Cazadores De Sombras
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 Las Lágrimas de Amor

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Rag
MartaAngel
Sarinda
7 participantes
AutorMensaje
Sarinda
Nefilim
Sarinda



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MensajeTema: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeLun Jun 28, 2010 12:26 am

Bueno, esta es una historia que empecé hace bastante tiempo, en mi mente. Me ha costado bastante juntar las ideas, pero al final logré hacer algo con ellas.
Esta es una historia muy distante de mi otra historia, es una historia simple, pero honda. Quiero decir que en esta historia intento expresar la situación de la protagonista, Vera Beveridge. Ya la conocereis a lo largo de la histori, pero esta basado un poco en mi propia vida, poco pero sí bastante. En fin... os voy a dejar el prólogo aunque no sé si esta bien...







PRÓLOGO


Lloraba. Lloraba por todo lo que me había pasado en toda mi vida. Había aguantado. Sí, había aguantado. Pero después de tanto tiempo de soledad no pude más, las lágrimas se me salieron con fuerza, quitando con cada una de las gotas una parte de mi sufrimiento.

-Vera… -murmuraba Anne, poniéndome su mano pequeña en mi mejilla y mirándome con sus ojos grandes. Ojos en los que se hacía difícil distinguir el iris de las pupilas.

Lloré con más fuerza al ver que apenas era capaz de mantener su mano y le cogí para apretarla junto a mi mejilla. Ella seguía mirándome con esos ojos que parecían que no querían perder mi cara ni un segundo y con esa sonrisa suya que echaría mucho de menos. La cama del hospital era cómoda, al menos. Menos mal, porque ya hacía dos semanas que se encontraba allí. Aunque su cabeza estuviese sin pelo lo mantenían con una gorra de lana, muy suave y una de sus favoritas. Aún así, odiaba profundamente las ropas del hospital.
Eso me hizo soltar un sollozo junto a un sonido parecido a una risa.

-Anni… -empecé- ¿te p-parece normal q-que me preocupe por tus ropas en este m-momento?

Ella curvó los labios un poco y yo tuve que devolverle la sonrisa. Ella intentaba hacerme sentir mejor pero los dos sabíamos lo que ocurriría. Lo supimos, aunque nunca quise admitirlo, desde que el médico dio la noticia del cáncer de su sangre.

-Ya… -dijo con dificultad- es… horroroso… echo de menos mi vestido… de cumpleaños.

Yo seguía mirándola fijamente. ¿Cómo podría haber odiado a mi hermana? Era un ángel… un ángel que Dios quería llevarse. Me salieron más lágrimas y Anne intentó cogerlas con su mano de diez años, como si cada una de ellas fuese un tesoro.

-No… llores –siguió respirando entrecortadamente-. Hay cosas que tienes que hacer… por mí, ¿recuerdas? Como… irte a Australia… para trabajar con koalas, … no quieres… defraudarme, ¿no?

-No hables, Anni –le interrumpí, acariciando su mejilla, pero ella no me hizo caso.

-Y… tienes que cuidar de nuestra… madre.

Eso me cogió por sorpresa, pero asentí. Ya no me quedaban lágrimas y quería pasar los últimos momentos con ella, aunque eso significase prometer que cuidaría de mi madre loca.

-Lo prometo.

Eso pareció relajarle, porque suspiró otra vez mientras cerraba los ojos. Yo me alarmé. No quería que cerrase los ojos aún, pero ella necesitaba descansar.
Notaba que le costaba mucho más respirar y apreté su mano más fuerte contra mi mejilla.
De repente, la puerta de la habitación se abrió y una enfermera apareció con una mirada triste.

-Señora Beveridge, debe irse. Los médicos llegarán pronto. No te preocupes, no la dejaremos sola.

-No –mi respuesta fue instantánea y dura. Me acerqué un poco más hacia Anne. No iba a permitir que nadie tocara a mi hermana pequeña.

-Pero no se permite quedar, Vera. Debe irse, tenemos que hacer unas cosas que no te gustarán –repitió mientras otra enfermera entraba y tiraba de mí.

-¡No! –chillé, intentando deshacerme de ella –¡No os atreváis a tocar a mi hermana! ¡Dejadnos en paz!

Ellas se quedaron quietas. Yo me había levantado y había, prácticamente, tirado a la enfermera que había estado agarrándome. ¿Quiénes se creían que eran? ¿Es que no lo comprendían? Les dirigí una mirada gélida y eso pareció convencerles de la importancia que tenía para mí quedarme; o quizá fuesen las lágrimas que habían empezado a resbalar por mí mejilla otra vez. No lo sé.

-Vale –dijo la primera enfermara al final –os dejaremos solas durante… el tiempo que sea necesario.

Le dirigió una mirada triste a Anne, quien le miraba con los ojos abiertos, pero sin fuerzas para expresarse, y las dos se marcharon.

Yo estaba temblando de pies a cabeza, mientras los ojos se me llenaban de agua otra vez. Malditas lágrimas, siempre me traicionaban.

-Vera…

Sin decir nada, volví a sentarme en la silla que se encontraba a su lado y puse mi cabeza apoyada en su almohada. Le miré fijamente a sus ojos grises.

-Anne Beveridge –le dije firmemente-, no puedes dejar de luchar, lo sabes, siempre has sido la másfuerte de las dos y después de aguantarme, no deben de ser muchas las cosas que no puedas llegar a hacer.
Ella intentó sonreír.

-Me… gustaba… fastidiarte. Pero sabes que… no puedo… evitar esto, mi mal genio… no llega para… tanto.

Yo no me reí, pero la rodeé con los brazos fuertemente.

-Ojala tuviésemos un poco más tiempo para pasarlo bien, sin discutir, para irnos a Australia. Ojala pudiese hacer algo por ti, tu hermana pesada

Ella pareció pensárselo en serio.

-Es raro… oírte… decir eso. Siempre… estas de mal… genio. Si quieres… podrías hacer algo… para compensar… mi paciencia… al aguantarte.


Yo le pasé una mano por su cara para quitarle la venda que acababa de caerle y sonreí amablemente.

-¿Sí?

-Podrías… contarme… un… poema –su voz se había convertido en un susurro, pero yo le oía tan bien como cuando se oye un pájaro en medio de un bosque silencioso.

-¿Un poema? –fruncí el ceño. Aunque era una cristina por decisión de mi madre y me gustaba escribir poemas, nunca les había contado a nadie, y menos a mi hermana. Pero supe que no podía negarme, aunque dudaba que algo
bonito pudiese salir de mi boca aparte de los sollozos.

Ella intentó reírse pero sólo le salió un leve suspiro.

-Usa tu… imaginación…. tonta.


Cerré los ojos y uní las palabras que necesita para crear el poema, el último poema. Sin pensármelo más, por el miedo del tiempo que teníamos, empecé a susurrarle las palabras mientras jugaba con los dedos de Anne. Mientras, ella cerró los ojos.

“Un día sin querer
te prometí escribir de ti
un libro grande y valioso
que hablara de tu valor
te dije que te lo enviaría
donde estuvieras sin importar
cuan grande fuera la distancia entre las dos
te fuiste sin decir adiós
el cielo te ha llamado
Dios extraña su mas bello ángel
y aquí en la tierra extrañamos
la amiga incondicional
que fuiste y que desde el cielo serás
y aunque este no es el libro
ni siquiera un poema
solo quiero que sepas
que aunque tarde te pido perdón
por no estar contigo en tu dolor
por marcharme cuando esperabas...
tal vez que mi sonrisa limpiara tus lágrimas
te digo adiós
y te pido perdón
el libro se lo leeré al viento
que correrá hasta el cielo las palabras.”



Para cuando terminé, mis lágrimas resbalaban por la cara fría de Anne. Le había contado en aquel poema todo lo que sentía. La miré a los ojos y me asusté al ver que los mantenía cerrados, pero oía los latidos de su corazón, levemente. Me pareció que era el sonido más bonito del mundo, y frágil. Palpitaba con fuerza, como si cada latido fuese un paso para subir a la gran montaña y que ya estaba a punto de agotarle la energía.

Ella abrió los ojos cuando me murmuró tan suavemente, casi imperceptiblemente.

-Ha… sido… precioso. Te… perdono.

Esas fueron sus últimas palabras. Sus últimas palabras antes de llegar a un lugar llamado el Cielo, donde hallaría la paz. Yo sollocé al ver que sus músculos se tensaban y luego, con un último aliento, cómo todo su cuerpo se relajaba y la mano que había estado aferrando tan fuertemente a la mía, se relajaba. No hubo ningún otro sonido, con el último latido del corazón, todo el mundo pareció detenerse.
Yo no pude más.
Acerqué mi rostro hacia el de ella y la besé en la frente. Su cara estaba fría como el hielo, pero no me importaba. Entonces ya no pude llorar, porque el alma de Vera, la chica más pesada, irritante, pero que al mismo tiempo había sido amable, atrevida, valiente y dulce; se había ido del mundo.



Espero que os guste xD, y comentad, plis.
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MartaAngel
Hada
MartaAngel



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeLun Jun 28, 2010 12:31 am

priiiimerrr, genial chupito, me enncannnnntaaaa. Ya nos tenías avisadas a todas por el chat eh!!!
jejej, espeor más.

PD:I LOVE IT Marta (L) Fics de Chupito
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Rag
Nefilim
Rag



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeLun Jun 28, 2010 12:50 am

QUE BONITO!!!!! ME HA ENCANTADO!!!! sube mas porfi!!
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Ain Lightwood
Nefilim
Ain Lightwood



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeLun Jun 28, 2010 5:59 pm

Spoiler:

El spoiler no lo leias, por favor. Sara, mi niña, tu puedes leerlo, por q estuviste conmigo en ese periodo tan duro.

Me encanto!!! me hizo reflexionar... lo cuento en el spoiler...
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Sarinda
Nefilim
Sarinda



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeLun Jun 28, 2010 6:38 pm

Ayyy, chicas gracias por comentar! Habéis hecho a un chopìto feliz, osea que os invito a tomar uno! (jaja, es un nick, lo digo en broma).
Ain, me alegra saber que te ha gustado tambien y que te ha hehco reflexionar xD.
Pronto subiré el primer capi, empieza un tiempo más tarde, pero ya lo entenderéis.
Intentaré subir mañana, y sino en el miércoles (porque hoy he estado con la sangre eterna xD).
PD: Una cosa, se os ocurre algún otro título para la historia? sk lo puse por poner algo y creo que me lo voy a cambiar...
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Rag
Nefilim
Rag



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeLun Jun 28, 2010 6:41 pm

ps no se.... es que tmp sabemos mucho de la historia... cuando este más avanzada entonces ya se vera no?
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MartaAngel
Hada
MartaAngel



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeLun Jun 28, 2010 9:14 pm

Chupito!!! Has utilizado el nombre que te puse!!! Mixta, *SABE A MIXTA* xDDDDD


PD:
EL DÍA EN EL QUE SE PUSIERON LOS NOMBEX, CON X DE MIXTA.

-Eto se va a llamar ciempié...
-Pero,¿ Tú los has contao?
-Nop, pero tiene muxos.
-Eto tiene...sententa y pico.
-No se puede llamar setentaypicopié, eto se va a llamar ciempié

*SABE A MIXTA*
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DaniCr4zy
Duende
DaniCr4zy



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeLun Jun 28, 2010 9:51 pm

Dios chupito!!!q bien escribes chica(o bebida) casi me haces llorar (casi que conste)
y lo del titulo...je ne sais pas no tengo mucha imaginacion xD

PD:Te has puesto el mote q te pusimos q way

PD2:Kiero un chupitooooooooooo
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Sarinda
Nefilim
Sarinda



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeMar Jun 29, 2010 4:37 pm

MartaAngel escribió:
Chupito!!! Has utilizado el nombre que te puse!!! Mixta, *SABE A MIXTA* xDDDDD


PD:
EL DÍA EN EL QUE SE PUSIERON LOS NOMBEX, CON X DE MIXTA.

-Eto se va a llamar ciempié...
-Pero,¿ Tú los has contao?
-Nop, pero tiene muxos.
-Eto tiene...sententa y pico.
-No se puede llamar setentaypicopié, eto se va a llamar ciempié

*SABE A MIXTA*

Ayyy... que recuerdos xD, siempre lo recordaremos como El Dia de los Nombres Raros, jaja.
Estoy a puno de terminar el capi, espero poder subir esta noche, o sino mañana pero super temprano.
Dani! Gracias por comentarle al chupito, chica. Lo del título.... tengo tiempo para pensar....
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Stella Bones
Criatura de Lilith
Stella Bones



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeMar Jun 29, 2010 5:58 pm

Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiins, que bonita!! :333333
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Mel
Mundano
Mel



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeMar Jun 29, 2010 7:17 pm

Me encanta , es precioso pero aun asi me da un poco de pena.
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Sarinda
Nefilim
Sarinda



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeMiér Jun 30, 2010 4:55 pm

Gracias por los comentarios! Ya subo el primer capi, es que me lié mucho..... escribía algo y no me convencía y bueno.... creo que ya logré lo que quería más o menos....
Stella, Mel, me alegra saber que os ha gustado!
Aquí ya han pasado dos años desde la muerte de su hermana. Espero que lo comprendáis xD.
Que disfruteis!!!


CAPÍTULO 1


Jueves, 1 de diciembre de 1943

Querido Diario:

La verdad es que no sé cómo empezar. Mi vida ha dado una vuelta en todo este tiempo.
Será mejor que intente explicar en pocas palabras, creo, porque el ferry llegará pronto al puerto, donde luego alguien me llevará al centro de la ciudad, a Collingwood.. Oh, me he olvidado de que aún no sabes a dónde voy. Pues estoy en Melbourne, la ex capital de Australia. Sí, como has oído, he venido desde Argentina a esta gran ciudad en busca de… ¿la felicidad? No lo sé.
Aunque dudo mucho que pueda encontrar la felicidad en una ciudad donde mi madre
se ha convertido en una
señora.

Pues sí, después de dos años de vagabundear sola por cerca de Buenos
Aires, había acudido a la llamada de mi
querida madre, quien ahora se hacía llamar la señora Whitchook. Como bien lo sabes, Diario, mi madre se fue de casa cuando yo tenía catorce años.
Era viuda y no podía estar sin un hombre en su vida, y tampoco sin dinero, algo
que desapareció de nuestras vidas desde la muerte de nuestro padre. No sé si
quiero hablar de eso ahora, ¿sabes? pero no creo que me sea posible escribirte
en los siguientes días. Ni creo que deba hacerlo. No sé cómo es mi madre ahora,
aunque dudo de que haya cambiado mucho. Por esa razón… creo que debería
contarte todo, absolutamente todo lo que me ha pasado en la vida, para que me
entiendas. Porque eres el único que puede hacerlo.


Bueno, pues lo que decía, nuestro padre era… un hombre de vida. Sí. Apreciaba la vida tanto como sus libros. Era adicto a la historia. Era un bibliotecario pobre que ganaba la vida traduciendo las leyendas del latín a nuestro español. A mí todo eso me fascinaba. Era tan… interesante y, en parte, realista. Eso era algo que mi madre nunca entendió. Para ella lo importante era el futuro, quería tener dinero y quizá esa era la única razón por la que comprendía y permitía la postura de su esposo. Él también trabajaba en la mina, pero cuando nos tuvo a nosotras, decidió abandonarlo para pasar más tiempo cuidándonos.

Porque había muchos ciudadanos, adultos, jóvenes e incluso, niños, que venían a la plaza principal todos los domingos a escuchar las historias de mi padre. Así logramos salir adelante, con el interés de la gente ganábamos dinero. Aunque eso no le importaba a mi padre; siempre decía que era algo… sin importancia. Yo creo que la única razón por la que permitía que la gente le pagase era por nosotros, porque sabía que lo necesitaba para cuidarnos. Así, la gente nos daba objetos valiosos; como comida, vasos de plata, utensilios de casa… a veces incluso permitía que le pagasen con joyas. Pero nunca con dinero, porque en estos tiempos muy pocos lo tenían. Aunque no era un lugar tan pobre, la gente prefería pagar de otros modos. Eran joyas maravillosas, al menos, eso era algo bonito de la época en la que vivíamos. La gente los forzaba con sus propios métodos y cada uno tenía su peculiaridad. Un día, para mi décimo cumpleaños, mi padre me regaló un collar con una esmeralda. Lograba otros mucho, de rubíes, amatistas… pero mi preferido era la esmeralda. Nunca había visto algo tan maravilloso en mi vida y le miré fascinado a su brillo verde, mientras él me decía: eso es lo que tiene de bueno la vanidad, que, si no pides nunca a cambio, algún día te darán algo maravilloso que te hará sentirte
orgulloso por no ser egoísta. Hay que dar cosas, hija, pero no debes esperar
nada a cambio. Así, aprendes a apreciar lo que tienes.

Yo no entendía en aquellos momentos, pero me parecían palabras hermosas.

Resumiendo, mi padre fue la persona más bondadosa que conocí jamás. Mi madre le había conocido cuando eran apenas niños. Entonces, él había conquistado el corazón de mi madre con sus historias y ella acabó enamorada de él. Pero el tiempo cambia las cosas, decía él. Y era verdad, mi madre odiaba sentirse inferior, al menos en el caso del dinero. No entendía la razón por la que no podían pertenecer a una familia real.

Nosotros vivíamos en Cuba en aquel entonces, en un pueblo pequeño al oeste de La Habana. Era una cabaña pequeña donde apenas había sitio para los cuatro. Mi hermana pequeña Anne y yo dormíamos en un cuarto pequeño. Aún así, el paisaje era precioso, se podía ver el mar Caribe desde allí y solíamos irnos mucho a la playa a tomar un baño, eso siempre que no hubiese nada que hacer en casa. Mi padre me enseño muchas cosas, la belleza de las historias, la lírica de las poemas, y me llevaba a pasear por los alrededores para poder adorar la fauna y la flora de aquellos lugare. Había una pequeña escuela cerca, aunque bastante pobre. Yo siempre quise estudiar la naturaleza de cerca, no de labios de otra persona y así, solía pasar mucho
tiempo fuera de casa, mirando. Mi madre se ponía de los nervios pero no solía
poner objeciones, e limitaba a decirme que en la escuela aprendería más. Desde
que tenía cinco años, vivía con los animales. Incluso tenía tocororo, el pájaro
nacional de Cuba, que solía venir a visitarme para pedir comida. Aunque cuando
Anne nació, mi padre dejó de estar tanto tiempo conmigo para cuidar de ella.
Eso, al principio, me dolió, pero así era la vida. Aún así, tuvimos una vida relajante y bastante feliz, aunque las quejas de mi madre se iban aumentando.


Las cosas tomaron un rumbo distinto cuando un Embajador visitó nuestro pueblo cuando yo tenía diez años.
No era una visita cualquiera, iban a conquistar y hubo guerra. Sí, se derramó
mucha sangre. Mi padre era un miembro de la seguridad del pueblo y se fue a
luchar. Yo no esperaba menos de él, pero yo también quería vengarme de aquellas
personas que querían hacernos pedazos. No hija, me dijo mi padre, debes cuidar
a tu hermana. Así, terminé escondiéndome en un sótano con mi hermana pequeña
Anne, quien entonces acababa de cumplir los cinco años. Nunca me había llevado bien con ella, aunque fuese una chiquilla, pensaba que mi padre le hacía más caso a
ella que a mí. Quiero decir que estaba celosa, en parte. Mi madre también era
más dulce con ella. Mi padre decía que eso era porque yo había salido más hacia él, y Anne, más hacia mi madre. En eso pudo haber tenido razón, a mí me gustaba hacer las cosas que hacían los chicos. Odiaba quedarme en casa, limpiando las sábanas o preparando comida, como una buena chica. No quería ser menos que los chicos y hacía conocer mis pensamientos.


La cosa es que, en aquel tiempo cuando estuve con Anne sola en el sótano, descubrí que ese no era el menor de mis problemas. Creo que fue ese entendimiento lo que me cambió tanto.
Muchos hombres buenos murieron en aquella batalla y los que no lo hicieron, fueron llevados como esclavos. Mi padre no fue una excepción. Cuando anunciaron el final de la lucha, salí corriendo a su encuentro con Anne en mi espalda. No tuve que correr mucho hasta dar con un grupo de gente herida. Había muchos muertos a nuestro alrededor, eso era verdad, pero yo me fijé en aquel grupo de personas. Un sanador intentaba curar las heridas psíquicas, pero no tenía mucho efecto en ellas. Porque ellos ya no estaban en este mundo, lamentaban las muertes de sus seres queridos, la mayoría eran mujeres, cuyos maridos habían sido fusilados y no podían quitar de sus mentes lo que les enseñaba la realidad. Yo, que siempre me había considerado una chica fría, sentí sus penas y pensé que me derrumbaría, pero tenía una misión. Antes de ayudar a esta pobre gente, tenía que encontrar a mi padre.

Estaba a punto de darme la vuelta cuando vislumbré un grupo de hombres. Eran jóvenes, quizá los únicos que habían sobrevivido la batalla, y arrastraban a un hombre.
Eché a correr hacia él antes de pensar en las consecuencias. Sí, era mi padre y sangraba a más no poder. Dejé a Anne en manos de una mujer que se había reunido a ver lo que pasaba y que gritaba de agonía. Yo estaba paralizada, pero me acerqué a él mientras él me susurraba al oído una única cosa: sigue viviendo. Su corazón dejó de latir entonces.

Sin querer escuchar lo que decían los jóvenes, me fui corriendo de allí.

Pasé días, tal vez semanas, o tal vez meses antes de volver por el pueblo. No quería asumir lo ocurrido pero mi padre me había pedido que siguiera viviendo y eso implicaba a mi hermana. En el pueblo supe que el Embajador había llevado a mi madre, quien se había ido sin ofrecer resistencia. Yo no podía responder a aquellas insinuaciones.

Una anciana seguía cuidando de Anne y yo, al pensar que estaría mejor con ella que conmigo, la dejé ir. No podía estar con ella, no cuando seguía culpándola por la muerte de mi padre. Es absurdo, lo sé, pero pensaba que si no hubiera sido por ella, podría haberme ido a luchar junto a mi padre. Aunque ahora sé que eso me habría matado a mí también. Así, me mantuve apartada del pueblo durante varios años, sola.

Fue entonces, cuando empezaba a relajarme, que vino mi madre.

Venía sola y eso hizo crecer las sospechas del pueblo. Ella parecía perfectamente sana cuando vino a decirme que volveríamos a vivir juntas otra vez. Yo la odiaba, la odiaba con todo mi corazón, pero logré evitar hacer ninguna estupidez. Ella no lamentaba la muerte de mi padre, eso lo sabía, y se había ido junto a aquel Embajador. Eso era suficiente para darme razones para querer matarla..

Anne también vino junto a nosotras. Para entonces ella tenía ocho años y parecía que ella también había asumido la muerte de nuestro padre. Vivimos juntas durante todo un año, yo les culpaba a ellas por su maldad, y ellas me ignoraban. Mi madre sonreía a menudo, algo que antes jamás lo hacía. Y era tan maja con mi hermana que ella se comportaba con total naturalidad con ella, haciendo todo lo que le pedía. Yo intentaba hacer mi propia vida, ya con mis casi catorce años, hacía encargos en
el pueblo. Trabajaba en un lugar especial donde cuidábamos a los animales heridos. Ya que había aprendido mucho sobre ellos con mi padre, me acogieron con amabilidad para usar mis conocimientos. Creo que eso me ayudó a mantener mi
humanidad. Hice algunos amigos, la mayoría chicos, ya que las chicas no solían
hacer ese tipo de trabajos. Me pareció que podía vivir con eso, aislada de mi
familia.


Creo que fue por eso por lo que no noté que la felicidad de mi madre aumentaba de día en día según se acercaba mi decimocuarto cumpleaños. Como siempre, yo la ignoraba.

Así, llegó mi cumpleaños. Había pensado en quedar con los chicos en la playa, algo que hacíamos muchas veces, y me hacía mucha ilusión.

Aquella mañana, no obstante, cuando llegué a casa, noté que todos los objetos estaban empaquetados con una cuerda. Yo me quedé confusa al ver a mi madre feliz poniendo ropa en su sitio.

“¿Qué estás haciendo?” le pregunté, dirigiéndole la palabra desde hacía mucho tiempo. Ella siguió sonriendo mientras me miraba y yo me inquieté.

“Hoy será un día largo, querida”, me respondió con su dulce voz “Nos vamos a Australia en un barco, cruzando el mar azul, a Anabel le hace mucha ilusión y…”

“¿Qué?” le interrumpí, pero no porque había empleado el nombre completo de
Anne, algo que raramente usaba, ya que odiaba ese nombre; sino porque hoy era
mi cumpleaños y no pensaba pasar el día con ellas. En un barco…


“Claro”, siguió ella feliz, “no te dije porque quería darte una sorpresa. Albert nos invitó hace mucho tiempo a vivir con él en Australia. Yo le dije que tenía dudas acerca de vosotras, pero sé que seremos mucho más felices allí y…”

“¿Felices?” le había gritado prácticamente, después de entender quién era ese Albert “Eso es lo estuviste haciendo, ¿verdad? Lo que tú quieres es el dinero. Nunca has sentido nada por mi padre eres una… una…” no encontraba la palabra adecuada.

“¡Vera!” me gritó ella también “No te atrevas a insinuar tal cosa. Tu padre era un buen hombre. Pero no era…”

“Rico. Ya lo comprendo” terminé empezando a andar hacia la habitación de Anne.

“¡Tú no te vas a ninguna parte!” me gritó ella. “¡Vendrás con nosotras a Australia, lo quieras o no! Tienes que seguir adelante, no puedes estar consolándote con el
recuerdo de tu padre. Viviremos mejor, ya lo verás.”


Yo empecé a gritarle todas las palabrotas que se me ocurrían y ella me
gritó del mismo modo. Estaba hecha una furia. Creo que yo necesitaba más bien
desahogarme, porque había sospechado algo parecido desde que vino de vuelta al
pueblo. La amenacé con contarle a la gente su traición y ella terminó recogiendo sus cosas y salió de la casa con fingidas lágrimas. Luego me fijé que Anne nos había estado observando todo aquel tiempo. Yo intenté disimular una parte de mi euforia, porque la verdad era que Anne solo me irritaba por ser mi hermana, y por estar tan pegada a mi madre. Pero ahora sé que no tenía ningún otro remedio, ella era una niña y necesitaba amor, y eso era lo que le daba mi madre. Ella no dijo nada, pero cuando mi madre le dijo que se fuera con ella, se negó. Así fue cómo se fue mi madre de Cuba, dejándonos a Anne y a mí a solas.


Una historia muy trágica, ¿verdad? Pero no se termina ahí. Anne me enseñó que no era en absoluto una niña. Yo era muy fría con ella pero supe que tenía que cuidarla. Pero ella no me pedía nada, me trataba como a una hermana, era silenciosa pero sabía que tenía amigas en el pueblo y que era una chica alegre. Por Anne, no le dije a nadie la verdad. Así pareció que todo estaba bien otra vez, la gente nos ayudaba, especialmente la mujer que había cuidado a Anne durante un tiempo. Anne era buena para lograr cosas, la gente la quería por ser tan dulce y mona. Así, logramos llevar otro tipo de vida.

Pero las cosas parecieron derrumbarse cuando la encontré sangrando por la boca un día. Había pasado fuera un tiempo y, aunque no solíamos hablar mucho, me preocupaba por ella. Al final, la llevé al sanador. Era el único del pueblo y un amigo
bueno de nuestro padre. Hizo lo que pudo por Anne, pero al final tuvo que
decirme que tenía cáncer. Ese fue, creo, el segundo shock de mi vida. No podía decir que hubiese sido mejor que la muerte de mi padre, pero eso me cambió otra vez completamente. Anne seguía siendo la misma de siempre, incluso bromeaba. Ya que nunca le había conocido bien, empezamos a pasar más tiempo juntas, yo le contaba mis poemas –algo que aprendí de mi padre, quien aparte de historias los adoraba - y ella me contaba todo lo relacionado con el pueblo. Siempre decía que había querido ser médico, para ayudar a los heridos, pero que la educación era algo para los chicos. Eso me enfurecía pero ella me enseñó a mantener mi control y yo, viendo que la
debilidad le absorbía no pude hacer nada más que hacer todo lo que podía para
que fuese feliz, porque sabía lo bastante sobre el cáncer para saber que…


No creo que sea necesario seguir. No creo que tenga fuerzas para describir otra vez lo que pasó, pero sí te voy a admitir que me arrepiento de mi comportamiento. Siempre había sido tan… solitaria. A veces pienso que si me hubiese quedado con mi familia e intentado llevar las cosas mejor, quizá… o si hubiese llevado a Anne dos años antes a Australia podría haber habido un modo de curarla o de hacerla feliz….

No. El pasado es el pasado y he aprendido que intentando removerlo sólo empeoro la cosas. Eso es lo que pasó con la memoria de mi padre, y él quería que viviera, no que sufriera. Lo hecho, hecho está.

Porque sí, han pasado dos años desde entonces. Parece tan poco… pero al mismo tiempo tanto... que me parece que todo esto es una simple pesadilla de la que me voy a despertar algún día y encontrar todo perfectamente normal. Pero he aprendido que las cosas no se logran con sólo desearlas… Ni siquiera podría decirte lo que he hecho en este tiempo. Lo que sé es que me fui de Cuba para integrarme en las tierras de Argentina, fue un viaje duro, pero allí me sentí mejor.

Fue por eso por lo que, cuando el nuevo marido de mi madre –no mi madre, el señor Whitchook-, me invitó a vivir a Melbourne, no pude negarme. Especialmente por mi padre y por mi hermana, tenía que seguir viviendo, y le había prometido hacía tiempo a Anne que cuidaría de mi madre. Fue así como terminé cogiendo un ferry desde Buenos Aires.

Te digo todo esto porque has sido lo único que me ha mantenido… sociable en todo este tiempo. Aunque no he sido fría con nadie, simplemente dejé de ser abierta. Pero sé que tú no me traicionarás a menos que caigas en manos equivocadas. ¿Y por qué te cuento todo esto ahora? ¿Justamente ahora? Pues porque necesito olvidar el pasado y por eso, tengo que escribir todo para que pueda tirar todo lo que tengo dentro de mí. Por última vez. Porque no puedo guardarte, Diario, estas –


-Por favor, empiecen a coger sus maletas, llegarán a su destino en cuestión de minutos –me interrumpió la voz del megáfono.


Empecé a escribir más rápido mientras abría la ventana.


-como decía, tengo que despedirme. Has sido un buen amigo en todo este tiempo, pero ahora voy a dejarte. Si alguien lee esto… espero que lo entienda y que no juzgue los hechos que aparecen.


Vera Beveridge


El sonido del barco llegando al puerto me tapó los oídos.
Cogí todas mis cosas, que eran pocas –una pequeña bolsa marrón sucia en la que guardaba todas mis ropas, una maleta más bonita, la que me había regalado la señora Tilda –la que cuidó de Anne durante un tiempo-, donde guardaba todas mis posesiones de valor, y una caja llena de libros, historias y poemas. El tren acababa de parar cuando miré al rojo diario que había dejado en la mesa. Titubeé antes de cogerlo. Me daba pena deshacerme de él pero…


-¿Do you want me to help you?

Me giré en redondo para ver a un chico, no mucho más mayor que yo. Me miraba con una sonrisa en los labios que, para mi sorpresa, empecé a desconfiar –ya no me gustaban las sonrisas desde que mi madre me dio su “sorpresa”. Llevaba un gorro negro que no pegaba con su pelo rubio. Sus ojos eran… de un color entre el marrón y azul oscuro, curiosos. Me había hablado en inglés y, aunque no era muy buena en inglés, negué con la cabeza.

-No, gracias.

Él pareció sorprenderse al ver que hablaba español, pero me mostró otra vez su sonrisa de 180 kilovatios, que enseñaba todos sus dientes blancos. Me miró de arriba abajo.

-¿Sudamericana? –preguntó en castellano entonces. Vale, sí, yo era muy… exótica. Mi piel morena se podía notar desde cualquier parte y mi pelo marrón que se bajaja por mis hombros haciendo ondulaciones también era muy exótico. Llevaba una camisa morada con tirantes y unos pantalones cortos desgastados.

Yo le ignoré. No podía meterme en líos tan pronto y menos por un chico. Había tratado con chicos durante mucho tiempo –quizá toda mi vida-, pero ahora no podía perder el tiempo.

Él pareció leerme el pensamiento, porque se encogió de hombros. Empezó a dar la vuelta justo cuando parecía que el ferry encendía su motor de nuevo. Yo cogí todas mis cosas de nuevo, pero tropecé y una de las bolsas se abrió.

Empecé a recoger las cosas cuando noté la mirada del chico.

-¿Ahora necesitas ayuda? –preguntó irónicamente con una de esas sonrisas. Yo solté una maldición por lo bajo, pero asentí. Habíamos terminado de recoger todo cuando él cogió mi diario.

-Dámelo –le dije con un aire de peligro. Él pareció sorprendido por mi rudeza.

-¿Un diario? No sabía que aún se conservaban esas cosas.

Yo le miré con cara de poco amigos y él me lo devolvió al final. Cuando logramos salir del ferry él me preguntó a dónde iba y yo le respondí que no lo sabía. Era verdad, me habían dicho que esperase en la puerto, que alguien me cogería, pero no a donde me llevaría. Así que le dije que había dicho que me quedase aquí y, después de que me preguntara exactamente lo que me habían dicho que hiciera, él se rió.

-No te dijeron que esperases aquí -respondió entre dientes cuando le miré con
enojo-. Te dijo que esperases en el parque There, leíste el mensaje en inglés, ¿no es así?


Yo asentí y luego me sonrojé. La verdad es que me parecía estúpido que un parque se llamase Allí, pero bueno…

-Bueno –dije al final, pareciéndome estúpida-, pues tendré que ponerme en marcha si quiero llegar a ese parque…

-Se necesita tiempo para llegar ahí. Si quieres puedo llevarte en el coche –se ofreció con otra sonrisa.

Yo iba a negarme otra vez porque le acababa de conocer, pero noté que él no lo estaba diciendo por quedarse conmigo, simplemente estaba siendo amable. Al final, viendo que con todo lo que tenía no podría llegar a ese parque sin apenas saber donde estaba, acepté de mala gana.

-Genial, pues ven, mi coche está justo al otro lado del río Yarra –dijo mientras señalaba un deportivo cerca del puente que se iba desde el puerto a la ciudad. Wow, en Cuba apenas nadie tenía un coche, y uno como ese… -Bonito, ¿eh? Por cierto, parece que queremos jugar a ser Seres Sin Nombres. Si quieres hablar, puedes llamarme Fynn.

Él siguió sonriendo mientras yo le seguía hacia el coche, pensando en el modo en el que había terminado con un joven rico sarcástico, que además pensaba que se llevaría bien conmigo. Está siendo amable, pensé. Dejamos el puerto atrás mientras cruzábamos el puente. No era un puerto muy grande pero había varios ferrys bastante grandes que zarpaban y venían en aquellos momentos.

Entonces me fijé que tenía guardado el diario y, después de vacilar durante un momento, lo tiré con todas mis fuerzas al río. Fynn no pareció darse cuenta, porque siguió canturreando una canción desconocida. Intenté quitar la pena que sentía cuando le respondí.

-Yo soy Vera, Vera Beveridge.

Él me miró por un momento, con un destello en sus ojos, pero desapareció pronto y llegamos en silencio al deportivo. Mientras tanto, yo me preguntaba quién demonios sería esa tal Vera, y qué pinta tendría yo a estas horas en ese deportivo, esperando llegar a una casa donde me esperaría mi madre, la madre que tanto había añorado.


Comentad, plis!


Última edición por KopaSara ··chupito mixta· el Miér Jun 30, 2010 5:13 pm, editado 2 veces
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MartaAngel
Hada
MartaAngel



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeMiér Jun 30, 2010 5:12 pm

Que boniiiiiiitoooooooooo CHupito, me encannta como escribes sobretodo esta historias que es muy bella Las Lágrimas de Amor Herz Las Lágrimas de Amor Herz Las Lágrimas de Amor Herz

I Las Lágrimas de Amor Herz It
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DaniCr4zy
Duende
DaniCr4zy



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeMiér Jun 30, 2010 5:24 pm

Chupiiiitooooo!!!de verdad me encanta tu historia espero que subas pronto Laughing
porque yoo tambien se ponerme pesada Twisted Evil
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Rag
Nefilim
Rag



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeVie Jul 02, 2010 1:57 pm

me gusta mucho Sara!!! sigue porfi!
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Sarinda
Nefilim
Sarinda



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeVie Jul 02, 2010 6:23 pm

Gracias por los comments! Me ayudan mucho, ya lo sabeis. Estoy en ello xD, intentaré subir mañana pero no puedo prometer nada porque mi madre ya se está enfadando con el tiempo que paso en el ordenador, osea... aún así lo haré en este fin de semana seguramente xD. Me alegra saber que os gusta....sk pensé que era mejor saber su pasado antes que decirlo a medidas que avanza la historia....
os quiero Las Lágrimas de Amor Herz Las Lágrimas de Amor Herz
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Ain Lightwood
Nefilim
Ain Lightwood



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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitimeVie Jul 02, 2010 6:55 pm

me ecnatga!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Pobre q vida mas dura.... quiero
mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss!!!!!!!!!!!!!!!!
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MensajeTema: Re: Las Lágrimas de Amor   Las Lágrimas de Amor Icon_minitime

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Las Lágrimas de Amor
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