago saliva-se metió conmigo…bueno, creo que por ti.
Un ramalazo de sorpresa se asoma por los rasgos de Adrian.
-¿Por mí?
-Si…-me pienso si seguir hablando.
-¿Por qué?-insiste Adrian, serio.
Bajo la mirada, avergonzada.
-Por decir…-trago saliva, inquieta.
Noto como la cama se mueve. Alzo la cabeza, sorprendida. Adrian está de pie, mirándome fijamente.
-Por decir que soy un asesino, como tú me llamas-musita él. La comprensión inunda sus oscuros ojos negros.
Me siento estúpida, y también me siento como una mala persona. La cuestión es que no se por que.
-Adrian…-comienzo, aunque no se que decir. ¿Qué se dice en momentos así? “oye, mira, siento pensar y decir que eres un asesino, pero te vi salir de la escena del crimen?”
-Yo no soy un asesino-dice él, repentinamente brusco. No puedo reprimir un escalofrío.
-Pero…Adrian…
Adrian tiene las manos cerradas en puños. Pero a pesar de ello, no se muestra nervioso, ni tenso…no se muestra como alguien que se siente acusado.
-Estuve en esa habitación-empieza a decir Adrian, y yo enmudezco, súbitamente paralizada-estuve en esa habitación, buscando unos accesorios. La enfermera me dijo que en esa habitación sobraba uno. Tardé unos veinte minutos en poder encontrarlo. La anciana no hablaba, y me fue más difícil dar con él. Después, lo cogí y me fui.
Intento asimilarlo todo, sin estar todavía convencida.
-Pero yo te vi salir de la habitación sin nada, no llevabas ningún carro, ni…
-¿un carro?-dice Adrian, sorprendido-¿por qué supones que era un carro?
-Bueno, has dicho un accesorio-me defiendo-yo me imagino uno de esos aparatos que tienen en los hospitales…
-Era una residencia de ancianos, no un hospital-dice Adrian. Sus manos ya no están cerradas en puños, si no abiertas-y el “accesorio” era un botiquín.
De repente, recuerdo las palabras de Stevens: “yo estaba delante cuando el le curaba una herida a un anciano”.
También de repente me siento como una auténtica idiota. Su explicación es de lo más simple, pero mi cabezonería ha hecho que lo complique todo más. Cuando le vi en el pasillo, no me fije si tenía un botiquín o no. Pero era de lo más comprensible. No estaba mirando precisamente a una parte tan alta de su anatomía como son los brazos. Que patético.
Bueno. Ahora si que no sé que decir.
Adrian me mira con sus ojos negros. Pero me mira de verdad, como hacía tiempo que no me miraba nadie. Sería una escena de lo más excitante su no fuera por que yo estoy hecha polvo debido a mi paliza.
-Yo…no sé…que decir.
Adrian ladea la cabeza levemente.
-Pues no digas nada-dice, acercándose a mí. Se agacha y observa mis heridas-con que no lo pienses más es suficiente…tienes mejor aspecto.
No puedo evitarlo, y sonrío. Es una sonrisa de niña tonta y vergonzosa…vamos, todo lo contrario a mí…pero no lo puedo evitar.
Adrian también me sonríe, pero no es una sonrisa de tontos. Es una sonrisa propia de uno de esos modelos de Calvin Klein o Vitorio & Luchino. Completamente arrebatadora. Cuando intento incorporarme más, me doy cuenta de que no hay nada naranja pegado a mi cuerpo. Es decir, que no tengo puesto el mono, solo estoy tapada por una fina sábana, y debajo solo tengo el sujetador y las braguitas. Muerta de vergüenza, aunque siempre he tenido la suerte de no ponerme roja nunca, miro a Adrian.
-¿Se puede saber por que estoy desnuda?

K está desnuda!!!! Muy bien, Claudia!!! Adrian y Kevin

jajajajaja!!!!!! aki va un cachito mas!

Adrian se incorpora con rapidez.
-Yo…-empieza a decir-yo no te he quitado el mono. Fue Cassandra. Vino conmigo y me pidió que esperara fuera. Te lo quitó y lo llevó a la lavandería. Estaba manchado de sangre.
Asiento, seria, aunque para nada ese es mi estado de ánimo. Pero no puedo decirle que la idea de estar con él a solas en un a habitación medio desnuda me atrae muchísimo. No quiero parecer una loca.
Nos miramos durante largo rato. La verdad, me siento un poco estúpida por sentirme tan atada a su mirada. A mi nunca me ha parado eso con un chico.
-Siento lo de esta mañana-dice entonces Adrian, de pronto. Como ve mi expresión, prosigue-lo de agarrarte, ya sabes, y bueno, en cierto modo…asustarte. Estaba muy nervioso. No dejabas de llamarme…
-No sigas, por favor-le interrumpo-no importa. No me asustaste-miento-solo me impresionó bastante…y lo siento-añado-siento haber empezado a despotricar de ti por ahí.
Adrian me sonríe…pero yo estoy pensando en otra cosa.
-¿Cómo me trajiste aquí?-le pregunto, extrañada-no te ví en el comedor.
-Estaba en la parte de atrás, recogiendo las malas hierbas. Es un pequeño castigo de parte de Stevens por faltar a una de los “trabajos forzosos”. Me encontraba mal y no fui. Entonces, un chico vino corriendo a decirme que no perdiera una pelea de “gatas”. Bueno-sonríe-mas bien dijo de “gata” y “rinoceronte”. Tuve claro que una de las que se peleaba era Milisen. Fui con él…y te ví tirada en el suelo, sangrando. No te defendías…-parece un poco cohibido-y me sentí en la obligación de intervenir. Te recogí del suelo y te traje aquí.
Asimilé todo eso con una expresión inescrutable, como la que ponía cuando mi madre andaba cerca. Pero por dentro, un cúmulo de sensaciones amenazaba con explotar.
-¿Y por que aquí?¿por que no a mi cuarto?
-Milisen es amiga de tu compañera de cuarto. No me pareció adecuado llevarte ahí, primero, por que no podría quedarme. Segundo, por que no me apetecía que tu compañera abriera el cuarto acompañada de Milisen y continuara por donde lo había dejado.
-Supongo…-trago saliva-supongo que tengo que darte las gracias por…esto…salvarme la vida y eso…
¿Salvarme la vida y eso?. Dios, que alguien cabe un agujero en la tierra y me meta dentro…
-No tienes que agradecerme nada…-me mira, dubitativo-¿puedo llamarte Alex? Tu amiga me dijo que te llamabas Alexandra…-se agacha de nuevo y pon su mano sobre la mía, que está apretando el paño contra la piel-pero a ti no te va ese nombre. Prefiero Alex.
Ignorando por completo los desbocados latidos de mi corazón, intento sonreír. Lo consigo, al menos. Antes de que ninguno de los dos diga nada, llaman a la puerta.
Adrian se incorpora.
-Adelante.
Entra Cassie, con expresión preocupada. Cuando me ve más o menos incorporada, corre hacia mi posición y se lanza sobre mi como un león sobre una gacela. Profiero un sonido de molestia por que me ha dado en todas las costillas, pero igualmente la abrazo.
-Eres idiota, idiota, idiota…-me dice, abrazándome con delicadeza, ahora que se ha dado cuenta de que no estoy en mi mejor momento-¿Tienes idea de lo mal que lo he pasado?
Me siento mal por ella.
-Lo siento, Cassie-me disculpo-no pensé…
-¡Claro que no pensaste!-exclama, aunque no parece enfadada-¿Cómo se te ocurre llamar fofa y gorda a Gertrude?¿Se te fue la olla? En serio, en algo verdaderamente desesperante debería haber estado pensando para hacer algo así. ¿en que estabas pensando?
Miro involuntariamente hacia Adrian durante una fracción de segundo. Cassie no parece darse cuanta, y creía que Adrian tampoco lo haría, pero como me está mirando fijamente, entrecierra los ojos, confuso por que lo haya mirado a él como respuesta a la pregunta de Cassie.
-Pensaba…en todo. En lo tuyo, en lo mío…-miento.
Cassie, mucho más descaradamente que yo, le hecha una ojeada a Adrian. Y si a este le quedaba alguna sospecha sobre que era lo que había estado pensando, seguramente ya no la tenía. Maldije a Cassie interiormente.
-Ah!-exclama Cassie de repente-Tengo que ir a por tu Dolce!-y dicho esto, sale corriendo de la habitación, cual torbellino.
Adrian tiene una sonrisa en el rostro. Enigmática. Como todo en él.
-Tu amiga es muy…-Adrian no encontraba las palabras adecuadas para nombrar a la loca de Cassie.
-¿Rarita?-le ayudo yo, incorporándome un poco más. Hago un gesto de dolor al notar las costillas. Adrian se acerca a mí.
-¿Estás bien?-dice.
-Si-miento-perfecta. Solo un poco incómoda…-me señalo a mi misma y a mi extraña posición, parecida a la de un cangrejo, para que él no me vea medio desnuda. Adrian lo coge al vuelo.
-Cassandra tardará bastante-me dice-por que la lavandería siempre está a rebosar…-dicho esto, se levanta y se acerca a su armario. Lo abre y empieza a rebuscar en el. Tras unos segundos, extrae una camiseta holgada y me la tira con cuidado. La cojo. Es Beige, y es muy larga. Aunque debido a que yo más bien voy tirando para nomo, mi opinión sobre si las camisas o los pantalones son grandes o no, no cuenta mucho.
-Ponte esa-me dice, dirigiéndose hacia la puerta-estaré fuera. Avísame cuando estés.

Muy bien, Claudia. Kevin

Ok.

aki va masssssss!!!

Cuando Adrian salió por la puerta, me dispuse a pegar mis conocidos saltos de la cama. Pero como estaba más endeble que una vieja, me espatarré en el suelo sin gracia alguna. Con gran alivio, veo que hay un espejo en la parte derecha de la habitación. Que raro, tíos con espejos. Me fijo mejor en esa parte de la habitación. La sábana es casi rosa, tiene un peluche de Hello Kitty, Pósters de Brad Pitt, Orlando Bloom, Jonny Deep, Alex Pettyfer…y todos con el torso al aire. Mientras se me cae la baba contemplando dichos milagros de Dios, comprendo que el compañero de cuarto de Adrian es gay. Seguro que me llevo genial con el, sobre todo si le gusta Alex…
Me miro en el espejo…y por poco no pego un grito. Gracias a dios, mis ojos no están muy dañados…la verdad, es que parece haberse cebado sobre todo con mi boca. Está hinchada y hay un manchurrón de sangre en las comisuras. Tengo un moratón en la mejilla izquierda…pero por lo demás, no estoy tan mal. El pelo está hecho un desastre, pero eso es siempre.
Me pongo la camiseta con la rapidez de una liebre. Me queda muy grande en las mangas, así que tengo que remangarla hasta que me queda más o menos por las muñecas. Parece que llevo un vestido camisero. La verdad es que me sienta bien, a no ser por que es demasiado ancha. Ojala pudiera ponerme esto en vez del mono…
Miro nerviosamente hacia la puerta, hasta que me decido y la abro. Adrian está apoyado en la pared de enfrente, con las manos metidas en los bolsillos del mono. Le sienta genial, y eso es algo raro. No le sienta genial a nadie. Salvo a él. Alza la cabeza cuando abro la puerta. Me mira de arriba abajo, aunque no descaradamente.
-Ya estás-dice, mientras se acerca a mí.
Asiento.
Me hago a un lado para que pase, y aún así nuestros brazos se chocan…y me pasa como en las pelis. Me recorre una corriente eléctrica por todo el cuerpo. Por los brazos, por las piernas, por el cuello… me aparto más para romper el contacto y entro después que él.

Ya dentro, Adrian se sienta en su cama. Para intenta hablar de algo y no estar callados, empiezo a hablar.
-¿Quién es tú amigo?-pregunto, y señalo la parte de la habitación forrada de pósters.
Adrian lo mira y esboza una sonrisa.
Ah, es Andrew-contesta-tiene un permiso, y hasta mañana no vuelve.
-¿Un permiso?-pregunto, perpleja-¿Se puede salir de aquí?
Adrian se ríe ante mi pregunta.
-Claro que se puede salir de aquí-responde-esto no es una cárcel, ¿sabes?
“Nooooo, claro que no…”
Adivina lo que estoy pensando.
-No es una cárcel, Alex-me dice, y parece divertido. Me encanta oír mi nombre a través de su voz. Suena incluso…hermoso. Cuando a mi nunca me ha gustado mi nombre-es un reformatorio. Su misión es reformar a los jóvenes…algunos tienen permisos…
Lo dice amargamente.
-¿Tu no tienes?-le pregunto.
-No-dice solamente.
En ese momento, Cassie entra como una exhalación en la habitación. Voy a decirle que se controle un poco cuando me doy cuenta de que está llorando. Me acerco a ella con rapidez. Adrian ya está a su lado.
-¿Qué pasa, Cassie?-pregunto, angustiada. ¿He dicho ya que no puedo ver llorar a la gente?
Cassie mira a Adrian, que observa la escena con expresión preocupada, y luego me mira a mí.
-Ger..Gert…Gertrude-dice, tartamudeando-es…está muerta.

que!!!????

que!!?????

no puede ser...bueno...al menos, ahora alex no le podra echar la culpa a adrian...

hay q tierno!!!

me muero.....por favor...salvarle la vida!!!

vale...de pelicula...pero tierno...

me encanta adrian!!

segui asi!!

bessoss

p.d:amo a los q ama el compañero d adrian...pobre chico...(adrian)

ola yolii!!!! aki va!!!

Abro la puerta de mi cuarto y cierro de un portazo. Me siento mareada, con ganas de vomitar, y también asqueada. No quiero pensar en que hay una muerta a tan solo unos metros de distancia. Me niego a pensarlo. Aunque Stevens no haya querido decirnos donde está, yo se que está en el cuarto. Si no, la puerta no estaría cerrada y el policía no estaría frente a ella.
Reprimo una arcada. Me siento en el suelo y junto las rodillas al cuerpo, para luego pasar mis brazos alrededor de ellas. Intento pensar con seriedad.
¿Es cierto lo que dice Adrian? ¿No debería sentirme culpable? Pero eso es imposible. Si Gertrude tenía un problema de corazón, yo no había hecho más que acrecentarlo. Cuando estábamos en el comedor, se la veía nerviosa, y roja como un tomate…y yo lo había provocado todo. Tenía que ser eso.
Ja! ¿Como tengo la cara de decirle a Adrian que es un asesino? Si aquí la única culpable de una muerte soy yo. Intranquila, miro por la ventana. Todavía no es de noche. Miro mi reloj. Son las cinco. Las cinco. Genial. Hasta la hora se vuelve contra mí.
Y Adrian lo único que ha hecho ha sido ocuparse de mí. Me “rescata” de Gertrude, me cuida en su cuarto, me da ropa para vestirme, me consuela cuando estoy mal…¿y hace menos de cinco horas estaba propagando por ahí que era un ser asqueroso y repugnante asesino de ancianitas? La única repugnante y asquerosa aquí soy yo. Vale que me hablara mal esta mañana, pero puede ser tranquilamente por que tenía un mal día y no quería compartirlo con nadie. Y yo había supuesto que era un asesino. Genial. Soy el vivo retrato de Sherlock Holmes. Ahora si que me merezco quedarme aquí para siempre…cuando cumpla los dieciocho me internaré voluntariamente en una de esas cárceles de mujeres donde todas se pegan y las que mandan son barriles con patas. Ese es mi lugar.
Antes de que pueda seguir decidiendo sobre mi desolador futuro, llaman a la puerta.

Me levanto pesadamente, con lentitud, mientras vuelven a llamar de nuevo a la puerta.
La abro esperando ver a Cassie pidiéndome por favor si se puede quedar a dormir conmigo…pero me encuentro con Adrian. me llevo una sorpresa al verle, pero aún más al verle vestido de manera informal, con unos pantalones negros con algunas costuras cosidas, una polo gris liso, con cuello triangular y una chaqueta de cuero negra. Lleva unas converse All Star negras. Vamos, que está como un requesón. Después de unos cuantos parpadeos, le puedo mirar con mas seriedad.
El también me mira, y no se le pasa por alto que todavía llevo su camiseta puesta.
-¿Quieres salir conmigo?

q-q-que!!!???

q diga q si!!!

por favor!!!!

no me dejes asi!!!

no seas malita!!!

dale!!solo un poquito mas!!

ahora q lo pienso...como van a "salir"??

mmmm...intriga...

bessoss

keeeeeeee!!!!!!!!!
Está muuuuuy bien. Es flipante.

No tiene mal gusto el compi de cuarto de Adrian.

Tienes razón Breyo-lyn pobre Adrian.

jeje

pero supongo q el sufrimineto tiene ventajas...

como q cuando su compañero se va, el puede llevar jovenes "indefensas" a su habitacion no?

jeje

bessoss

tienes razón Breyo-lyn el sufrimiento tendrá sus ventajas...

jeje

como era el dicho...

ha, si: no hay mal que por bien no venga

jeje

hola!!
esta genial
sigue pronto porfa que no puedo esperar!!
besos

hello!!!!! aki va massssssssssssssss!!!!

¿Qué?
-¿Qué?-digo en voz alta, flipando de todas maneras, incrédula ante lo que acabo de oír.
Adrian esboza una sonrisa.
-No esa clase de salida-me dice, y algo se desinfla en mi interior. “claro que no, no tengo tanta suerte” por un momento me olvido de muertes y solo hay una cosa en mi cabeza: Adrian, sus labios, sus ojos, su cuerpo….
Creo que advierte mi desconcierto, por que su sonrisa se hace más amplia.
-Yo me refería a…escaparnos…-me dice en tono confidencial.
Sigo sin poder hablar.
Adrian se endereza.
-Podemos salir por la parte de atrás sin que Stevens se entere-me explica. Hace un movimiento hacia delante-¿puedo pasar?
Yo no hablo. Solo asiento y me hago a un lado, para que pase.

Cuando cierro la puerta, Adrian está sentado el en el filo de mi cama, los codos apoyados en las rodillas y las manos entrelazadas. El pelo le cae en cascada, intensamente negro y liso. Está verdaderamente guapo. Camino hacia la cama de Kira y me siento en el borde.
-Podemos ir…-empezó a decir Adrian, pero por fin fui capaz de interrumpirle.
-¿Estás loco?-pregunto, entrelazando mis manos con nerviosismo-¿A que viene esto?
Adrian no sonríe. Permanece serio, observándome.
-Creo que te vendrá bien salir de aquí-respondió-que te de el aire. Tienes mal aspecto.
-¿Y crees que se me pasará si “salimos”?
-Estoy completamente seguro.
Se hace el silencio. Yo observo a Adrian. El me observa a mí. Nuestros ojos están bajo una especie de conexión difícilmente explicable. Y eso me hace sentir de una manera extraña, nada propia en mi. Me hace sentir como si formara parte de algo.
-Supongamos…-comienzo a decir, con una risita nerviosa-que acepto tu invitación-me levanto y me aliso la camiseta-¿Crees que es ético salir así a la calle?
Adrian baja la mirada de mis ojos a mi cuerpo. Me arrepiento enseguida de haber dado pies a esta situación.
Su escrutinio no dura mas de unos segundos. Luego, esboza una sonrisa juguetona. Vale. Las piernas me tiemblan. ¿Cómo puede ser tan absolutamente arrebatador?
-A mi me pareces de lo más…-empieza a decir, pero yo le freno alzando una mano.
-No sigas-digo-no puedo salir así a ningún sitio.
Adrian se levanta de la cama y se acerca a mí. Es imponentemente alto. Me saca más de tres cabezas.
-Sabía que dirías eso-dijo en voz baja-tu ropa está en mi cuarto. Me tomé la libertad de “abrir” la sala donde Stevens deja todas nuestras cosas. Podrás vestirte allí.
Me quedo con la boca abierta, aunque me recupero rápidamente, gracias a dios.
-¿Has cogido mi ropa?-eso no era lo que quería preguntar-¿Qué ropa has cogido?


Adrian no me contestó en mi habitación, si no que me llevó a la suya para que lo viera por misma.
Y vaya si lo veo.
Nunca pensé que diría esto, pero la verdad es que nunca me había alegrado tanto de ver el vestido de lino que mi madre me compró la navidad pasada. Es cierto que no se parece para nada a mi estilo de vestir. Es más del estilo de mi madre: corto, escotado, exuberante. Con un suspiro, me dejo caer en la cama de Adrian y lo observo con mas detenimiento. También caigo en que hay un par de botas con algo de tacón apoyadas en la pared y unas medias tupidas junto al vestido. Miro a Adrian, que me observa desde la puerta.
-No sabía que traer-se disculpa-vi el vestido y me pareció…que te gustaría.
Se nota que aún no nos conocemos lo suficiente. Pensar que este vestido me gusta… Bueno, ahora mismo es mi prenda favorita, pero porque solo puedo compararla con mi mono Dolce.
Pero me resigno, y me levanto de la cama. Al principio, iba a decir que no, que no quería “salir” con él. Pero ahora, esa idea es de lo más tentadora…salir de aquí, ir a tomar algo, disfrutar de la vida…
Cojo el vestido y las medias.
-Voy a vestirme-digo, y me agacho para coger las botas.
-Estoy fuera-dice Adrian, abriendo la puerta. Cierra con un golpe seco.

Cuando por fin estoy vestida, me pongo frente al espejo y en un primer momento, cierro los ojos. Pero después de unos segundos, los abro. Vale. Tampoco estoy tan mal.
Ha decir verdad, estoy bastante bien. Ummm… La verdad es que el vestido me sienta como un guante. Se pega a mi cuerpo como una segunda piel, y el escote realza mis pequeños pero turgentes pechos. El largo del vestido llega hasta la parte inferior del muslo, justo donde acaba el culo, un poco mas abajo. Las medias son calentitas, y las botas me hacen parecer más alta. Me he arreglado el pelo como he podido y al final he optado por dejarlo suelto. No me he pintado, a parte de por que no me gusta, por que Adrian no usa maquillaje…A lo mejor su amigo Andrew si…
Abro la puerta despacio. Adrian, como la otra vez, está apoyado en la pared del frente, con las manos metidas en los bolsillos. Cuando salgo, me mira de arriba abajo, y ahora si que lo hace descaradamente. Se detiene en mis piernas, siempre tapadas por pantalones, y ahora medio desnudas, solo cubiertas por una media. Luego recorre mi cuerpo con la mirada, como si se tratase de un cuadro fascinante. Y luego llega a mis ojos, y esa es la parte que mas me gusta…e inquieta. Todo en él es perfecto, pero…sus ojos son algo fuera de lo común.
-Ya estás lista-dice, resaltando lo evidente.
-Si-respondo yo, cerrando la puerta con delicadeza.
Adrian mira para un lado y luego hacia otro.
Me señala con un dedo las escaleras de la parte izquierda del pasillo.
-Tenemos que ir por allí-me dice, y empieza a caminar. Yo le sigo, intentando no hacer ruido al caminar con los tacones-en el piso de abajo hay un trastero que de a la parte de atrás. Hay una ventana. Cuando salgamos por ella, seremos libres de ir a donde nos apetezca.
Suena tan seguro de sí mismo y de todo lo que dice en general, que comienzo a preguntarme si esta es la primera vez que hace esto.
“claro que no”, pienso, animada,”Adrian tiene pinta de escaparse muchas veces, cuando le da la gana”.

Secillamente genial!!!!!!!!!!!! Sigue!!!

hola ainhoa!!!!!! aki pongo otro pokito!!!


El trastero huele a lejía y a moho. Mi pican los ojos si los mantengo abiertos mas de un segundo. Hay un montón de cajas apiladas unas encima de otras, y un montón de utensilios de limpieza desparramados por un lado y otro. Hay una ventana de dimensiones altamente considerables al final de la estancia. Adrian se dirige hasta allí, y yo le sigo como si fuera su sombra.
Cuando estamos bajo ella, Adrian me hace un gesto para que me acerque más. Acercarme más a él supondría rozar nuestros cuerpos…
Obedezco con lentitud.
-Cuando te impulse hacia arriba, empuja la cristalera hacia delante y agárrate a la cornisa-me explica, mientras pasa sus brazos a mi alrededor. Su aliento azota mi cabello, haciéndome estremecer. Me empieza a temblar el cuerpo…otra vez. Tengo que intentar evitar esto, me digo.
-De acuerdo-digo, asintiendo.
Antes de que cuente a dos mentalmente, Adrian me eleva como si fuese una hoja de papel. Ahora, mas recuperada de mi paliza, puedo sentir de verdad que es lo que se siente al ser cogida por sus brazos. Es…alucinante.
Me eleva un poco más hasta que mis manos alcanzan el cristal. Obedeciendo a su explicación, empujo el cristal hacia delante, y este cede con facilidad. Entonces, me agarro a la cornisa y me impulso hacia delante, ayudada por Adrian. A los pocos minutos estoy de pie, en la hierba, y después de otros pocos segundos, Adrian está conmigo, levantándose con un fluido movimiento.
-Somos libre-bromeo, mirando al cielo. Ya casi es de noche. El cielo está surcado de enormes y esponjosas nubes negras. Incluso parece que va a llover.
Adrian sonríe, pero la alegría no le llega a los ojos.
-Claro-musita.
Miro a mi alrededor. Estamos rodeados de malas hierbas y árboles de aspecto envejecido. La verdad, es todo bastante deprimente. Adrian se pone a mi lado y señala hacia el frente.
Me doy la vuelta y observo con gran desconcierto, y por que no decirlo, con gran perplejidad, lo que me está señalando.
Cojo una bocanada de aire y luego la expulso.
-¿Vamos a ir…en eso?

La moto es completamente negra, solo el mango es plateado. Lo primero que pienso es que es una broma. ¡Yo ni siquiera he montado en bici!
Miro a Adrian, que ya camina hacia ella, con paso firme. Lo sigo completamente incrédula.
-Y no vas a decirme que haces tú con una moto, ¿verdad?-pregunto.
-No es mía-dice Adrian, mientras se sube a ella. Me mira.
-¿Entonces…?-empiezo a preguntar, pero me interrumpe.
-Es del hijo de Stevens-dice. Me hace un gesto con la mano para que vaya hacia él.
-¿El hijo de Stevens?-pregunto mientras me acerco a él. A mi mente viene la imagen de un chico con la cara y el cuerpo de Stevens…!puaj!
-Está aquí, le he visto llegar-dice Adrian, y me da un casco de color gris. Empiezo a colocármelo-por eso se me ocurrió este maravilloso plan. Siempre deja la moto aquí. Ya he hecho esto otras veces-afirma, confirmando mis sospechas.
Me siento detrás de él, y me agarro a su chaqueta.
-¿Y cual de todas fue la chica que sucumbió esa vez a tus encantos?-pregunto yo, divertida.
Noto como Adrian se ríe.
-Esta es la primera vez que gozo de compañía-responde, y dicho eso, la moto da un ligero salto y se pone en marcha. Aturdida por la velocidad que la moto va cogiendo, me agarro mucho más fuerte a Adrian. Tanto, que puedo notar como su tronco se mueve de arriba abajo debido a la respiración. Apoyo mi cabeza en su espalda, conteniendo unas repentinas ganas de vomitar.

Sencillamente genial, como siempre. Por curiosidad, ¿ Porke está Adrian en el reformatorio? Sube más, porfa!

jejeje!!!! eso es un misterio...si te lo digo te desvelaría la historia!!!!! jajaja!!!!! tiene que haber algo de misterio no???
bueno, aki va un pokito mas!!!! es lo último q he pasad a ordenador!!! cuand pueda, subo massss!!!!


CAPITULO 3


Cuando la moto frena en seco con un chirrido estrepitoso, es cuando me atrevo a abrir los ojos. Los he tenido tan cerrados, que ahora me duelen incluso los párpados. En cambio, Adrian parece en su salsa, y con un elegante movimiento, baja de la moto y se quita el casco. Me mira con expresión divertida, pero no dice nada. Mas le vale, por que se la pinta que tengo. Me ayuda a bajarme de la moto. Cuando ya estoy en tierra firme, me desequilibro un poco, pero Adrian me coge del codo antes de que de con mi cuerpo en el suelo.
-Pareces una borracha-bromea él, mirándome con ojos traviesos. Yo le devuelvo una mirada nada traviesa y me deshago de su agarre.
-No suelo ir por ahí en moto con un loco de la velocidad-me defiendo, alisándome el traje-disculpa que esté un poco mareada…
Mientras digo eso, me da por mirar al frente. Bueno…esto no me lo esperaba para nada. La verdad, nunca había visto algo tan bonito. Tanto verde junto en un solo lugar…precioso. Grandes árboles de troncos sanos y fuertes, hojas llenas de color, hierba sana…
Miro a Adrian con estupor.
-Vine aquí la primera vez que cogí la moto de Joseph-me explica. Joseph debe ser el hijo de Stevens-prefería traerte aquí antes que ir a la ciudad. Stevens conoce a mucha gente, y dos chicos nuevos en el pueblo levantarían sospechas.
-Me encanta, Adrian-digo yo, y me trago el impulso de darle un beso en la mejilla. Nunca he sido la típica niña dulce y empalagosa que se derrite con cualquier cosita, pero Adrian esta sacando partes de mi personalidad que ni siquiera sabía que tenía.
-Podemos sentarnos en el césped-sugiere, colocando la moto para que no se caiga-si quieres.
-Claro que quiero-digo yo, andando ya hacía el prado-esto es lo más hermoso que he visto en mi vida.

-No deberíamos estar haciendo esto.
-Pero yo se que te gusta, y a mi también me gusta.
-Pero Adrian, nos podrían ver…
-¿Que más te da? Es lo que quieres.
-Bueno, si…pero…
-Alex…no puedo concentrarme si no me dejas hacerlo a mi manera.
Vale. Nunca he tenido vergüenza para estás cosa, pero nunca lo había hecho en público, y más ante alguien tan perfecto. Pero el empieza, así que no me preocupo.
Intento devanarme los sesos, buscando alguna que él no conozca…pero no lo consigo. El debe tener bastante experiencia en este tema…parece un chico de mundo. Pienso de nuevo. Vale. Esta seguro que la conoce, pero me encanta. La verdad, es mi favorita. Y lo tiene que hacer.
Le miro con ojos divertidos.
-Dear Angel, de April Sixth-digo al fin-cántame esa, y te contaré un secreto. Pero me la tienes que cantar entera, o…por lo menos hasta el primer estribillo. Si no, no vale.
Adrian se hecha hacia atrás, apoyando las manos en el césped. Mira hacia el cielo, que cada vez está más oscuro. Aún así, todavía soy capaz de apreciarle con total claridad. Después de unos segundos, Adrian me mira y sonríe.
-Dear angel mine, Where do I start to express how I feel?- vale. Como puede ser alguien tan maravilloso? Canta como un verdadero ángel. Y me está mirando. Sus ojos ahora son dulces. No me puedo creer que un chico como él esté cantando una canción como esta a una chica como yo- Well, my love's gone blind. Now all that I feel is what I hear. Your words rip and tear, and through my heart so weak and pure. Now I find myself wanting to die…-me recuerdo a mi misma que debo seguir respirando. Pero su voz me está dejando KO. Es una voz tan dulce, tan suave…- I bleed for the second time tonight holding the love that's in my mind. If only my love could be with you. If only this pain, this pain died too So I break you away, away, away from me…
Ya no canta más. ¿Por qué no canta más? Parece como si me acabara de despertar de un sueño donde todo era perfección y armonía. Ahora estoy sentada, mirando a Adrian como si fuera la perfección en todas sus vertientes. Puede que lo sea, y yo aún no lo sepa. Lo que si se es que el ahora se está acercando a mi. Me pone una mano en la mejilla y empieza a deslizarla con delicadeza. Impulsos eléctricos desestabilizan todo mi sistema. Solo ese roce hace que se me pongan los pelos de punta.
Me mira a los ojos.
-A mi también me gusta mucho esta canción-musita, tan cerca de mi que puedo verme reflejada en sus ojos. Vale. He dejado de respirar. No puedo más. Tener tan cerca esos labios me vuelve loca. Tengo que poder besarlos, y olvidarme de todo. De mi madre, de Stevens, de Gertrude…Gertrude. Está muerta. Y yo estoy aquí, violando a un chico con la mirada. Me obligo a apartarme. Adrian me mira, confuso.
-¿Qué ocurre?-se extraña, cogiéndome de la muñeca con delicadeza. Miro su mano, de dedos largos y elegantes. Niego con la cabeza y retiro la mano con igual delicadeza que él.
-No puedo-musito, mirando al suelo. Casi no se distingue el color de la hierba, debido a la oscuridad. Ya casi es de noche.
-¿Qué?-pregunta Adrian.
Alzo la cabeza y le veo mirándome fijamente, con el ceño fruncido.
Niego con la cabeza e intento sonreír, aunque se que no lo consigo.
-Estaba pensando…en Gertrude…-no puedo hablar, se me ha formado un nudo en la garganta. Carraspeo varias veces.
Adrian se acerca a mí y me pasa un brazo por los hombros con delicadeza. Noto su respiración en mi pelo, y eso logra calmarme un poco.
-Ya sufrió varios ataques al corazón en lo que va de año-me explica Adrian, en un intento por reconfortarme. Lo que el no sabe es que su solo presencia me reconforta-los médicos le aconsejaron reposo y que se calmara-con suavidad, alza mi barbilla con una de sus manos. Sus ojos y los míos se encuentran, como tantas veces ya-no eres la primera con la que tiene una pelea. No puedes culparte.
Noto como los ojos se me llenan de lágrimas. Idiota. Llorando delante de Adrian, que patético, me digo a mi misma, aunque no por eso soy capaz de parar. Adrian hace un sonido de disgusto con la lengua y repentinamente me abraza, me estrecha en sus brazos. Es una sensación tan…cálida. Me siento tan suya, como si siempre le hubiera pertenecido. Nuestros cuerpos se acoplan como si estuvieran diseñados para estar juntos, como las piezas de un puzzle.

Muy bien, Claudia. Sencillamente increible. Adrian es tan ... encantador pero a la vez tan miesterioso... me encanta. Sube más, please.

sorry Ainhoa, pero tengo k pasarlo a ordenador. cuando tenga mas subo, ok????
un besazo!!!!