Aquí tenéis la segunda parte. Espero que os guste^^
Capítulo 1. Segunda parte:
El ruido de la planta baja la despertó bruscamente. Miró el reloj. Las dos y media de la tarde, había estado durmiendo bastante tiempo.
Se levantó. No tardarían en llamarla para bajar. Cogió sus zapatos negros de cuña y descendió la escalera dando brincos. Estaba a pocos pasos de los que prometía ser el principio de una pesadilla interminable.
Se asomó disimuladamente por la puerta del salón. Allí estaba. Entre sus padres y hermanos adoptivos había un hombre con barba, grande y alto, ancho de hombros, que vestía un traje blanco. Llevaba un ramo de flores con su nombre. “Para Erika de Rajib.”Así que se llamaba Rajib.
Su padre la vio asomada y la llamó a la fiesta. Erika vaciló y, tristemente, se acercó al grupo. Rajib la tendió el ramo de flores sonriendo. Tenía muchas arrugas alrededor de los ojos y los labios.
- Para ti –le dijo con una voz fuerte y profunda.
Erika sonrió difícilmente, una perfecta sonrisa fingida. Erika mentía bastante bien.
- Gracias –dijo mordiéndose el labio.
Dejó el ramo sobre la mesa, junto a una tarta bastante mal hecha con trozos quemados. Su madre no sabía cocinar.
Una de sus hermanas se adelantó y la habló.
- Este es Rajib, Erika, tu futuro marido –dijo sonriente.
Esas palabras la punzaron en el corazón. Aunque ya lo sabía, que se lo recordasen la hacía mucho daño.
Por segunda vez, las lágrimas acudieron a sus ojos y obstaculizaron su vista. Retrocedió, pisando el matón que llevaba y cayó al suelo. Su padre le tendió la mano.
- Cariño, ¿estás bien?
Erika rechazó su mano y se levantó de un ágil salto. Comenzó a llorar, sin poder apartar la vista de Rajib.
- Cariño, ¿qué te pasa? –le repetía su padre.
La chica salió corriendo por la puerta y subió a su cuarto pasando como una exhalación sobre la escalera.
Los presentes se extrañaron de su reacción. Rajib miraba fijamente a la madre adoptiva de Erika.
- Tranquilo, ha sido muy repentino, bajará dentro de un rato cuando se le pase. No lleva bien los cambios pero cuando se haga a la idea estará encantada de tener un marido tan bueno y generoso –decía mientras sostenía el reto de Rajib con su mirada.
Erika lloraba sobre su cama. No podía ser, no, rotundamente no. ¡¡Tenía catorce años, por el amor de Dios!!
Aún oía voces desde el salón, pero ella estaba centrada en sus pensamientos y su llanto.
En ello estaba cuando oyó unos golpecitos en la ventana. Se giró bruscamente, intentando enfocar su vista. En la ventana había un joven rubio, de ojos grises. “Los ojos de mi sueño…”, pensó Erika.
El chico llamaba a su ventana con suaves golpecitos. Erika vaciló, pero se levantó y abrió la ventana. Vio que el muchacho estaba sobre la rama del árbol que tenían en el jardín.
- ¿Quién… quién eres tú? –dijo Erika entre sollozos.
- Soy tu ángel de la guarda… -dijo el chico entre risas- Siempre quise decir eso. Me llamo Kyle, y tú te vienes conmigo.
- ¿Lo tienes muy claro, verdad? Pues lo siento, Kyle, pero no suelo irme con desconocidos que llaman a la ventana de mi cuarto en el segundo piso, subido sobre la rama del árbol de mi jardín –parecía que Erika había dejado de llorar. No soportaba que ese chico se las diese de listo con ella.
- He visto que llorabas… ¿por qué lo hacías? –la sonrisa se borró de su cara, convirtiéndose en una expresión de preocupación y tristeza.
- No es asunto tuyo, lárgate.
- Igual si compartes tus penas te sientas mejor. ¿Por qué llevas esas pintas? Pareces un saco negro de basura.
- ¿Me lo tengo que tomar como un cumplido?
- En realidad no, sólo soy sincero.
- Mis padres adoptivos son musulmanes, por eso tengo que llevar esta cosa. Y hoy es mi cumpleaños y me van a casar con un cuarentón, por eso lloro. Ya puedes irte.
El chico no pareció escuchar su última frase.
- Pareces realmente triste.
- Hombre, me van a llevar a oriente para casarme y ser esclavizada hasta mi muerte. Si te parece estoy contenta y sonriente.
- Vale, parece que eres de lo más sarcástica, incluso en momentos serios.
- No. Soy sarcástica con los chicos que me quieren sacar de mi casa por la ventana del segundo piso.
- A propósito… ¿cómo te llamas?
- Llevamos unos cinco minutos hablando y ahora me preguntas cómo me llamo, estupendo.
- No. En realidad llevo todo el día viéndote por esta ventana y no he encontrado nada que me revelase tu nombre, que es…
- ¿¡Todo el día!? ¡Eres un maldito acosador! ¡Baja del árbol o te tiro yo!
Erika hizo ademán de cerrar la ventana, pero Kyle la paró. El chico era muy fuerte, más de lo que aparentaba con ese pelo revuelto, esa camiseta negra de manga corta y esos vaqueros oscuros.
- ¿Qué haces? ¿Estás loca? ¡¡Es un segundo piso, atontada!!
- ¿¡Te crees que no lo sé!? ¡¡Vete de aquí y déjame cerrar la maldita ventana!!
- Ni hablar. Primero tu nombre.
- ¿Mi nombre? ¿Para qué quieres mi nombre?
- No todos los días se ve a una belleza llorando sola en su casa y se tiene la oportunidad de saber su nombre.
- Erika. Erika Jaliff. ¿Contento? Ahora es cuando te largas y me dejas seguir consumiéndome en mi tristeza hasta acabar muerta o casada con un árabe esclavizador de mujeres.
- Eso es muy tentador… pero no. He venido a sacarte de aquí, te vienes conmigo.
Erika estaba a punto de replicar cuando alguien llamó a su puerta. Entonces, su madre apareció por ella. Erika se giró para mirarla y luego miró a la ventana. Kyle había desaparecido.
PD: siguiente cacho en la página 5