Bueno, por fin os dejo el siguiente capi!!^^
Se lo dedico a JessCullenWayland, ya sabrás el por qué xDxD y tambien porque te quiero y me apoyas, aparte de que te leiste la historia desde el principio una vez ya empezada^^
Os quiero y espero que os guste!!
Capítulo 5. Segunda parte:
Erika introdujo la clave en su taquilla y la abrió. Se vistió rápido, no quería enfadar a Sussi. Se asomó por la puerta de la sala, intentando ver si Kyle se había marchado. No, ahí estaba, sentado en una mesa con el menú abierto, tapándole el rostro. Parecía estar escondiéndose… ¿se escondería de ella? Cuando fue a dar un paso hacia fuera, el chico la miró. Le hizo un gesto disimulado, señalando hacia la derecha con la cabeza. Erika siguió la dirección hasta encontrar a Sussi ¿Qué tenía de malo Sussi? Pero entonces se fijó mejor. Estaba hablando con unas personas que le tendían un par de carteles. Enfocó más la vista y pudo ver que los carteles eran de búsqueda, con la foto de alguien pegada… la suya. Esos eran sus padres adoptivos.
Erika dio un traspié hacia atrás y se encerró en el cuarto. Se puso de puntillas intentando ver algo por la pequeña ventana de la puerta. Podía verlos, ahí, charlando. Sussi asintió y agarró los carteles, despidiéndose de ellos rápidamente. Tras hacerlos salir por la puerta, cerró y puso el letrero de “Cerrado”. Kyle se levantó y, junto a Sussi, se acercó al cuarto en el que estaba Erika. Entraron y cerraron tras ellos. Sussi le tendió los carteles.
- Eran tus padres. Al parecer han colgado estos carteles por todo Manhattan –dijo Sussi.
- Mierda… -respondió Erika, arrugándolos- Un momento… ¿cómo sabes tú que son mis padres?
- ¿No se lo has dicho, Kyle? –preguntó ella al joven. Este negó con la cabeza- Bueno, entonces me re-presento. Me llamo Beth, tengo dieciséis años y soy una vampira.
- ¿¡Una vampira!? Pero… ¡si estás bajo la luz! –objetó Erika- Mira, soy nueva en esto, pero no soy tan tonta.
- Veo que Kyle tampoco te ha explicado nada de eso –dijo riendo-. Soy un… cruce extraño. Mi madre era un hada de la luz y mi padre un vampiro. Puedo permanecer bajo el sol, pero sólo días en los que no pega muy fuerte. Me quemo con facilidad, por lo que no salgo mucho. Los ventanales del edificio frenan un poco la luz. Vivo en el piso superior al restaurante.
- ¿Un cruce? ¿Hada y vampiro? Eso sí que es raro… -contestó Erika.
- Sí, bueno, el caso es que conozco a Kyle desde pequeña, y entonces, su hermana decidió que trabajases aquí para estar segura –comentó Beth mirando al chico.
- Sí, hem… ahora deberías pensar qué vamos a hacer –dijo este-. Tus padres te están buscando y han avisado a las autoridades… esto es serio.
- Cierto, la policía ya estará yendo de casa en casa buscándote… -comentó Beth.
Entonces, oyeron el sonido de una sirena acercándose a ellos. El sonido cesó y escucharon toques en la puerta principal.
- ¡¡Mierda!! ¡¡No debería haberme escapado!! –gritó Erika, tapándose la cara con las manos- ¡¡Esto va a cavar mal, muy mal!!...
- Erika… tranquilízate… tranquila, todo saldrá bien –decía Kyle con su habitual tono tranquilizador que siempre funcionaba con ella.
- ¡¡No!! ¡¡Esta vez no va a salir bien!! –chilló entre sollozos- ¡¡Y tú acabarás en la cárcel por secuestro, mis padres se asegurarán de ello!!
Estaba claro que no quería escucharle, no podía. Se agarraba el pelo con fuerza, tirando de él. Comenzó a llorar y se sentó en una esquina. Kyle alargó una mano en un ademán de calmarla, pero ella la rechazó con un golpe. El joven pareció herido por su reacción, pero indicó a Beth que saliese a ver que querían. La chica obedeció y salió por la puerta, dejándolos solos.
- Erika… -comenzó a decir Kyle.
- ¡¡No quiero escucharte!! –gritaba ocultando sus lágrimas con las manos.
- Erika, escucha…
- ¡¡No quiero!! ¡¡Déjame en paz!! –chilló ella.
Le miraba fulminantemente a los ojos, con firmeza. Su respiración era ajetreada y jadeante. El pecho le subía rápidamente junto a la fuerza de su aspiración. Por sus ojos caían lágrimas a raudales, haciendo que su mirada fuese más dura. En sus ojos estaba pintada la cólera e ira que tenía contenida. En ese momento, su expresión se endulzó y le dejó de mirar con rabia. Se llevó las manos a la cara, ocultando la desesperación que ahora mostraba. Comenzó a llorar con los ojos enterrados en las palmas y el pelo tapando su rostro.
- Kyle… por favor… yo sólo quiero ser feliz, aunque sea sólo un poco –decía entre sollozos-. He estado dos días contigo solamente, pero han sido los mejores días de toda mi vida. Y ahora se ha acabado ¿Por qué tiene que ser todo tan injusto?
Kyle la miraba callado. Sólo verla así le dolía interiormente, era como punzadas en el corazón.
- Erika, yo… -dijo Kyle acercándose a ella.
Entonces entró Beth por la puerta. Se les quedó mirando. Erika estaba aún en la esquina, llorando, y Kyle la miraba con el puño cerrado.
- ¿Interrumpo algo?
- No, tranquila –contestó el chico abriendo su mano-. Estábamos hablando ¿Qué te han dicho?
- Nada, que si la conocía, la había visto últimamente y cosas por el estilo.
- Bueno, eso significa que no sospechan dónde puede estar…
- Erika, tómate el día libre. Iros a casa, ¿vale? Ya hablaremos –dijo Beth mirando a Erika.
La joven asintió y se levantó torpemente, rechazando la mano que le había tendido Kyle. Beth y él la dejaron para que se cambiase. Erika cogió su ropa de la taquilla y se vistió rápidamente. Salió del cuarto, fuera estaban hablando.
- ¿Ya? –preguntó Beth- Hoy tendré cerrado, no tengo ganas de atender…
Kyle sonrió y cogió a Erika de la mano, haciéndola salir por la puerta. Hizo un gesto de despedida a la joven y ambos se fueron calle abajo.
Entonces, en una esquina, vieron a la familia de ella colgando carteles en un poste. Erika se tapó el rostro con la mano y Kyle giró su cabeza, haciendo como que hablaba con la joven. Una niña pequeña se separó del grupo y se acercó a ellos. El joven giró en redondo, tapando completamente a Erika. La niña siguió andando, contemplando a la joven de arriba a abajo.
- ¿Por qué llora? –preguntó la niña a Kyle.
El chico se quedó sorprendido, aunque era normal, después de todo era una niña pequeña ¿Quién no ha hablado con extraños o ha ido diciendo hola a todo el mundo cuando es muy joven?
- Hem… se ha… hecho daño –respondió improvisando.
- Ah, ¿cómo se ha hecho daño?
- Se ha… caído –dijo avergonzado del bajo nivel de su mentira.
- Pobrecita… ¿estás bien? –preguntó la niña directamente a Erika.
La chica giró más su cabeza, intentando que no la viese, pero la niña se puso delante de ella. Contempló su cara con la boca abierta y Erika pudo ver que se trataba de la pequeña Salome. La niña hizo ademán de gritar y Kyle la intentó callar. Salome le miró fulminante y luego se volvió hacia sus padres.
- ¡¡PAPÁ!! ¡¡ERIKA ESTÁ AQUÍ!! –gritó con su voz aguda.
Toda la familia se dio la vuelta enseguida y se quedó mirando a la joven fijamente. Kyle cogió a Erika de la muñeca y tiró de ella fuertemente, haciéndola correr. Sus padres les siguieron con la vista un momento y luego salieron tras ellos. Por alguna extraña razón, sus padres eran más rápidos que Kyle y ya estaban a pocos metros de la pareja.
- ¿¡Pero por qué van tan deprisa!? –gritaba el chico.
Entonces se cansó y paró en una esquina.
- Habrá que correr el riesgo –dijo jadeando.
Comenzó a encorvarse. En un momento ya estaba transformado en lobo. El animal aulló y subió a Erika a su lomo. Los padres de la joven ya estaban casi a su lado y no se habían sorprendido al ver a un lobo en lugar de un chico. Comenzaron a correr de nuevo, cada vez más rápido. El hombre murmuró algo por lo bajo y de sus manos comenzaron a salir chispas verdes de sus manos. Lanzó un par de bolas flameantes hacia ellos, una de ellas alcanzó a Kyle en una pata. El lobo flaqueó y entró en un jardín, ocultándose en unos arbustos.
- Erika… quédate aquí, yo los distraeré… en cuanto puedas ve a casa de Beth… -dijo jadeando.
Erika asintió confusa y Kyle salió corriendo de nuevo, tras él los padres de la joven.
PD: siguiente cacho en la página 29