Cazadores De Sombras
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 Mundos Paralelos

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Rory
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Things Fantastic
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MensajeTema: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeMar Ene 12, 2010 11:53 pm

Yo quería dejaros mi historia ^^
Espero que os guste! Se llama Mundos Paralelos y la escribo en mi blog y por tuenti!

Espero que os guste!


Argumento:
Rachel es nueva en el St. Gaifen, uno de los internados más prestigiosos de toda Europa, y espera que su estancia sea de lo más normal posible, pero está demasiado equivocada. Rápidamente, Rachel hace amistad con dos chicas muy corrientes, Narcisa y Carlota. Las tres se harán inseparables y su amistad podrá romper todas las barreras de lo paranormal.Pero cuando Rachel empieza a tomar confianza con Matt, el mejor amigo de Alex, su hermano mayor, pensará que ya está lista para dar un paso más hacia el amor, algo a lo que ha tenido miedo desde pequeña.Pero hay alguien que no la deja en paz, Robert, el odioso hijo del director. Todo el mundo puede captar la atraccion que hay entre los dos, cosa que le fastiadia mucho al pobre Matt, que se ha quedado prendado de Rachel.En este aura de amores, traiciones y amistad, comenzarán una serie de asesinatos, que llevarán a Rachel y a Robert a trabajar juntos para saber qué está pasando. Este acercamiento convertirá la atracción en algo más fuerte, y dejará a Rachel llena de dudas, pues Robert no es como todo el mundo piensa.
Pero no todo lo que brilla es oro en la vida de Rachel, y lo que ella no sabe es que, tanto Robert, odioso,atractivo, creído, pero con ganas de demostrar que no es igual que su padre, y Matt, gracioso, celoso, guapo y atlético, esconden más de un secreto...
Un triangulo amoroso donde nadie sabe quienes son los buenos y quienes los malos...
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeMiér Ene 13, 2010 3:40 pm

Wow, suena muy interesante... ¿Qué puedo hacer para poder leer más?
me encanta y solo he leido el epilogo :O
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeMiér Ene 13, 2010 6:56 pm

si tienes tuenti puedes buscarme! Soy Mundos Paralelos
Y si no tienes tuenti, metete en www.mundos-paralelos-love.blogspot.com Very Happy

me alegro de que te guste ^^
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeMiér Ene 13, 2010 7:40 pm

Muchas gracias, voy a leerlo Very Happy
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeMiér Ene 13, 2010 8:46 pm

Suen muy interesante. Por favor publica cuando puedas.
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeJue Ene 14, 2010 8:01 pm

Aquí os dejo el primer capítulo! ^^
Espero que os guste! Very Happy
______________________________________________________________

1
Vida nueva
Rachel

Las primeras luces del día asomaban por el horizonte. Estaba despertando de mi sueño y noté algo en el hombro; era Alex que, apoyado en mí, dormía placidamente. No podía moverme, ya que no quería despertar a mi hermano que estaba muy cansado después del largo viaje desde California hasta Londres, pero todavía podía mirar por la ventanilla. Cada vez había menos oscuridad y al fondo se divisaba algo, algo muy grande. No quería saber que era ese algo, pues la amenaza de estar cerca de mi destino me aterraba y a la misma vez tenía curiosidad del lugar que a partir de ahora iba a ser mi casa. Mi hermano empezó a abrir los ojos y el chofer se dio cuenta que ya habíamos despertado. Nuestro conductor es un hombre de unos cuarenta años, moreno y con el pelo un tanto canoso. Tiene unos ojos muy bonitos, verdes y aparenta ser simpático. Hasta ahora se había portado muy bien con nosotros. Su nombre es David, y es el cochero oficial del internado St. Gaifen, uno de los más prestigiosos colegios de toda Europa.

Alex se levantó y miró hacia su alrededor mientras el coche paraba delante de unas grandes rejas blancas. Delante de nosotros se podía vislumbrar algo gigantesco y magnífico que emanaba luz propia. La entrada estaba cerrada, como era de esperar, pues todavía no había amanecido por completo. El lugar, por así llamarlo, pues no puedo encontrar palabras para describirlo, estaba totalmente en silencio.
Mientras las primeras luces del día aparecían tímidamente, mi hermano y yo bajamos del coche.

Sinceramente, no era lo que me esperaba.

Una gran entrada nos estaba llamando a gritos. El suelo de mármol, blanco y brillante nos invitaba a pasar. Nada de esto es cierto. Es imposible. Solo el suelo me había dejado en estado de coma cuando alcé la vista hacia el horizonte, fue entonces cuando casi me da un infarto. Lo único en lo que pensé cuando vi ese edificio fueron palabras como castillo o palacio, pero ni si quiera un palacio podía ser igual que aquello. Por un momento olvidé todo el rencor que les tenía a mis padres, incluso por un momento olvidé que mi hermano y que el cochero me observaban.

Durante los meses anteriores a mi encarcelación en ese sitio, mi hermano, que pasaba todo el verano en casa, me había hablado mucho acerca de su hogar. Él llevaba allí unos dos años, desde que mi padre se enteró que se acostaba con su maestra. Cuando vio lo magnífico que era ese lugar decidió llevarme a mí también. Pero yo nunca creí en las maravillas que escondía aquel lugar y de las que mi hermano no paraba de hablar. Él nunca había sido un chico al que le gustar estar encerrado, por lo que supuse que se había vuelto loco de remate al entrar en ese lugar, pero ahora me daba cuenta de que quizá podría llegar a gustarme.

-¿Qué? ¿Qué te parece? Has puesto la misma cara de pasmo que puse yo cuando lo vi por primera vez. –Dijo mi hermano a mis espaldas, -e imagino lo que estarás pensando. Simplemente alucinante.
-Yo diría que es algo mas que eso, -le respondí sin mirarle, pues tenía la vista en otras cosas, como en el gran edificio que parecía tan lejos, aunque la realidad era diferente.

El jardín que antes me había parecido tan enorme, no lo era ahora. Simplemente había sido la belleza de ese lugar la que me había cautivado, pero no tenía un jardín tan grande como yo me hubiera imaginado. Aunque seguía siendo maravilloso.

Cada vez había más luz, y ya podía contemplar con más claridad todo. El gran edificio donde se suponía que iba a vivir a partir de ahora era un edificio normal, pero lleno de magia, envuelto en un aura especial, llena de luminosidad. Conforme nos acercábamos, podíamos contemplar un gran palacio de tres pisos, con grandes ventanas. Las paredes tenían un color oro oscuro y brillante y en lo alto, se podía ver unas pequeñas, pero hermosas, estatuas de oro. Eran como ángeles tocando sus pequeños instrumentos. Me fijé en que arriba de las ventanas había unos pequeños arcos que parecen de oro, muy bonitos. El edificio tenía forma de T gigante, en el que la parte delantera era más pequeña que las que salían por los lados, que eran más alargadas. No tenía tejado, pues el techo estaba totalmente liso. Había muchos alumnos caminando alrededor del gran edificio, que reían y jugaban.

-No te preocupes, hermanita, todo esto es real. Y es para nosotros. –me dijo mi hermano al oído mientras me cogía de la mano y me llevaba hacia la entrada al edificio.
-Esperen aquí, señores. Voy a avisar al señor Deblash. –dijo el cochero y se fue hacia dentro.
-¿Quién es el señor Deblash? –le pregunté a mi hermano.
-Es el director del internado. Todo lo que pasa por estas paredes está controlado por él. Julio Deblash, un hombre calculador y muchas veces odioso y frío. Todo el mundo diría, en este caso, que se le tiene cariño. Aquí, nadie dice eso, pues, además de ser un hombre huraño y manipulador, es muy difícil aprobar su asignatura y siempre intenta hacerte la vida imposible. Tiene un hijo aquí, y es el que más lo sufre, aunque no debería de darme pena su hijo. En realidad, es un capullo sin remedio. -finalizó Alex, dejándome con una ligera idea acerca de mi nuevo director.
-Capullo sin remedio. Umm, cada vez más observador por tu parte, Alex.
-Gracias, Rachel, pero solo digo la verdad, -Alex me guiñó un ojo y dejó que mi mente empezara a imaginar quién podía ser ese director.

Podía ser un hombre como el mayordomo de “El Príncipe de Bel Air”, siempre me había gustado imaginar que las personas importantes tienen un cierto aire de elegancia y respeto. El mayordomo lo tiene, aunque no sea alguien importante. Pero por las descripciones que mi hermano realizaba acerca de ese hombre, me costaba imaginar que así fuera. En realidad, esa descripción se asemejaba más a alguien como Lestat en “Entrevista con el vampiro”, malvado, sin escrúpulos y capaz de hacer cualquier cosa por salirse con la suya. En cualquier caso, fuera como fuese, no iba a permitir que alguien como ese tal Deblash, director de lo que ahora era mi nueva casa, hiciera que me acobarde a la primera, sin conocerle.

Mi hermano había ido a saludar a alguien, y sin darme cuenta me había quedado sola con mis pensamientos, aunque Alex no había ido muy lejos. Se podía apreciar su esbelta y alta figura a escasos metros de donde yo estaba que, dándome la espalda, alzaba la voz mientras corría hacia un banco, en el que había un chico sentado leyendo. No podía apreciar bien su imagen, así que decidí acercarme, total, por hacer nuevos amigos, que no falte.

Pasados unos segundos, parece que Alex se acordó de que tenía una hermana pequeña que no tiene ni idea acerca de donde está, así que cogió a su amigo y caminó hacia donde yo estaba, mientras yo me paraba, al ver que ellos venían a mí.

Mi hermano, tan alto como siempre, es un chico de pelo castaño, con unos preciosos ojos negros como el carbón. Si no fuera su hermana, seguro que me sentiría muy atraída hacia él, pues la verdad es que es muy guapo. Su cara de atrevido seductor le delata delante de todo el mundo, especialmente de las chicas, que no se pueden resistir. Lo malo de ser hermana de un chico que podría aspirar a ser modelo, que siempre te comparan con él. Yo, para mi desgracia, no soy tan perfecta como mi hermano. Soy una chica morena, de ojos marrones, esbelta. Tengo el pelo largo y la piel muy blanquita, una de las diferencias claves entre Alex y yo, pues él tiene una piel bronceada. Así, a primera vista, no parecemos tan diferentes, porque, y ahora que estamos solos os voy a contar un secreto, no soy fea. Ni tengo mal cuerpo, pero no me gusta presumir de estas cosas. Y os preguntareis, ¿a qué viene eso de que él es mejor que yo? Pues os cuento.

Los dos hermanos Stuart siempre nos hemos caracterizado por algo, los dos somos amantes de los deportes, en especial del fútbol.
Un chico futbolista, y encima bueno con el balón, guapo y atrevido, es el prototipo que toda chica querría para las navidades.
Una chica futbolista, que también es buena con el balón, irónica, quejita y rebelde, es una de las chicas que todo chico quiere alejado de su vida. ¿Por qué? Por varias razones:
Las chicas como yo siempre tenemos un as bajo la manga, por si algo sale mal. Si esto ocurre, el chico se verá obligado a aceptar su derrota inmediatamente o a pedir perdón. Siempre funciona y eso ellos lo odian.
Somos quejitas y queremos que todo sea perfecto, y ellos no lo son.
Somos incapaces de pedir perdón, es algo que viene del coco.
Somos atrevidas y no nos importa coquetear con otros chicos, aunque también somos celosas.
Solamente se me ocurren dos palabras para definirlos claramente, que son las que todo el mundo utiliza para hablar de nosotras: chicas difíciles.
Pero no podemos hacer nada para cambiar, yo por lo menos.

Alex me miraba con curiosidad mientras yo pensaba en por qué he tenido yo que ser la “difícil” de la familia. Él siempre ganaba, aunque en realidad no me importaba. Le quiero demasiado para enfadarme con él.

-Rachel, este es Matt Burdock, un gran amigo mío. –dijo señalando al chico castaño que tenía delante de mí. –Matt, esta es mi hermana Rachel, de la que tanto te he hablado. –en ese momento Matt se acerco para darme dos besos. Demasiado típico en una presentación.
-Encantado, -dijo mirándome a la cara. En ese momento me di cuenta de que darle dos besos a él no había estado tan mal.

Matt es un chico alto, aunque no tanto como mi hermano, pero sí más que yo. Llevaba en las manos un ejemplar de “El Príncipe de la niebla”, de Carlos Ruiz Zafón. Tiene unos ojos verdes preciosos y su pelo es castaño claro. ¡Y qué cuerpo! Ahora sentía lo que la demás chicas dicen sentir cuando ven a Alex. Esas ganas de, bueno, de comprobar si ese chico atlético y guapo que tenía ante mí era de verdad. Matt me sonreía, y yo le devolví la sonrisa sin pensarlo. Una de las cosas que no he nombrado antes de las chicas como yo es que nos encanta coquetear, aunque con Alex delante era un poco incómodo.
-Lo mismo digo, -contesté yo.
-Bueno, y ¿qué te ha traído hasta este lugar apartado, pero muy bien renombrado? Porque sé que tu hermano repitió por razones que no vienen al cuento, pero tenía entendido que su hermana si estudiaba. –dijo Matt, entornando los ojos.
-Mis padres me han tendido esta trampa. Lo de Alex lo entiendo, él es bobo y debían de tomar medidas, ¿pero yo? Soy demasiado inteligente para compartir clase con él. –Matt soltó una carcajada y yo me reí con él, mientras Alex me miraba con cara de asesino.
-Bien, ya veo que el sentido del humor viene de familia, -dijo Matt dándole un codazo a Alex.
-Ja, ja, ja y ja. ¡Qué graciosa que eres, Rachel! Me parto contigo, -dijo Alex, haciéndose el estúpido.

En ese momento alguien salió por la puerta del gran palacio. Nos habíamos alejado unos cuantos pasos y la sombra que salía del gran edificio venía directamente a nosotros.

-Ya está aquí el manda más, -me dijo Alex al oído.

El hombre que apareció por la puerta era un hombre de unos cuarenta años, aunque muy atractivo para ello. Era moreno, y tenía unos ojos negros muy, pero que muy bonitos. Es muy musculoso y atractivo y tenía un caminar elegante.

-Ya veo que está usted conociendo a gente nueva, señorita Stuart. –dijo el hombre extraño mientras se acercaba a mí. –Soy Julio Deblash, el director del St. Gaifen. –el señor Deblash me echó la mano, mientras me miraba. –Señorito Stuart, es un placer tenerle aquí de nuevo con nosotros, -añadió mientra también saludaba a mi hermano. –Yo estoy muy liado ahora, pero veo que está usted en una excelente compañía al lado de estos dos jóvenes. –esta vez se dirigía a mí. Mientras hablaba me di cuenta de que tenía una voz demasiado forzada, como si esto no le agradara demasiado. Ahora me daba cuenta de que lo que decían era cierto, era una persona demasiado falsa, porque miraba con mucho desprecio a Alex y a Matt. –Me gustaría, señorito Stuart y señorito Burdock, que le enseñaran el internado a la joven y que trataran, sobretodo, de hacer que esté lo más cómoda posible, lo digo, especialmente, por usted, señorito Burdock. Quiero que este curso lo empecemos bien, y lo acabemos mejor. Ahora, si me disculpan, debo de retirarme a atender asuntos más importantes. –y con un leve gesto con la cabeza, se fue.

Desde que el director se había ido, ese aire tenso había desaparecido. Probablemente, igual que vino con él, se fue con él.
Era demasiado frío y su voz era demasiado falsa, con un tono de superioridad que no se podía evitar. Aunque en realidad no había sido tan malo como me esperaba.

-Interesante, -dijo Matt cuando ya no había rastro de él.
-¿El qué? –le pregunté sorprendida.
-La forma en que te ha tratado, supongo. –contestó él. –Normalmente utiliza algún comentario grosero para referirse a los nuevos, pero contigo ha sido diferente. Es extraño… -Matt se quedó muy pensativo, como si ni Alex ni yo estuviéramos presentes. Pero hubo un momento en que se dio cuenta de que le estábamos mirando, así que nos miró, uno por uno. –Vamos, hay que enseñarte esta cárcel.
-¿Cárcel? Esto es inmenso y parece un palacio en vez de una cárcel. –le contesté yo.
-¿Palacio? –Matt miró a mi hermano riéndose entre dientes. -Pronto me entenderás.



* * * * *


Matt se comportó maravillosamente mientras me enseñaba el internado. No paré de reír con sus bromas acerca de cada persona que pasaba a nuestro lado. Se sabía su vida entera, sus amores y sus cotilleos. Pero me extrañó mucho como se calló cuando pasamos por delante de un chico moreno. Estaba de espaldas y no le pude ver la cara, pero fue del único del que Matt no dijo algo. Mi hermano le miraba de forma cómplice, mientras yo no me enteraba de nada. Decidí que si algún día él quería contarme algo sobre ese chico, me lo diría, pero que ahora no era el momento.

El internado me seguía pareciendo algo espectacular, como un gran palacio, un sitio demasiado grande para alguien como yo. Era como un sueño.

La excursión duró algo más de media hora en la que lo pasé muy bien. Matt y Alex me explicaron todo lo que tenía que saber acerca de los profesores, los grupos de amistades, el comedor, las normas y una de las cosas que más me interesaron, el equipo de fútbol femenino. Sé que es muy raro que a una chica le guste esta clase de deporte, pero así soy yo. Aunque ahora a muchas chicas normales y corrientes les gusta, igual que a mí. Matt es un centrocampista nato y mi hermano es la banda derecha y el capitán del equipo. Los dos se complementan bastante bien y, además, son los mejores amigos que se pueden encontrar.

El paseo, la verdad, se me hizo demasiado corto, y pronto llegamos al segundo piso (el edificio constaba de la planta baja, primera planta y segunda planta), que es donde se encuentran los dormitorios.

-Queda poco para la hora de comer e imagino que tus maletas estén en tu habitación. Para encontrar tu habitación debes de mirar los nombres que hay al lado de las puertas. Donde esté el tuyo, esa será tu habitación. –me explicó mi hermano mientras le daba a Matt un codazo. –Nosotros debemos de irnos a nuestra habitación también, así que ahí te dejamos.

Mientras se alejaban me di cuenta de que Matt no quería irse. Tuvo que cogerle mi hermano el brazo para que se fueran y cuando estaban a punto de desaparecer, Matt miró atrás y me sonrió. Gracias a Dios mi hermano no se dio cuenta de que Matt había hecho eso, porque entonces es cuando los amigos hubieran peleado.
Mi hermano siempre había sido muy celoso con mis novios, siempre he tenido que intervenir para que no les matara. No es que diga que Matt puede ser mi novio, solo que hemos estado coqueteando. ¡Y a mi hermano no se le ha pasado por alto! Ha mirado varias veces a Matt con una expresión “cierra la boca”. Y a mí con cara de asesino o con cara de “¿Por qué a mí?”. ¿Es que ha sido tan obvio? Creo que me he portado, tampoco ha sido para tanto. Quizá varias miradas atrevidas y cosas de esas, pero teniendo en cuenta de que el que ha estado presente es Alex, el Rey de la seducción (como él mismo se dice), es normal que se haya dado cuenta. Pero bueno, ahora no es tiempo de pensar en Alex, ni siquiera en Matt... ¿pero como dejar de pensar en ese chico? Si hubiera una forma, yo ya la habría encontrado. Es tan…guapo. Simpático, agradable, gracioso... ¿Se puede pedir algo más? Además, ha estado coqueteando conmigo, aunque no debería hacerme muchas ilusiones.

Dejé de pensar en todo lo que me quedaba por delante para concertarme en el gran pasillo que tenía delante de mí. El suelo de esta parte del internado era de parqué. Las paredes era de un color oro tirando para marrón que, la verdad, es muy bonito. Había varios cuadros con diferentes paisajes, uno de una playa, otro de animales corriendo...y el último antes de llegar a un pasillo cruzado. En este se podía apreciar el internado St. Gaifen dibujado con acuarelas, desde una toma al amanecer. Era realmente precioso. La magia que cuando llegué aquí se apoderó de mí y me lleno e incluso pude dejar de pensar en Matt por un momento. Me sumergí por completo en ese preciado cuadro de un artista desconocido, pues no había ninguna firma.

Pero de pronto una voz sonó detrás de mí.

-Realmente precios, ¿no es cierto? –dijo esa voz preciosa que esta justo detrás de mí. Me giré para presenciar al individuo que me estaba hablando cuando me di cuenta que él estaba más cerca de lo que yo había imaginado. En cuanto giré pude ver una camiseta negra con un estampado blanco. Alcé la vista y entonces el tiempo se paró. Unos ojos azules me miraban interesados y la persona que los portaba, el chico más guapo que mi mente recordaba me miraba a mí. Estábamos tan cerca que pude sentir su aliento. Al principio me había parecido muy alto, pero lo que había pasado entonces era que yo miraba el suelo. Pero ahora sabía que si me acercaba un poco más al chico misterioso sus labios y los míos se rozarían. El chico misterioso era moreno, y como ya he dicho, tenía unos ojos azules irresistibles. –Fue pintado hace Dios sabrá, y desde que yo me acuerdo adorna estas paredes. –el chico sonreía mirando al cuadro y cuando terminó de examinarlo, se apartó un paso y me miró a mí. -¿Quién eres? Nunca te había visto por estos lugares.
-Soy Rachel, y sí, soy nueva. Acabo de llegar, -aunque hablar y concentrarme en otra cosa que no fuera esa cara perfecta era demasiado para mi mente, lo hice. -¿Y tu? ¿Quién eres?
-Muy pronto lo sabrás. Ahora no es el momento de mi presentación. Adiós –y se fue igual de cómo había venido, silencioso y con una sonrisa en los labios y así me quedé yo, sin el nombre de ese chico misterioso y con la ligera idea de que eso era un sueño.
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeJue Ene 14, 2010 9:43 pm

Wapa tu historia es tremenda. Esta super bien.
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeJue Ene 14, 2010 9:51 pm

!!!DIOS!!! Mundos Paralelos Affraid , me encanta eres una gran escritora, que pasada!!!!, baja mas en cuanto puedas vale?

Besos wapa, de tu fan nº1 Mundos Paralelos Lol
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeJue Ene 14, 2010 10:05 pm

Yo ya me he leido los 8 capitulos y espero con ansias el 9... engancha mucho la historia y es muy interesante, espero que la sigas escribiendo :$
Un saludo
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeVie Ene 15, 2010 5:19 pm

Me alegro de que os guste! ^^

Esta noche subire el segundo aquí, y espero subir el noveno en el blog Very Happy
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeVie Ene 15, 2010 7:03 pm

Bieeeen!!! espero poder leer el noveno.... ( es que engancha mucho... y justo se quedó en una parte que dice muchas cosas. pero que no revela tanto... y... graciaaas xd )
Un saludo
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeVie Ene 15, 2010 8:38 pm

Gracias a ti por leerlaa! Very Happy
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeVie Ene 15, 2010 8:56 pm

Os dejo el segundo capítulo!


Nuevas amistades
Rachel



Mi habitación estaba ocupada por otras dos chicas. La primera que yo conocí se tenía un nombre muy raro. Se llama Narcisa. Sé que estuvo muy mal por mi parte, pero cuando me dijo su nombre, me quedé con la boca abierta sin darme cuenta.

-No te preocupes. Cuando lo digo, todo el mundo reacciona igual.-dijo ella sonriendo.
-¿Sí?
-Sí. No te preocupes. Hay personas que hasta se ríen. La verdad es que no me importa. Aunque claro está que mi nombre no me gusta. Mis padres me lo pusieron porque les gustan mucho los narcisos. Ellos son una especie de hippies con dinero que no trabajan y deja a su hija en el internado más pijo de toda Europa. ¿Qué irónico, no?

Narcisa es una chica rubia de ojos verdes. Sale con mi hermano y, la verdad, le conoce bastante bien. Tiene el pelo liso y una belleza muy natural. La verdad es que es bastante guapa. Tiene un cuerpo esbelto, ni alta ni baja y lleva puesto el uniforme del instituto.
-¿Ya te has puesto el uniforme? ¿Es que para ir a comer se necesita? –pregunté yo al darme cuenta de que lo llevaba puesto.
El uniforme del St. Gaifen estaba compuesto por una camisa blanca, un chaleco azul claro con rayas blancas y una falda corta azul marino con rayas rojas. La verdad es que era elegante.
-No, para comer no hace falta. Solo me lo estaba probando por si acaso no me venía. ¿Has mirado a ver si ya han dejado el tuyo? –me preguntó ella mientras se quitaba el uniforme.
-Tienes razón, debo de mirarlo. –en ese momento me vino a la mente otra vez el misterioso chico (en realidad no me lo había quitado de la cabeza desde ese momento) y se me ocurrió que podía preguntarle a Narcisa acerca de él.
Mientras miraba a ver si mi uniforme estaba donde Narcisa me había indicado, pensaba en como explicarle lo que había pasado. Al final decidí que debía de contárselo, no perdía nada si no le contaba lo que había sentido, solo por si acaso.
-Sinceramente, chica, no se quien puede ser. Hay muchos chicos morenos con ojos azules guapos por aquí sueltos. –dijo ella mientras me miraba con esa mirada intensa.
-Pero no tan misteriosos y extraños. –le dije yo.
-Ni tampoco muchos que se te metan en la cabeza con ese chico a ti, ¿verdad? Ahora sé en que te pareces a tu hermano, si se os mete algo en la cabeza, no sois capaces dejarlo escapar, -eso me recordó algo. Matt.
Después del encontronazo con el chico misterioso no había vuelto a pensar en el chico castaño. Eso si que era extraño. A ver, conocía a Matt desde hace unas horas, pero es como si ya fuéramos íntimos amigos y desde que le había dejado no había parado de pensar en su sonrisa, tan cálida y bonita, hasta que apareció el chico misterioso. Eso había hecho que mi curiosidad por su identidad secreta aumentara. ¿Cómo podía alguien consumirme con ese secreto, ese simple y tan común secreto? Yo odio los secretos. En ese momento, alguien llamó a la puerta.
-¿Sí? Adelante –dijo Narcisa sin ni si quiera mirar a ver quien aparecía por la puerta. Esperamos unos segundos y nadie entró, pero si se oyó una voz.
-Narcisa, soy el director, ¿está ahí la señorita Stuart? –preguntó desde fuera. Narcisa me miró muy extrañada mientras me preguntaba con un leve gesto si sabía quien era la señorita Stuart. Yo le dije con un gesto que era yo y ella me dijo en voz baja que le contestara.
-Sí, estoy aquí, -le dije mientras miraba a Narcisa sin saber qué pensar.
-¿Puede salir, por favor? –preguntó desde fuera.
-Sí, voy.
Abrí la puerta de mi cuarto y salí afuera. El señor Deblash estaba esperándome, con cara impaciente, que intentó disimular cuando aparecí ante él. No lo consiguió.
-Ya veo que se ha instalado muy bien, señorita Stuart. –dijo el director mientras que intentaba sonreírme. Parece que esto no se le da muy bien.
-Sí, muchas gracias.
-¿Ya has conocido a Narcisa y a Carlota? –preguntó con una luz de curiosidad en los ojos.
-A Narcisa sí, pero a Carlota no, -le contesté.
-Bien, espero que haya sido amable contigo. Narcisa no es mala muchacha, aunque se deja influenciar demasiado por tu otra compañera de clase, Carlota. Ten mucho cuidado con ella. Tus padres me han hablado maravillosamente de ti, y me han dicho que te cuide como si de ellos mismos se tratara. Yo soy un mandado, y por eso te advierto que Carlota es muy impulsiva, y aunque Narcisa se haya portado contigo bien ahora, cambia mucho cuando está su amiga delante, así que ándate con cuidado.
-No se preocupe. No soy de las personas que se dejan llevar con facilidad. –esto me estaba empezando a extrañar. ¿Este hombre que siempre ha tratado fatal a mi hermano se está portando bien conmigo solo por mis padres? Estoy segura de que hay algo detrás de esa capa de amabilidad.
-Por eso te he puesto en esta habitación, Stuart. Sé que, tanto Narcisa como Carlota pueden aprender muchas cosas de ti. Había esperado que mi hijo Robert nos acompañara en esta conversación, para que así lo conocieras, pero no sé donde está. Aunque ya habrá tiempo de sobra para presentaciones.
Estuvimos hablando un rato más, hasta que Carlota llegó. Cuando llegó, el director se despidió y nos dejó solas. Carlota es una chica muy guapa. Morena con ojos azules. Es bastante alta, un poco mayor que yo y tiene un físico 10. Narcisa y Carlota se conocen desde siempre, las dos entraron con cinco años al internado y siempre han estado juntas. En los pocos minutos que estuvieron hablando, no pararon de discutir.
-Este año, nuestro tutor va a ser el Buitre –objetó Carlota.
-¿El Buitre? ¿Has perdido el poco juicio que te quedaba? El Buitre está demasiado ocupado con todos lo problemas que su hijo ha causado durante el verano. Y luego está todo lo que tiene que ver con el internado y todo eso. Es imposible. –Narcisa parecía muy convencida, aunque Carlota lo parecía aún más.
-Entonces, según tú, ¿quién va a ser este año? –le preguntó Carlota.
-Pues yo creo que va a ser el señor Berckins, pues sabe mantener a raya a todo el que se revoluciona. –explicó Narcisa.
-Sabes perfectamente que el Buitre es mejor en eso, y teniendo en cuenta que somos la peor clase de todos los tiempos…
-A ver, ¿por qué estás tan segura? Da razones –le exigió Narcisa.
-Una de ellas, porque somos los más malos. Pero la más importante es porque el peor de todos nosotros es Robert. Seguro que su padre va a querer tenerlo controlado, y ahora que él puede darnos clase y ser nuestro tutor, no va a perder la oportunidad.
-Sabes perfectamente que al Buitre le da igual ser el tutor de su hijo. Él se centra en su trabajo. Además, puede tenerlo controlado sin ser nuestro tutor. Y él pasa de su hijo, solo le importa por todo lo malo que hace. -le dijo Narcisa dándose la vuelta para ver como Carlota se sentaba en su cama.
-Ya, claro. Por eso él ha salvado tantas veces a Robert. Quiere tenerlo controlado, por la cuenta que le tiene, vamos.
-¿Quién es el Buitre? –pregunté yo. No tenía ni idea de quien era el Buitre. Las dos se dieron la vuelta a la vez para mirarme, mientras yo terminaba de cerrar la maleta. Ya había colocado la mayor parte de la ropa que me había traído.
-El Buitre es el director del internado, el señor Deblash. –contestó Carlota.
-Y el tal Robert imagino que será su hijo, -dije, concluyendo con mis especulaciones.
-Exacto, -dijo Narcisa mientras miraba el reloj. –Ya es hora de ir a comer, así que debemos de bajar. Vamos, chicas.
Las tres empezamos a prepararnos para ir a comer, mientras Carlota me indicaba cual era mi cama. Había tres camas en la habitación y ellas me contaron que siempre habían dormido las dos solas. Carlota era la que dormía más a la derecha, Narcisa en el medio y mi cama estaba justo al lado de la puerta, a la izquierda.
La habitación no estaba nada mal. Era bastante más grande de lo que me imaginaba. Había tres camas bastante grandes. Las paredes eran de un color sepia bastante bonito, y había un ordenador con conexión a Internet, una mesa de escritorio y una silla de ordenador. También había una pequeña estantería con libros, que por lo que pude observar, eran de asignaturas que probablemente tendré que dar estando aquí. La puerta que daba al pasillo era de madera blanca y tenía un extraño dibujo pintado en el medio. Había un teléfono fijo en la mesita de la cama de Narcisa. Mi cama tiene un edredón violeta, muy bonito; el de Narcisa es verde claro y el de Carlota azul con cuadritos blancos.
De repente, llamaron a la puerta.
-¿Quién es? –preguntó Carlota.
-¿Está Rachel? –preguntó mi hermano Alex desde afuera.
-Sí, pasa. –dije mirando la puerta.
Alex abrió la puerta y nos muestra una sonrisa. Parece contento. Viene con una camiseta azul marino y sus vaqueros favoritos.
-Un poco más y no encuentro tu habitación. Esta muy lejos de la mía. –dijo Alex.
-La tuya es la que está lejos, Alex. –dije yo. Era cierto, era una de las últimas. Me había explicado que cuando llegó aquí y tuvo que buscar su habitación, se le hizo casi de noche.
-Si tú lo dices… Bueno, vamos al caso, ¿tienes tú mi cepillo de dientes, Rachel? Lo he estado buscando y no lo encuentro por ningún lado. –Alex se rió de sí mismo, como hacía constantemente. En ese momento miró hacia donde estaban mis compañeras de habitación. Parece que no se había dado cuenta de ellas también estaba allí.
-Hola, Alex. ¿Con que esta es la famosa Rachel? –dijo Narcisa. Pero él no le hacia caso. Estaba demasiado ocupado observando la minifalda que llevaba Carlota. Ella también le estaba dando un buen repaso, y Alex terminó parándose en sus ojos y estuvieron casi un minuto mirándose sin parar. Narcisa me miraba a mí, con las cejas alzadas, como si eso fuera lo más normal del mundo entre ellos. Cuando Carlota se dio cuenta, apartó la mirada y empezó a buscar algo en su mesita.
-¿Lo tienes o no? –Alex volvió la mirada hacia mí.
-He desempaquetado todo esto, -dije yo, con voz graciosa, -y no he encontrado nada que te pertenezca. –Le miré, haciéndole saber mis pensamientos. Él captó mi mirada al instante. Siempre habíamos tenido es conexión, aunque Alex me “envió” en respuesta un no rotundo. No me lo creí.
-Vale, me voy entonces. Adiós Narcisa –dijo sonriéndole a Narcisa. Entonces se paró en Carlota. Esta, ni le miró. Alex hizo un gesto de asentimiento y se fue por donde había venido.
Cuando Alex cerró la puerta, tanto Narcisa como yo nos quedamos mirando a nuestra compañera. Ella, al principio, hizo como si no lo supiera, pero luego nos miró.
-¿Qué? ¿A pasado un ángel o algo así? –dijo con mala gana.
-Sí, un ángel llamado Alex al que te has comido con la mirada, aunque yo diría que ha sido recíproco. –me reí del absurdo comentario de mi compañera mientras esperaba una contestación por parte de Carlota.
-Mira, Narcisa, no te tumbo de un golpe porque no quiero que nuestra nueva amiga se lleve una impresión equivocada sobre mí. –dijo Carlota mientra le lanzaba una mirada asesina a Narcisa.
-¿Me vas a matar por decir la verdad? Si es así, moriré por ello. –Narcisa me guiñó un ojo y salió corriendo para mi cama. Carlota saltó por la cama de Narcisa y nos alcanzó. Esta batalla entre las dos amigas terminó con las dos en el suelo, fuera de mi cama y yo riéndome por haberlas ganado.
-Vamos, anda, antes de que os vuelva a ganar a las dos y no podáis volver a comer en vuestra vida.
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeVie Ene 15, 2010 10:19 pm

Me encanta, me muero de ganas por saber como van a seguir los personajes y la trama en sí...
Hay muchas incógnitas... pero bueno. eso es lo que engancha...
Espero que sigas posteando :$
Un saludo... soy tu faaan !! xD
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeVie Ene 15, 2010 10:36 pm

Gracias! De verdad, muchisimas gracias! Very Happy
Y si que hay incognitas! de eso se trata... jajajajaaa
Y si, seguire posteando!
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeVie Ene 15, 2010 10:39 pm

Espero con ansias el siguiente capitulo
por cierto. me gusta mucho tu manera de escribir... ya me gustaría a mi poder escribir así...
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeVie Ene 15, 2010 10:45 pm

Seguro que si lo intentas lo consigues! Smile
Tampoco es tan dificil... yo pensaba que me iba a costar mas!
Lo importante es tener la historia, luego desarrollarla es facil!
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeSáb Ene 16, 2010 6:33 pm

Me ha encantado! Escribes muy bien, en serio. Sigue!
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeDom Ene 17, 2010 1:06 pm

Que verguenza....xDxDxD
Os pongo el tercer capítulo!

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El chico misterioso

Robert





Después de dar un paseo con muy buena compañía, he llegado otra vez a mi habitación.
Julio me dijo que vendría a buscarme para presentarme a no se quien, pero yo he preferido buscar a Natalie para entretenerme. Seguro que ahora él estaría furioso conmigo, como siempre, aunque eso ya no era nada nuevo para mí. Faltaban poco menos de diez minutos para que se abrieran las puertas del comedor y yo estaba aquí, sentado en mi cama. Por lo que había podido observar cuando entré, Alex había vuelto de sus vacaciones, y eso que quedaban tres semanas para que se diera por comenzado el curso. Otro año con esos imbéciles, Matt y Alex. ¿Quién los puede aguantar? Yo no. Aunque a ellos también les pasa eso conmigo. Dejé de pensar en todas las riñas que me quedaban por tener con ellos para pararme a pensar en las curvas de Natalie que cada vez, me gustaban más. Mi padre me había dicho que buscara a otra chica para que estuviera conmigo, pero yo no le había hecho caso. Natalie me gustaba. Aunque es celosa y posesiva, besas muy bien. Eso me recordó el juego con esa chica que miraba con tanta intensidad el cuadro del internado. Ella era preciosa. No era como Natalie, que es sexy (y no es que esa chica misteriosa no lo fuera), ella era guapa y atractiva. Su nombre es Rachel. Llevo toda la mañana, desde que la vi, incluso cuando estaba enrollándome con Natalie, pensando en ella. Mi imaginación me hizo creer que Natalie era ella, y me puse demasiado fogoso. Natalie lo notó y no paró hasta que yo me di cuenta de que no era la que yo pensaba. Pero era demasiado tarde y habíamos sobrepasado ya la línea que yo intentaba mantener. Así que le dije que debíamos parar, ella se lo tomó mal y se enfadó conmigo. En realidad, no me importa. Ella simplemente me gusta porque lo pasamos bien. Nada más. Ella siempre me dice lo que tengo que hacer, y eso si que no lo soporto. En ese aspecto, es igual que el insoportable de Julio, mi padre.
Parece como si él me hubiera leído la mente, porque en ese momento, el director del St. Gaifen, llama a la puerta.
-¿Quién es? –pregunto haciéndome el loco, como si no supiera que es él quien me espera.
-Robert, si me dices que no sabes quien soy entonces es cuando mueres. –vale, sabía que estaba enfadado, ¿pero tanto? ¿Qué he hecho?
-¿No sabes lo que has hecho? Piensa, pequeño imbécil. Te dije que vinieras a verme, y ahora abre. –este era el momento de salir huyendo. Pero Robert Deblash sabe enfrentarse a su padre, y sobretodo, colapsar la mente para que no escuchara lo que estaba pensando.
Me levanté despacio, consciente del peligro que emanaba de detrás de la puerta. Abrí despacio, intentado ver la cara que tenía mi padre. Pero como siempre, su cara estaba relajada, fría, sin dejar que pudiera ver, sentir o predecir lo que pasaba por su cabeza. He intentado millones de veces poder leerle la mente a mi padre, como a veces con los humanos que tiene la mente abierta, pero él nunca la ha tenido.
Sus siglos de preparación había hecho que Julio Deblash fuera una perfecta máquina de distracción. Podía ser cruel, injusto y soberbio, como siempre era, pero también sabía llevarse a quien quiera a su lado, si eso le conviene.
-Hola, padre, -le saludé mirándole a los ojos. Esos ojos que siempre me hicieron daño por el poco cariño que tenían cuando me miraban. Esos ojos que siempre me recordaban lo que estaba destinado a ser, pero sobretodo, a hacer. Menos mal que él si me había enseñado a controlar mi mente, y no me pudo oír.
-Mira Robert, -su voz sonaba fría y distante, sucia, furiosa. Algo había pasado, algo malo, y Julio estaba dispuesto a hacérmelo pagar a mí. Su aura maligna había aumentado, y su forma de vestir, con un traje negro como el carbón, no le ayudaba a mostrarse como una persona normal. Si alguien en ese momento hubiera estado allí, sabría que mi padre era alguien maligno y sin escrúpulos. Alguien que no era humano. –Estoy muy molesto contigo. Hoy te has pasado de la ralla y lo sabes. Sabes que debías de haber venido conmigo.
-Padre, ¿nunca te ha molestado que no acuda a nuestras citas, a excepción de cuando es para entrenar y ahora me dices esto? No se lo que habrás hecho mal, pero la verdad es que no me importa. Así que ya puedes ir dejándome en paz con tus problemas. –me di la vuelta para coger mi móvil, aunque noté como el enfado de mi padre aumentaba. Esto no iba por buen camino, pero yo no iba a ser el que lo arreglara.
-Los problemas que muy prontos serán los tuyos, Robert. –me dijo con la voz enfurecida.
-¿Y si no quiero que esos problemas sean míos? ¿Y si no quiero ser como tú, malvado y sanguinario? ¿Y si quiero ser diferente a ti, cambiar todo lo que me une a ti? No puedo elegir la familia, pero sí mi destino. –mi padre me miró con incredulidad y no dijo nada. Yo también estaba cabreado y él lo había notado. Apartó la mirada y suspiró. Me volvió a mirar y pasó lo que más me temía, me volvió a pegar.
El puñetazo no me dolió. Lo había sentido tantas veces que ya era algo normal en mi padre. Pero esta vez su enfado había sido más grande, y cuando caí al suelo, me pegó una patada en el estomago. Eso era nuevo en la forma de actuar de mi padre, y yo esta vez, decidí dejarlo como estaba. No quería que sus golpes se me notaran. Así que me calle y contemplé como se iba por la puerta, silencioso como siempre, mientras que yo, tirado en el suelo, maldecía a mi padre, maldecía mi vida y todo mi futuro, pasado y presente, pero sobretodo, me maldecía a mí.
* * * * *
Cuando pude darme cuenta de que el tiempo pasaba, me levanté despacio y me acosté en la cama para descansar. Terminé durmiéndome, y mis sueños volvieron a ser pesadillas donde la oscuridad era el arma más letal. Pasadizos sin escape y criaturas que se suponía que tenía que controlar, pero mi poder no era lo bastante fuerte como para pararlas. Me mordían, me pegaban y una voz sonaba en mi cabeza. Era mi padre, que se reía de mi desgracia. Me decía que era un inútil, que no valía para nada, y eso hacía que yo me acurrucara detrás de todas las paredes, mientras lloraba. ¿Llorar? Nadie me había visto llorar nunca, pues solo había llorado dos veces en mi vida, y siempre fue por culpa de mi padre. Él no supo que yo había llorado, no podía permitir que él se burlara de mí por eso, ya tenía muchas otras ideas para hacerlo. Desperté muy sobresaltado y miré a mí alrededor. La comida ya había pasado y en mi mesita había un plato con el menú del día y una nota.
Pasaré a verte cuando crea que estás preparado.
He mandado que te dejen la comida, pues he visto que no has ido a comer.
Estate preparado, te tengo una sorpresa que te va a gustar.
Julio
¿Una sorpresa? ¿Remordimiento, quizá? Imposible. Julio no era capaz de sentir algo que no fuera maligno y despiadado. Seguro que era una trampa.
Bueno, será mejor que deje de pensar en eso. No me había dado cuenta del hambre que tenía hasta que vi la comida. Me lamenté de tener esa parte humana y empecé a comer.
Cuando terminé de comer, me senté para analizar las auras de mi alrededor. Nada había cambiado. Todo estaba bien. Mi padre no andaba por aquí. Quizá tenía tiempo de dar una vuelta antes de que él viniera. Mejor no, no quiero que me de otra paliza. Alex y Matt ya sabían demasiado acerca de lo que mi padre hacía y me había visto varias veces con moratones. Fui al baño que había en mi habitación y me miré la cara. Gracias a mi rapidez de curación el moratón que tenía en el lado izquierdo de la cara estaba casi oculto. El que no supiera nada acerca de lo que hacía mi padre no se daría cuenta, pero gente como Alex y Matt, que saben ya demasiado, sí lo harían, así que mejor sería que me concentrara en mi herida para curarla por completo. Pero parece que mi padre no estaba dispuesto a dejarme en paz hoy, porque entró en la habitación. Esta vez no se molestó en llamar, solo entró. Aunque iba acompañado. Salí del baño dispuesto a encontrarme con la estúpida cara de mi padre, pero me llevé una sorpresa: mi hermano estaba mirándome con varias maletas desde el pasillo.
-No te quedes ahí mirando, ¡ayúdame! –me dijo con una media sonrisa.
-Ya voy…- le dije, un poco impresionado por su llegada. Mi hermano era muy diferente a mí, pues él se parecía más a mamá. Yo, en cambio, me parezco más a mi padre ¿Por qué me tengo que parecer tanto a él? Odio eso. Ismael es rubio de ojos marrones, lo único en lo que se parece a su padre.
Cogí la maleta más grande, pues sé que él no tiene las suficientes fuerzas como para coger algo tan grande. Cada vez estaba más fuerte, pero seguía siendo un flacucho sin remedio.

-Bueno, os dejo solos, -dijo mi padre, que estaba detrás de mi hermano. Julio cerró la puerta y se fue.
-Tu padre, no cambiará, sigue igual que siempre. Yo creo que en el fondo me odia.
-No digas tonterías, ¡ya sabes lo simpático que es mi padre! –espero que haya pillado el tono sarcástico. –Bueno, ¿y cómo es que tú, que odias estar encerrado, has venido a parar a un sitio como este?
-Ya veo que no se te escapa ninguna, hermano –dijo riéndose, como siempre. Nunca cambiará. –Pues porque he visto que me necesitas a tu lado. Ahora empieza una etapa dura para ti, la etapa de los cambios, para lo que te has estado preparando toda tu vida. Para lo que fuiste engendrado.
-Eso me ha dolido. O sea que sólo valgo para hacer…para hacer…
-Ya sabes que yo lo digo de cachondeo, hombre. Pero eso de que me necesitas es cierto. Además mamá quiere que te tenga controlado.
-Bien, como siempre lo tiene que tener todo controlado, siempre igual. ¡Cómo si yo fuera tan malo! –eso había dolido, siempre me tenía que tener controlada. No se fía de mí, y nunca lo hará. Lo sé. ¿Y sabéis por qué? Porque soy igual que mi padre.
-¡Venga! Ya llegamos tarde. Para de quejarte y vamos abajo que tu padre ya nos estará echando en falta. Sobretodo a ti. Porque lo que es a mí…No me quiere ver ni en pintura. –se rió de su propio comentario y yo le acompañé. Era genial tener a mi hermano a mi lado en esto, sobretodo porque él era el único con el que me comportaba como yo era en realidad. Pero, ¿dónde teníamos que ir?
-Espera, ¿dónde tenemos que ir? –le pregunté mientras ya estaba a punto de salir.
-¿No sabes que hora es? Tu padre está a punto de hacer su discurso inicial, y creo que deberíamos de estar presentes por la cuenta que nos tiene. Venga, hermano, vamos. –Ismael salió corriendo mientras yo reaccionaba para poder alcanzarle. El primer discurso del año, justo cuando quedan tres semanas para que empiece el curso.
Habíamos bajado a la planta baja, y se veían muchos adolescentes corriendo. Seguramente han llegado tarde, igual que yo. Al pasar por al lado de ellos, todos empezaron a mirarnos. Que mal educados. Odio que todo el mundo me mire así. Ya sé que soy “perfecto” pero no hace falta que te miren tanto, joder. Son nuevos, no los había visto antes por aquí, además, los que no son nuevos, saben perfectamente que no deben llegar tarde a la primera comida-desayuno del curso, aunque todavía no haya empezado. Cuando entramos al comedor, la mayoría de las mesas estaban ocupadas. Alcé la vista para ver por donde estaba Carlos y los demás, pero ya me habían visto ellos. Tardamos muy poco en llegar al salón de actos.
-¡Robert! ¡Estamos aquí! –me dijo John alzándome la mano.

Avanzamos hacia ellos con paso firme. La mayoría de los alumnos que había a nuestro alrededor nos empezaron a mirar. Todos se preguntaban quién era el chico que había a mi lado. Aunque no tengo del todo desarrollado la capacidad de leer mentes, en este último año mis capacidades han aumentado. Seguro que era eso a lo que se referían Ismael y Julio.
-Hola chicos, -dije mirando a John, a Carlos y a George.
-¡Ya creíamos que no venias, Robert! –me dijo John dándome con la mano en la espalda.
-Es verdad, ya creíamos que te habías vuelto a California. Como solo te vimos ayer, y nos dijiste que no habías desecho la maleta… -George se reía mientras me echaba la mano, su gesto favorito.
-Pues ya veis que no –noté que Ismael estaba un poco incomodo, al fin y al cabo, él no conocía a mis amigos. –Chicos, este es mi hermano Ismael, va a estar con nosotros en la clase.
Después de terminar con las presentaciones, nos sentamos en “nuestra mesa”. No había rastro de Natalie y de las chicas por ningún lado. ¿Así que se había arrepentido de venir a pedirme perdón? Pues bien por ella, yo no iba a ceder.
-Robert, ya me ha contado Helen que tú y Natalie habéis peleado. ¿Qué ha pasado? –parece que John ha hablado con Helen sobre lo que ha pasado.
-Creo que tu novia te tiene bastante informado, ¿no? Pienso que no necesitas mi versión de los hechos. –eso si me molestaba, que cuando yo no estaba, lo que se suponía que eran mis mejores amigos hablaran de mí. Era insoportable.
Ismael me miraba extrañado. Él no me había visto con mis amigos.
-Robert, tío, entiendo que lo estés pasando mal por lo de Natalie, pero yo no…
-John, no lo estoy pasando mal, y menos por alguien como Natalie. Yo no tengo esa debilidad con mi novia como tú la tienes con la tuya. Así que déjame en paz. –le contesté con mala gana, pero no me importaba.
-Robert, quizá tú no le estés pasando mal, pero Natalie está destrozada.
-¿Ahora eres el protector de Natalie, o qué? Creo que ella tiene una boca preciosa para hablar, así que dejemos el tema. –John empezaba a cansarme con el tema de Natalie, así que mejor que lo dejara. Ella ya no me interesaba, lo nuestro había acabado. En este momento tengo otra cosa en la cabeza. La chica llamada Rachel. Esa chica que me hizo sentir diferente. Bien, esto debía terminar. Robert, esta será la última vez que pienses en Rachel, ¿vale? Ella no es tuya, además, no la conoces.
Empecé a buscarla por todos sitios, pero no la vi. Parece como si se hubiera desvanecido. Pero por desgracia, la que no se había desvanecido era Natalie, que venía, junto con Helen y con Denia, hacia nuestra mesa.
-Hola chicos, -dijo Natalie mirando a todos sin mucha atención. Luego se paró en mí, y su expresión cambió. –Robert, me gustaría hablar contigo, por favor, esto ya ha ido demasiado lejos.
-Tienes razón, ya ha ido demasiado lejos, sinceramente. Estoy harto de tus tonterías, así que hasta aquí hemos llegado. –le dije a Natalie muy seguro de que quería dejarlo.
-¿Me estás dejando? Robert, yo venía para hacer las paces, pero ya veo que no te importo. ¿Quién te importa, Robert? Porque yo creo que nadie. Eres un capullo sin escrúpulos que ha jugado conmigo.
-¿Has terminado? Eso espero porque mi padre está a punto de comenzar a hablar y no pienso escucharte. Adiós, Natalie.

Natalie se dio la vuelta y se fue por donde había venido. Mejor así, libre y sin ninguna Natalie loca detrás de mí. Lo único bueno de ella era que estaba buena, pero nada más. Ella no me hacia sentir nada.
Miré hacia donde estaba el escenario. El salón de actos era muy grande. Las paredes estaban pintadas de un blanco con líneas plateadas que relucían a la luz del día y mi padre, sentado en la mesa de los profesores, se disponía a salir para dar su discurso de todos los años.
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeSáb Ene 23, 2010 1:37 am

Me ENCANTA!!!! ia la abia leido en el blog!! espero ke continues!!
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeLun Ene 25, 2010 6:33 pm

Capítulo 4

Encuentro amargo


Rachel



El director estaba a punto de subir al escenario cuando el sol daba fuertemente en las ventanas. Aunque hacía calor, todavía quedaban varias semanas para que empezara el mal tiempo, una ligera capa de aire fresco se hizo notar en el salón de actos. Había muchas voces por detrás de nosotros, y eso que estábamos casi al final, pero decidí no mirar y concentrarme en mi mesa. A mi derecha tenía a Carlota, que miraba al frente como si no estuviera. Enfrente de mí estaba Matt, que jugueteaba con su collar. De vez en cuando nos mirábamos (en realidad, nos comíamos con la mirada), pero teníamos que parar, ya que mi hermano estaba al lado de Matt hablando con otro chico que me habían presentado. Su nombre es Enrique y charlaba animadamente con mi hermano sobre el equipo de fútbol. Por lo que tenía entendido, Enrique era un defensa magnífico. La verdad es que tenía un cuerpo digno para un defensa. Era muy alto y musculoso, con unas piernas y brazos fuertes. Es castaño y tiene los ojos marrones claros y su cara transmite tranquilidad, aunque no te gustaría tenerlo de enemigo. Narcisa estaba a mi izquierda, mirando a todas partes, pero a ninguna en concreto. Me parecía una gran casualidad que las chicas con las que había hecho amistad fueran las que se juntan con mi hermano y sus amigos, aunque según me habían contado, todavía faltaba alguna que otra. En ese momento apareció una chica a nuestro lado, que iba muy derecha a otra mesa donde no había nadie. Ella es rubia, con unos ojos verdes muy bonitos. Es muy flaquilla, pero es guapa. Iba seguida de otras chicas que intentaban alcanzarla. En su cara se podía adivinar que no estaba muy contenta.
-¿Qué le habrá pasado a Natalie? –preguntó Matt con interés mientras miraba a la chica rubia. Ahora ya sé que su nombre es Natalie.
-Seguro que ha peleado con su novio, como siempre. –Ahora la que hablaba era Narcisa, -Pero esta tarde les volveremos a ver enrollándose sin que les importe un comino quien les mira, así que no será para tanto.
-Nunca había visto a Natalie tan mal, -le contestó Matt.
-Tú siempre has visto a Natalie mal, Matt. Siempre que pelea con Robert la ves mal. Ya es vicio, Dios. –dijo Carlota mirándole.
-Ella tiene razón, Matt. Déjalo ya, -era la primera vez que Alex entraba en una conversación en la que Carlota también estuviera involucrada. Ella miró a mi hermano, y otra vez las chispas empezaron a fluir a su alrededor. Y yo en medio de los dos. ¿Yo no podía coquetear con Matt, pero él si podía hacerlo con Carlota? Esto es injusto.
-Vosotros también deberíais de dejarlo ya. Dais repulsión solo de ver como os estáis mirando. –Matt me miró a mí y me guiñó un ojo. Algo dentro de mí se movió. –Además, lo de Natalie y yo es pasado, -vale, entre Natalie y él había habido algo. Eso me fastidiaba, porque yo no estaba al alcance de una rubia, delgada y guapa. Pero él me había guiñado el ojo a mí. Aunque él se había preocupado por ella… ¡Para, Rachel! Tus estúpidos celos no tienen sentido, Matt y tú no estáis juntos.
-¿Qué estas diciendo, capullo? –le preguntó mi hermano saliendo con su encanto natural.
-¿Yo? Nada, hermano, nada. –Matt se rió de que Alex fuera tan corto y continuó jugando con su collar. Cada vez me gustaba más.
En ese momento el director subió al escenario y todo el que estaba hablando se calló. Un silencio sepulcral vagaba por el salón de actos. Julio Deblash fue el que lo rompió.
-Queridos alumnos del St. Gaifen, me alegra poder decir que este año también estaremos juntos. Como he podido ver, la mayoría de los alumnos ya habéis llegado, de lo que estoy muy orgulloso. Me encanta que decidáis llegar con tres semanas para instalaros. Bueno dejemos ese tema, -su expresión amable dio paso a otra mucho más seria y distante. –Otro curso se presenta ante nosotros. Otro curso en el que me he propuesto metas que tengo que cumplir. Me temo que vosotros deberéis de hacerlas posible. Estoy cansado que cada año, algunos alumnos –su mirada voló hacia nuestra mesa y hacia otras cuantas. Nosotros somos los malos, -estropeen todo mi trabajo. Este año espero y exijo respeto y disciplina, pues para eso estáis aquí. No para hacer el gandul. –Su mirada volvió a recorrer las mismas mesas.
Esta vez me giré un poco para ver quien estaba detrás de nosotros, en la mesa que se situaba a unos escasos pasos a la derecha y me quedé paralizada. El chico misterioso. Él miraba hacia el frente, donde estaba el director, mientras hablaba bajito con un chico que estaba a su lado. Sus ojos azules brillaban y su pelo, tan negro como recordaba, se movía gracias al aire inesperado que había pasado por la ventana. Su cara perfecta no dejaba traslucir ningún sentimiento, solo el de indeferencia. Se giró hacia donde estábamos, y se encontró con mi mirada. Nos estábamos mirando. Su expresión de indeferencia se cambió por una sonrisa. Me estaba sonriendo. Yo le devolví la sonrisa, mientras el señor Deblash continuaba hablando. Aunque lo que decía me importaba bien poco. Lo había encontrado. El chico misterioso también se acordaba de mí, y no había sido un sueño como yo había creído. Su mirada recorría todo mi cuerpo. Desde mis ojos marrones hasta la punta de mis pies, pasando, sobretodo, por el contorno de mi cuerpo. Él me estaba examinando, aunque yo también hice lo mismo. Cuando ambos terminamos, volvimos a mirarnos. Él me guiñó un ojo y yo le sonreí. Carlota me dio un codazo, mientras me decía en voz baja que mirara para adelante. Pero yo no le hice caso, estaba demasiado ocupada coqueteando a distancia con “mi chico misterioso”. Carlota siguió mi mirada y, cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, hizo que yo la mirara.

-¿Se puede saber que haces coqueteando con “ese”? –su voz casi no sonaba.
-¿Lo conoces? –le pregunté interesada.
-¡Pues claro! Es Robert Deblash, cariño. –su nombre hizo que me pusiera nerviosa. ¿Con que Robert? -El hijo del director. Un imbécil hasta más no poder. Yo que tú pasaba de él y me centraba más en Matt. Él si vale la pena. Robert no. ¡Si se enterara tu hermano!
-¿Qué tiene que ver mi hermano en esta conversación? –le pregunté guiñándole un ojo.
-No estamos hablando de eso, Rachel. Ahora cuéntame qué narices haces coqueteando con el capullo del internado.
-Ya te lo conté. Nos conocimos, aunque él no me dijo su nombre. –una sonrisa iluminó mi cara, y Carlota me miró descontenta.
-Robert, no. Cualquier otro chico menos él. Matt no hace más que mirarte. Dime la verdad, ¿te gusta Matt? –la pregunta que yo llevaba haciéndome todo el día.
-Sí, Matt me gusta.
-Pues ya está, Rachel. No le des mas vueltas a la tortilla y deja de mirar a Robert.
-Vale, lo haré si me das razones. –este juego me gustaba. Así conocía más cosas del chico misterioso.
-¿Has visto como ha venido Natalie a sentarse en esa mesa? –me indicó con la cabeza a Natalie. Asentí. –Pues eso es culpa de Robert. La tiene fatal con el tema de su relación. Aunque pronto volverán. Ahí tienes dos razones. Así que, querida, déjalo ya. –quizá ella tenía razón, pero él también me gustaba. No solo existía Matt en estos momentos. Además, Matt y yo no estábamos juntos. Solo nos conocíamos de unas horas.
-Vale, tú ganas. Pero solo por ahora. –me volví y le guiñe un ojo a Robert, que seguía mirándome. El captó que este no era el momento ni el lugar para conocernos. Además, Carlota no debía de darse cuenta.
Volví a mirar al frente. El director acababa de terminar su discurso y todo el mundo aplaudía. ¿Con que ese era el famoso y odioso Robert Deblash? A mí me había parecido muy sexy y misterioso.
Todo el mundo aplaudía y gritaba. Empezamos a movernos a todas partes. Unos salían por la puerta de atrás, derechos hacia los jardines, mientras que otros se iban por la puerta que conducía al interior del internado. Intenté que todo pareciera un accidente. Me separé de mi grupo, buscando a mi chico misterioso. Para mí, esa última mirada había dicho: nos encontramos después. Y yo estaba dispuesta a encontrarme con él, solo para comprobar si era cierto lo que decían.
Cuando creí que estaba lo bastante separado de mi grupo, miré hacia atrás para asegurarme que les había dejado atrás. Mi hermano estaba mirando a Carlota, mientras esta hablaba con Narcisa. En los ojos de Alex pude ver algo que nunca había visto. ¿Amor, quizá? Su sonrisa le delataba. La miraba con deseo, con pasión, pero también con ternura. Me pregunto que habrá habido entre ellos antes de que yo llegara. Porque estaba claro que algo había, y que no era cosa de ahora.
He visto a Carlota hablar de mi hermano una vez y aunque la conozco de poco, sé que intenta evitarle. Es como, como si… ¿Cómo si le tuviera miedo? Pero no a Alex, sino a lo que ella siente. Sí, seguro que era eso. Debía de percatarme de preguntárselo la próxima vez que estuviéramos solas. Ahora tenía otra cosa que hacer muy importante: encontrar a Robert.
Su nombre en mi mente me hacía sentir diferente. Como si todavía no me creyera que él era real. En ese momento me paré en seco. ¿Y sí él no acudía? Mi estúpida inseguridad se volvió a apoderar de mí, como tantas veces había hecho. En estos momentos, mi cerebro se apoderaba de ideas pesimistas y no me dejaba pensar como yo siempre lo hacía. Yo nunca he sido insegura, siempre tuve claro lo que quería. Menos cuando entrábamos en términos de “amor”. Ese es mi mayor temor. Siempre he tenido miedo al amor, y cuando creo que estoy a punto de descubrir esa magnifica sensación, me pasa esto y dejo las cosas a medias. Pero esta vez no puede ser así. Tengo que lograr alejar de mí este miedo enfermo, esta sensación de que todo va a salir mal. De que nada es cierto, que es algo de mi mente, que quiere meterme otra vez otro gol.
Aunque esta vez fue diferente. Me acerqué a la puerta que conducía al exterior, por una vez segura de que había conseguido hacer parar la extraña sensación de inseguridad.
Y desapareció. Todo lo malo que había sentido desapareció como si, por fin, por una vez, había podido ganar la batalla.
La gente empezaba a separase y la sensación de agobio que había en el aire despareció. Todo el mundo tenía ideas de qué hacer en ese momento, e incluso yo, que había estado tan insegura hasta ese momento, tuve una ligera idea de lo que estaba haciendo.
Llegué hacia la terraza que daba a los jardines. Se suponía que él allí me vería, ¿no?
Pero pasaron diez minutos, y veinte, y él no apareció.
Me había dejado plantada.
¿O es que se había burlado de mí?
Quizá ni se había dado cuenta que yo quería verle y que quería que nos viéramos al salir.
Lo único que sé es que me quedé allí sola, llena de rabia, como si me hubieran dejado plantada como a una estúpida.
A lo mejor ya había hecho las paces con su novia rubia y se estaban dando el lote por ahí.
Preferí dejar de pensar en lo que había pasado y en el ridículo que él me había hecho pasar. Debí de hacerle caso a Carlota cuando dijo que Robert era un capullo, porque llevaba todo la razón. Pero tenía que comprobarlo por mí misma. Una palabra recorría mi cabeza: tonta, tonta, tonta y tonta.
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Tria
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeLun Ene 25, 2010 10:25 pm

me gusta mucho!
esta genial!
me encanta!
tengo toda una lista de adjetivos para definir la historia....
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeMar Ene 26, 2010 7:47 pm

Muchas gracias! ^^
Me alegro muchísimo de que os guste!
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeMar Ene 26, 2010 7:59 pm

Wow xD. Muy bien jejeje sigue así y a ver si en un futuro podemos comprar algún libro tuyo eh! Very Happy
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitimeJue Ene 28, 2010 5:50 pm

No creo, la verdad... xD eso es imposible xD
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MensajeTema: Re: Mundos Paralelos   Mundos Paralelos Icon_minitime

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