Lum sabes que a ti te odio mucho mucho mucho pero con mucho cariño también jajaja.
Scarlett aquí tienes mi capitulo, acuestate mujer! jajaja Yo no puedo estar sin dormir
Rhiw bienvenida ^^
Y Lenny...para ti no tengo palabras xDDD
P.D. Capitulo dedicado a mis peloteadoras favoritas. Un beso
En fín sin más rodeos os dejo con el capitulo ^^
MAYRACogí la Jackie y de repente una oleada de pensamientos vino a mi.
Un mes. Había pasado todo un mes desde que llegué al internado. Habían pasado muchas cosas; unas cosas cambiaron, otras siguieron estables y otras simplemente desaparecieron. Uno de los cambios más significativos fue Kyle. Kyle era el chico rubio que compartía habitación con Dan, lo conocí por casualidad y descubrí que tocaba la guitarra y el piano, aunque en el internado solía tocar más guitarra. Nos convertimos en muy buenos amigos en poco tiempo. Lo que más me gustaba hacer con él era tocar. Nos pasábamos las horas muertas tocando. Me encantaba tocar con él porque mis dedos se movían solos, dejando fluir los sentimientos, además con Kyle me sentía segura... A menudo me pedía mi Jackie, le encantaba mi guitarra y yo disfrutaba viendo como cada vez que la tenía entre sus brazos sus ojos hacían chiribitas y la trataba con el cuidado con el que se trata algo muy preciado y valioso. También pasaba mucho tiempo con mis dos rubias, como yo las llamaba. Muchas veces les dejaba caer que si una se tintase el pelo pelirrojo seríamos unas supernenas perfectas. Con ellas aparte de compartir clase también solía compartir la mesa en la comida y muchas horas ensayando en el teatro. Todas estas horas estaban llenas de los temas de conversación más variopintos. También entablé amistad con Matt, el chico cantante “odia-coros”. A Matt lo conocía de años anteriores, pero gracias a Kyle pude conocerlo mejor. Solíamos bromear mucho. Las cosas con Álvaro siguieron como siempre, siempre estábamos bromeando y cuando en el menú algo llevaba carne él siempre me preparaba dos platos de algo que no la contuviese como pasta, pescado, ensaladas, verduras…siempre encontraba algo y que además no se volviese a repetir en ésa semana, era un máquina. Respecto a los platos de comida Alys los aceptó desde un primer momento encantada y siempre me lo estaba agradeciendo. Por otro lado a Dan le costó algo más “depender” de mí para comer. Muchas veces Dan intentaba hacerme perder los nervios, pero nunca lo conseguía, aunque creo que aunque al principio lo hacía por que me quería ver enfadada luego optó por hacerlo por simple diversión. Con Dan también comencé a llevarme bastante bien, aunque para cualquier persona la relación de amistad que manteníamos era más bien una relación de conocidos, pero yo sabía muy bien que Dan no es el tipo de persona que siempre te va a buscar para saber algo de ti. No, Dan es como los gatos: él sigue su camino y si se cruza a alguien en ese camino seguramente ni lo mire, pero si ese alguien se cruza repetidas veces y lo acompaña unos pasos descubrirá que ese gato que parecía tan arisco en realidad es un dulce gatito lleno de manchas de pintura con ovillo de lana. Bueno tal vez sin ovillo. Dan era independiente, pero ante todo era misterioso y distinto. Para serme sincera a mí misma me sentía atraída a su misterio. Me llamaba mucho la atención. Muchísimo.
Una de las cosas que se mantuvieron estables en mi vida fueron las pesadillas. Cada noche se repetía la misma pesadilla en la veía como una a una las personas que quería iba muriendo en mis manos mientras que unas sombras engullían todo a mi alrededor, por lo que decidí que mi cuaderno de sueños este año debía ser bautizado como cuaderno de pesadillas.
Algo que desapareció en mi fue el amor que sentía por David. Manteníamos el contacto llamándonos, escribiéndonos…pero sólo como amigos, aunque nunca podría olvidar los buenos momentos que pasé junto a él. Así que mi amor se fue transformando poco a poco en simple cariño.
Respecto al ámbito escolar, no hay nada especial que decir. En un mes no se puede decir gran cosa, sólo habíamos hecho unos pocos trabajos grupales y algunas exposiciones, aunque pronto empezarían los exámenes.
Cogí un par de púas y me las guardé en el bolsillo. Miré por la ventana y ví que comenzaba a anochecer. Salí de la habitación guitarra en mano y serpenteé los pasillos hasta llegar a la habitación en la que últimamente había pasado gran parte de mi tiempo. La habitación como era costumbre desprendía una melodía de guitarra y una voz suave que la acompañaba. Entré sin llamar, sabía que a Kyle no le molestaba me lo había dicho incansablemente.
Kyle al verme me sonrió a modo de saludo y yo le devolví el saludo mientras me sentaba en la cama de Dan, quien se solía escabullir de nuestra música. Muchas veces me pregunté si tocábamos tan mal como para que alguien huyese de nosotros.
-¿Qué te apetece tocar?-le pregunté mientras me colocaba la guitarra.
-Lo que la señorita quiera. A mi no me importa- dijo tan caballeroso como acostumbraba con una sonrisa.
-¿Qué estabas tocando hasta ahora?- le pregunté
-Bueno… estaba tocando Numb de Linkin Park.
-¿En serio?
-Si, no me gusta mucho el grupo, pero esa canción sí. ¿Te apetece tocarla?
Asentí y comencé a tocar la canción. La verdad es que solíamos concidir mucho en lo que a gustos musicales concierne. A mi las únicas canciones de Linkin Park que me gustaban eran Numb y New Divide. Ambos tocamos la canción hasta que llegó la parte en la que comienza la letra, sabía que no lo haría. Le miré con el ceño fruncido.
-¿Me he equivocado?-me preguntó con una de sus mejores sonrisas.
-No. ¿Por qué no cantas? Antes te he escuchado cantar mientras la tocabas. – le había pillado, reí en mi interior. Me encantaba cuando ponía esa cara de: ¡oh, mierda!
-Canto muy mal, May… No me obligues – me suplicó
-Oh, venga. Kyle te he escuchado cantar y no cantas mal. Pero si es por el hecho de que te da vergüenza… Eso sí que debería darte vergüenza… soy tu amiga.
-De acuerdo – dio su brazo a torcer
Con una mirada cómplice ambos comenzamos a tocar y esta vez si que cantó.
I'm tired of being what you want me to be
Feeling so faithless, lost under the surface
I don't know what you're expecting of me
Put under the pressure of walking in your shoes
Kyle cantaba bastante bien. Me gustaría ver una canción cantada por él y por Matt. Algún día se lo diría. Mientras tocábamos me levanté de la cama de Dan sonriéndole y me senté junto a él. Era genial, estaba intentando imitar la voz de Chester. Cuando terminamos la canción no pude evitar reírme.
-¿Tan mal he cantado?-dijo mientras sus mejillas comenzaban a sonrojarse.
-No, ha estado genial. Me río porque ha sido divertido cuando has empezado a poner la voz de Linkin Park… ya que tú la tienes mucho más suave – le dije sinceramente
-Ya…- mi comentario lo hizo sonrojarse aún más
De pronto la puerta se abrió y entró Dan, quien pareció sorprenderse al verme sentada junto a Kyle.
-Hola- nos saludó Dan.
Por alguna razón empecé a notar calor en mis mejillas. ¡Mierda! Me estoy sonrojando –pensé. Kyle debió de darse cuenta porque sonrió y no precisamente a modo de saludo.
Debía irme ya, a estas horas no podemos estar las chicas en las habitaciones de los chicos –pensé. Aunque no era por eso por lo que me iba.
-Bueno, yo me voy ya, Kyle. Buenas noches.-me acerqué a él y le di un suave beso en la mejilla. Nos llevábamos realmente bien.-Buenas noches, Dan.
Dan me hizo un gesto con la cabeza que en el diccionario Dan - Demás personas humanas significaba: “Buenas noches May, que descanses”.
Cerré la puerta de la habitación 29 y me dirigí a mi habitación. Por el pasillo me crucé con Álvaro.
- ¿Dónde vas enana? – me preguntó
- ¿Dónde crees que voy a ir a estas horas? – le dije sarcástica.
- ¿Planeas una escapada nocturna? ¿Un concierto? ¿Un asesinato? Porque a ver a tu hermanito no creo ¿eh? – puso cara de dolido.
- Iba a mi habitación, pero si quieres puedes venir y hablamos un rato – le invité con una sonrisa amable.
- Mejor voy otro día no vaya que te encuentre en la cama con algún rubio mayor que tú… - dejo caer.
- ¿Kyle? –me reí- Vamos Álvaro, Kyle es sólo un amigo, mi mejor amigo a decir verdad. No somos novios ni nada de eso. Aunque ceo que tu no puedes decir lo mismo de la castaña de 2º ¿no? –Álvaro comenzó a sonrojarse- Te pillé jajajaja.
- De todas maneras hoy no me puedo quedar a dormir contigo. Mañana madrugo mucho y no quiero recibir una paliza si te despierto- rió.
- ¡Debilucho! Está bien ¿Te quedarás mañana?
- Si no tienes ninguna cita con el rubio de acuerdo – seguidamente Álvaro comenzó a correr por los pasillos haciéndome burlas. Seguía siendo un niño pequeño.
- Gracias por ayudarme a llevar la guitarra a mi habitación – le dije irónicamente
- De nada guapa –me siguió la broma mientras desaparecía por el pasillo
Continué el camino que me faltaba hasta llegar a mi habitación. Saqué mi llave y abrí la puerta. Entré y cerré la puerta con llave. Guardé la guitarra bajo la cama de mi “compañera invisible”. Me desvestí y cogí un libro que me estaba leyendo y me puse a leerlo en la cama hasta que el sueño me venció.
Estaba en el parque en el que solía jugar de pequeña. Estaba jugando con David al escondite. Me sentía feliz y tranquila. Como si volviese a ser pequeña y no tuviese ninguna preocupación. Ninguna excepto las lentejas. Odiaba las lentejas desde pequeña. Era la única comida que no me gustaba. De repente vi donde David estaba escondido y ambos corríamos sin parar por el parque disfrutando de los columpios y del sol. De los árboles, del sonido de los pájaros. Las típicas cosas que cuando las tienes no las disfrutas pero cuando llega el invierno las echas de menos.
El irritante sonido del despertador me sacó de mi sueño. Me levanté con el sueño aún en mi mente y lo escribí en mi cuaderno. Un sueño y treinta pesadillas- pensé- parece el título de un libro. Abrí la puerta del baño y me tomé una ducha de agua fría. Me relajaba muchísimo las duchas de agua fría. Me puse la faldita y la camisa. Hoy era el día de las visitas pero hasta que llegaran podría pasar un tiempo con Kyle, así que cogí la guitarra y fui a su habitación. Abrí la puerta sin llamar como de costumbre y vi a Kyle en pantalones cogiendo su camiseta.
-Vaya, perdona, te he pillado a medio vestir.-bromeé
Kyle me sonrió mientras se ponía su camiseta.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Claro –dije mientras cogía su guitarra y tocaba las cuerdas al azar.
-¿Por qué pasas tanto tiempo en mi cuarto? Sé que no siempre es por venir a tocar.-Vaya parecía que Kyle lo había descubierto
-Siempre es por tocar, o pasar un rato contigo. ¿Te parece mal?
Kyle me sonrió y puso cara de: “lo sé todo”. Entonces Dan salió del baño con una toalla tapándole le cintura para abajo. Abrió los ojos al verme, cogió su ropa y volvió a meterse en el baño. ¡Oh, no! Otra vez e arden las mejillas- pensé. Y Kyle debía de tener algún poder telepático por que me dedicó una amplia sonrisa.
-Te pillé-me susurró-Tú te traes algo con...
-¡Cállate!-le dije sin elevar el tono-Cómo se te ocurra decir algo te hago una llave que no podrás levantarte de la cama en un mes- le dije medio en broma medio en serio.
-De acuerdo, de acuerdo...- rió ante mi respuesta. Kyle se había percatado de todo.
Entonces Alysson entró en la habitación. Pobrecita –pensé- yo me encuentro a dos tíos de muy buen ver medio en bolas y ella nada. Me reí interiormente.
-May, ya están llegando los primeros familiares.-me dijo con una sonrisa
Rápidamente Kyle y yo nos levantamos casi saltando de la cama. Le pregunté que si podía dejar la guitarra en su habitación, él como siempre asintió con una sonrisa, tras lo que le dije que volvería luego a por ella.
Estaba feliz. Mamá me había dicho que podría pasarse un poco para vernos a Álvaro y a mi. La verdad es que para ella era un gran esfuerzo por lo que no podría estar mucho tiempo, tan sólo unas pocas horas.
-¿Te espera alguien? – me preguntó Alys mientras llegábamos al hall.
-Sí –dije mientras seguía pensando en mamá.
De pronto me pareció ver una chica con el pelo del mismo color que el fuego, un rojo intenso que parecía que en cualquier momento podría quemar. Era Caitlyn, mi compañera de Historia Antigua. No era muy habladora, pero poco a poco fui descubriendo pequeñas cosas de ella como por ejemplo que era podidamente supersticiosa. Aunque no supersticiosa como puede ser una persona que no se ponga ropa de color amarillo o que tema que un gato negro se le cruce. No. Ella era de otra manera. Una manera muy extraña y misteriosa. Pero Cait era una buena chica, siempre había sido muy amable conmigo y había tenido buenas palabras.
- Hola, Caitlyn, ¿esperas a algún conocido?- le pregunté amablemente.
Ella me miró aliviada y tras asentir nerviosamente miró a Alys, quien pareció inspirarle un miedo increible y se fue medio corriendo hacia el lado contrario. La verdad no me sorprendía, nunca había visto a Cait hablar con mucha gente y cuando lo hacía parecía asustada. Creo que conmigo se relajaba un poco. Tal vez le recordara a alguien.
Alys y yo nos miramos. Pobre Alysson debía pensar que Caitlyn le tenía miedo o algo, y es que todo el mundo pensaría igual, pero era la forma de ser de Cait.
-Esa chica es rara, pero no lo tomes personalmente, siempre es así con todo el mundo- le dije para que no se preocupara.
Ella sacudió la cabeza dándome a entender que no pasaba nada.
-Vamos a ver la sorpresa que nos traen los visitantes –dijo sonriendo.
Bajamos las escaleras corriendo y cada uno tomó una dirección. Me despedí con una sonrisa y corrí hacia donde estaba mamá. Sin dudarlo abracé a mi madre.
- Hola, May – dijo dulcemente mientras me abrazaba
- Te he echado de menos – le contesté y es que aunque habíamos mantenido el contacto llamándonos todos los días o por el Messenger, no es lo mismo que tenerla a tu lado.
- Estás más delgada May…
- No me vayas a preguntar que si no como porque ya sabes que yo no soy muy delicada, además con Álvaro aquí hay días que repito y vuelvo a repetir – la corté.
Mamá me sonrió.
- Mira te he traído una sorpresa –dijo- Toma ábrelo – me dijo mientras me ofrecía un paquete
- ¿Es mi cumpleaños y no me acuerdo? ¿Te has cargado algo? –le pregunté
- Venga, May ¿Una madre no puede hacerle un regalito a su hija?
Vale. Algo había pasado. Abrí el paquete. Era un ordenador portátil con un cacharrito de estos para tener siempre Internet. Definitivamente mi madre había hecho algo. Tal vez había incendiado la casa.
- ¿Y esto? Enserio mamá ¿Qué has roto?- le pregunté
-May no seas aguafiestas. Simplemente te lo he regalado para poder hablar más.
- Pero para eso tenemos el móvil. Además podrías haberme traído mi portátil, no hacía falta comprar otro.
- De eso quería hablar yo…bueno tu antiguo portátil…digamos que…ha pasado a mejor vida- dijo sonriente.
- ¡Mamá! ¡Eres una manazas!
- Míralo por el lado positivo, ahora tienes uno nuevo y mejor.- En eso tenía razón. No podía enfadarme con ella.
Estuvimos un rato hablando sobre la familia, sobre mí, sobre los exámenes…Las típicas conversaciones. Al poco rato se unió también Álvaro quien habló por los codos con mamá. Tras una hora más o menos mamá nos dijo que tenía que irse ya. Nos despedimos con besos y abrazos, y mamá y yo nos intercambiamos una mirada cómplice.
Después de que mamá se fuera Kyle me llamó para presentarme a su novia, Abbey. Nos dimos los dos besos reglamentarios y charlamos tranquilamente lo tres. Enseguida tuve mi impresión de Abbey: tonta y creída. Definitivamente me caía mal, aunque esto no debería decírselo a Kyle –pensé- es su novia, a quien le tiene que gustar es a él no a mi…aunque a mí también podría gustarme-sonreí para mi.
Tras estar con la pareja, le dije a Kyle que tenía que irme ya que tenía un par de asuntos que arreglar. Él me sonrió mientras que Abbey me seguía con la mirada. Vale, no me caía mal, me caía rematadamente mal. Además ¿qué novia no besa a su chico por que “estamos en público”?
Decidí pasarme por la habitación 29 para recoger a Jackie ya que parecía que Kyle estaría todo el día con la señorita “nobesoenpúblico”. Moví un poco el picaporte. No estaba cerrado con llave así que Dan debía estar dentro. Abrí la puerta y lo ví sentado en su cama mirando las guitarras.
-¿Te gustan? – le pregunté.
-Si las supieseis tocar tal vez – contestó
-Pero si nunca nos has oído – le sonreí- Además el arte es muy subjetivo ¿no? Bueno al menos eso pienso yo. Es difícil encontrar a alguien que esté sintiendo lo mismo que tú en ese momento para que pueda apreciar el arte
-Tal vez…- Dan se quedo un rato pensativo
-¿Quieres que te dé un concierto? Alguna canción me sabré que te pueda gustar. Si quieres ven a mi habitación – dije mientras cogía la guitarra y cerraba la puerta.
Caminé por los pasillos. Parecía que Dan no estaba para conciertos. Llegué hasta mi habitación. La famosa habitación 69. Saqué mi llave y abrí la puerta. Coloqué la guitarra encima de la cama de mi “compañera invisible” y fui a cerrar la puerta, pero algo me lo impidió. Más que algo era alguien. Alguien pelirrojo. Le sonreí.
- Así que has decidido venir a mi concierto- le dije con una sonrisa
- No tenía nada mejor que hacer, aunque espero que valga la pena – me dijo mientras cerraba la puerta.
- Por supuesto señor, tome asiento y proceda a pagar los 30 euros de entrada.
Dan puso cara de “no me haces gracia”. Lo que produjo una sonora carcajada en mí. A mi sí que me hacía gracia.
- Vamos, Dan era broma no pongas esa cara –le dije dulcemente
-No tengo otra cara, lo siento- lo estaba volviendo hacer quería ponerme de los nervios. Nunca lo conseguiría.
- Vaya, pues si quieres otro día podemos ir a los chinos a comprarte una cara. Allí venden de todo. Aunque tu cara de “intento enfadarme” me gusta.- le dije sonriendo.
Dan resopló lo que provocó más risas por mi parte.
- ¿No ibas a tocar la guitarra? – me dijo cortante.
- Por supuesto, ¿qué quieres que toque?
- Sorpréndeme.
Sonreí. Le haría un remix al estilo May. Comencé a puntear Stairway to heaven, la cual entrelacé con More than a Feeling, luego Sweet dreams la versión de Manson y cerré el concierto con la canción de los Simpsons medio en broma.
- ¿Qué? ¿Te ha gustado? – le pregunté
-¿Nunca tocas nada tuyo?- respondió con un interés casi clínico, como si estuviera psico-analizándome
- Bueno, la verdad es que no soy muy buena compositora pero sé improvisar.
- Adelante.
Comencé a tocar riffs y punteos cañeros, hasta crear una especie de canción.
- Bueno…eso es lo que me ha salido –le dije.
- ¿Tocas lo que sientes?- me preguntó
- Sí, me sale solo.
- Con lo cual…te sientes… ¿cañera?- sonrió mientras miraba la guitarra interesado.
- Jajaja, supongo. ¿Quieres que te enseñe a tocar?
- Ya se tocar- dijo muy seguro
-¿Ah si? Tócame algo venga – le sonreí
Dan se lo tomó al pie de la letra. Me cogió de la cintura y me atrajo hacía sí mirándome fijamente, cerró los ojos y comenzó a besarme. Primero era un beso algo frío que poco a poco se llenó de pasión. Me acariciaba el pelo mientras yo le abrazaba fuertemente
Me condujo hacia mi cama, donde nos tumbamos y lentamente ambos nos fuimos desvistiendo. Me sentía nerviosa, pero a la vez estaba llena de adrenalina. Nos fuimos besando poco a poco todos los rincones del cuerpo. Nos dejamos llevar por nuestros sentimientos al igual que habíamos hecho en otro par de ocasiones desde hace algo más de una semana. Deshicimos la cama y las sábanas sobre nosotros parecían las olas de un mar revuelto. Con tormenta tal vez. Dan sabía como tratar a una mujer en la cama. No le podría negar que no sabía “tocar”. Aunque no estuviésemos hablando de guitarras. Sin embargo, muchas personas coinciden en que una guitarra es lo mismo que una mujer, por lo que esta vez aceptaría pulpo como animal de compañía.
Tras la “tormenta” en la cama Dan me miró sonriente. Un momento ¿he dicho sonriente? ¡Dan me estaba sonriendo amablemente sin ser forzado a ello! No era una sonrisa enorme, pero era una sonrisa ¡Una sonrisa!
- Deberías sonreír más a menudo – le dije- estás muy guapo, aunque tu cara de: “no necesito a nadie” me encanta.
- Me alegro de que te guste por que no suele ser muy normal en mí tener cara de niño bueno- me dijo haciéndose el duro.
- Bueno…las cosas buenas si breves… - empecé a decir
- ¿Quieres decir que te gustan los polvos rapiditos?- una simple mirada le bastó para entender que no me refería a eso- Era broma, tonta. Ya sabes que viene bien descargar tensiones- dijo mientras se vestía. Seguidamente se levantó y abrió la puerta.
- Hasta luego, Mayra- me dijo.
Yo le contesté con una sonrisa. El Dan de siempre había vuelto y no podía decir que me disgustara la verdad.
Me quedé unos segundos en la cama disfrutando del momento, después me metí en la ducha y me refresqué el cuerpo. Me vestí y me fui a sentarme en el pasillo de la sala de música. Apoyé mi cabeza con el pelo aún mojado en la pared y como suelo hacer dejé que mi mente se sintiese libre. Después de estar un tiempo en el pasillo disfrutando de la música decidí bajar a los jardines a tomar un poco de aire.
En los jardines aún quedaban personas pese al viento fresco que hacía. Caminé lentamente disfrutando de la naturaleza. Estaba relajada y se lo debía a Dan. Para que luego la Iglesia diga que el sexo es malo. Seguí ensimismada en mis pensamientos hasta que un ligero detalle me volvió a traer a la realidad: un chico rubio y guapo estaba fumando en un banco. Este detalle no me habría importando de no ser que ese chico se llamase Kyle. Le había dicho mil veces que no fumase argumentándolo con miles de razones: para que no se le estropease la voz, por que produce cáncer, esterilidad, por que no me gusta el olor, por que prefiero que los hombres huelan algo que no sea “Eau de tabac”… y ninguna de ellas había conseguido que Kyle dejase de fumar. Aunque no me había dado por vencida. Esperé unos segundos hasta que él apago el cigarrillo y me senté en el banco junto a él.
-No puedo creer que sigas fumando-le dije medio cabreada.-Kyle, te vas a estropear la voz. Con lo bonita que es…
-Me da igual… - me dijo secamente. Como si ese “me da igual” significase un “me da igual todo, absolutamente todo” y no se refiriese sólo a su voz
-¿Qué te ocurre?-le preguntó poniéndole una mano en el hombro.
-Abbey sólo había venido para decirme que está con otro. Supongo que es lo más normal, el hecho de que ella viva en Canadá y yo ahora esté aquí, en España.
-Vaya furcia-dije mirando al suelo. Antes había dicho que Abbey me parecía tonta y creída ¿no? Pues añadámosle también que es una puta y una guarra.-mira Kyle-le agarré de la barbilla y le obligé a mirarme.-Si te ha dejado peor para ella. Ella se lo pierde, porque eres un tío de puta madre, ¿sabes? Es tonta… lo he notado desde que me la has presentado. ¿Quién narices querría dejarlo contigo?
Kyle rió y eso hizo que yo también lo hiciese. No podía verlo triste. Kyle era muy importante para mi y bajo ningún concepto permitiría verlo mal.
-Gracias, May. Eres genial.-dijo y seguidamente me abrazó fuertemente. Yo también me fundí en ese tierno abrazo.
-Ya sabes que siempre que me necesites estaré aquí. Y ahora a dormir, que mañana tenemos clase.
Kyle me hizo una mueca y nos levantamos los dos del banco. Él se fue a su habitación y yo me pasé por la cocina del internado para recoger a Álvaro.
Entré a la cocina, pero Álvaro no estaba. Tal vez me estuviese esperando en mi cuarto o en el pasillo. Subí las escaleras hasta llegar a la habitación 69. La abrí y pude ver como en el suelo había un papel doblado por la mitad con mi nombre en grande. ¿Sería Dan? Descartado. Me es imposible imaginarme a Dan enviándome notitas y cantándome canciones en la ventana. Se me escapó una carcajada ante tal idea. Decidí coger la nota. En cuanto la abrí pude reconocer perfectamente la caligrafía.
Hola, enana.
Lo siento pero esta noche no voy a poder acompañarte. Me ha surgido un imprevisto. Aunque al menos doy señales de vida y no como otras jajaja. Te prometo que mañana dormiré contigo y si quieres incluso haremos una fiesta pijama.
Un beso,
Álvaro
P.D.: Si quieres dormir con alguien, ya sabes, avisa al rubio….Genial. Esta noche me aburriría como una ostra. De pronto vino a mi una idea. Una idea cuadrada, plana, pequeña y con acceso a Internet. Cogí el portátil que había dejado en la cama y lo puse en la mesa de estudio. La verdad es que este era mucho mejor que el que tenía antes. No podía negarlo. Dejé fluir mi “May-informática” y comencé a investigar todas sus prestaciones. Descubrí que la red wifi de “La cárcel” llegaba hasta mi cuarto, aunque tenía contraseña. Pero eso no sería un problema para mi, no era la primera vez que averiguaba contraseñas. Es de las cosas más sencillas del mundo. En un abrir y cerrar de ojos conseguí tener acceso a Internet sin tener que usar el cacharrito de mamá, aunque decidí guardarlo para posteriores emergencias. Revisé mi correo y seguidamente apagué el portátil. Tenía sueño y es que bastantes cosas había hecho hoy. Me quité la ropa y me metí en la cama después de cerrar mi habitación con llave. Cosa que solo hacía por la noche.
La alarma del despertador me anunció la llegada de un nuevo día. Un día en el que tampoco había tenido la dichosa pesadilla. Había soñado que estaba en la playa a la que solíamos ir todos los viernes por la noche. Rápidamente cogí mi cuaderno y lo anoté todo con el máximo detalle. Me vestí y me peine. Dejé la mochila preparada la noche anterior así que tenía tiempo de sobra por lo que decidí tumbarme en la cama para pasarlo. Cerré los ojos intentando no dormirme. De pronto comencé a sentir mucho calor. Un calor sofocante que impedía que respirara. Abrí los ojos y la vi. Había una especie de sombra deforme engullendo mi cama. Un momento ¿dónde estaba? ¿en mi habitación? ¡No hay nada! Solo estaba yo y la cama. Bueno, ahora la cama estaba siendo engullida por la sombra. La sombra que yo conocía, la de mis pesadillas. La maldita sombra. Y ahora me estaba engullendo a mi. ¡Oh no! Empecé a gritar. Me levanté como pude y comencé a golpear la puerta, que por cierto ahora tampoco estaba. Estaba sumida en la oscuridad. Pánico. Miedo. Desesperación. Dolor. Oscuridad. Fuego. Golpeé más fuerte la puerta. Oí a alguien correr. ¡Oh Dios, voy a morir! –pensé. Y por casualidades del destino alguien abrió mi puerta. Era la forma de un cuerpo masculino. No me fijé en quien era. Simplemente salí de mi habitación y comencé a respirar. No me había dado cuenta de que me estaba ahogando.
- ¿Qué demonios te.....- comenzó a decir el chico con voz dulce pero alarmada. No tardé en reconocerlo. Era Matt. Dios, me había salvado la vida de…algo.
- No sé – le interrumpí. Bastante loca pensaría ya que estaba… No creo que las chicas del internado empiecen a gritar como locas y a golpear las puertas.
- ¿Estás bien? – me preguntó preocupado.
Asentí. Ni siquiera me salían las palabras con fluidez.
- Bueno....yo mejor me.......voy a vestirme y a arreglarme- dije, que aunque ya lo había hecho antes ahora parecía que venía de trabajar en la mina.
- Como no te des prisa, no vas a llegar ni a la segunda hora......-me dijo
- ¿Es tan tarde? – le pregunté. ¡Joder había pasado más de una hora!
Matt hizo una mueca y asintió
- ¿Y cómo es que tú no estás en clase? – le pregunté
- Me he tropezado en el baño, me he caído de espaldas, y me he clavado unos cristales rotos. He ido a la enfermería y me han vendado la espalda. Esto....yo me debería ir ya...pero... ¿Necesitas ayuda? Quiero decir....que si estás bien claro.- Al decir esto Dan se sonrojó
- Oh, no, nada nada, estoy bien – le sonreí. No tenía fuerzas ni de seguirle la broma con dobles sentidos.
- Pues en ese caso....si no te importa, me tengo que ir.- dijo mientras me devolvía la sonrisa.
Matt se fue. Entré de nuevo a mi habitación. Todo había vuelto a la normalidad. ¿Estaría loca? ¿Me pasaría como en esa película de Brad Pitt, El Club de la Lucha, en el que tenía un desdoblamiento de personalidad? En ese momento noté un dolor intenso en las piernas. Me las miré y ví como estaban completamente quemadas. Empecé a llorar. ¿Qué demonios me pasaba?
Tras un momento de no dar crédito a los que me estaba sucediendo me metí en el baño. La imagen que me devolvió el espejo no era muy reconfortable. Tenía el pelo alborotado. Manchas de carbón por toda la ropa y para colmo las piernas las tenía totalmente quemadas.
Me volví a meter en la ducha y me limpié cuidadosamente la sangre de las piernas, y después me duché. Busqué en mi botiquín y encontré una pomada que tal vez me aliviaría el dolor. Me apliqué la pomada cuidadosamente en las heridas. Después me vestí.
- Menos mal que el chándal de las chicas es de pantalón largo que si no tendría que ir dando explicaciones a todo el mundo – pensé.
Tras arreglarme cogí la mochila y me dirigí a la clase donde me miraron preocupados. Mis dos rubias y Cait me preguntaron que me había pasado, a lo que yo contesté que me había dado un poco de migrañas y que aún me dolía la cabeza. Matt me dirigió un par de miradas preocupadas. Las pocas clases que quedaban antes de la comida transcurrieron con normalidad aunque yo seguía ensimismada en la sombra.
Cuando llegó la hora de la comida me senté junto con mis dos rubias y Kyle, quien tenía los brazos vendados ¿Qué le había pasado?. Parecía que hoy no iba a ser un buen día. Noté como Kyle estaba absorto en sus pensamientos. ¿Sería por Abbey?
-¿Qué te pasa?-le pregunté en un susurró para que Alysson y Cris no se enteraran.-¿Mala noche?
Él negó con la cabeza
-Mala mañana- le contesté.
Lo miré sorprendida. Decidí contarle a Kyle lo que me había pasado. Él me creería.
-Kyle… esta mañana me ha pasado una cosa extrañísima. Te lo cuento a ti porque sé que no me vas a tomar por una loca. Cuando he abierto los ojos… mi cuarto había desaparecido, sólo estaba yo tumbada en mi cama. Pero una cosa negra se comía mi cama y no se me ha ocurrido otra cosa que gritar. Me he puesto a pegarle patadas a la puerta, o al lugar en el que debería haber estado la puerta, para ver si alguien me escuchaba. Matt me ha abierto la puerta y entonces todo ha vuelto a aparecer como si no hubiese ocurrido nada… Después he descubierto las quemaduras en los pies y las piernas.-Le enseñé una pierna y el hizo una mueca.-No me he atrevido a ir a la enfermería por miedo a que me preguntasen.
-¿Te has dado algo?
-Si, una pomada. Me ha aliviado bastante el dolor.
-May-comenzó a decirme-A mi me ha ocurrido exactamente lo mismo pero en el baño…
Me explicó todo con detalle y bufé.
-¿Qué crees que es?- le pregunté
-No lo sé-me dijo. -Pero olvídate del tema… Seguramente haya sido una mala jugada por parte de nuestra cabeza… No le des más vueltas. Es lo que voy a hacer yo.
Después de comer fui a la clase de biología, clase que compartía con Matt. Matt solía estar haciendo bromas conmigo en susurros, pero hoy él tampoco estaba de humor para bromas. El profesor nos dijo que teníamos que hacer un trabajo con unas flores especiales. Muchos compañeros comenzaron a bajar a por las flores pero Matt y yo decidimos dejarlo para otro día. Aprovechamos la clase para organizarnos el trabajo. Iríamos algunas tardes a la biblioteca y otras al laboratorio.
El resto del día transcurrió con toda la normalidad que me era posible. Estuve tocando la guitarra en mi habitación hasta que Álvaro apareció.
- Hombre, el señor de los plantones – le sonreí.
- No, yo no te dí platón…lo aplacé para hoy- dijo con una sonrisa
- Pero….- le di pie para que me siguiese contando.
- No, no. Lo de esta noche sigue en pie si tu quieres. Vengo a decirte algo que creo que te interesará.
- Sorpréndeme hermanito.
- Verás en la enfermería hay una enfermera muy joven, guapísima, muy simpática, con unos ojos verdes…
-Al grano Álvaro, ¿te has liado con ella o qué?- le corté.
- No… me dijo que hoy se había producido una oleada de accidentes y que había varios chicos en enfermería. Me acerqué a ver que pasaba y ví que entre esos chicos estaba tu amigo el rubio…
- ¿Qué? ¿Kyle?
- Si ese..el inglés.
- Gracias Álvaro, tengo que irme. Esta noche hablamos. – le dije mientras le daba un beso en la mejilla y salía de la habitación.
Por el caminó me crucé con Sam. Había hablado en pocas ocasiones con ella, pero sabía lo que Kyle sentía por ella e intuía que ella sentía lo mismo por él. Así que no dudé y la agarré de la mano y tiré de ella para que corriera conmigo.
- ¿Pero qué haces? ¿Estás loca? ¡Suéltame! – me gritaba
- ¡Sam es Kyle, está en la enfermería! – le dije mientras seguía tirando de ella y corriendo, pero tras decirle esto ella también empezó a correr.
Cuando llegamos a la enfermería enseguida vimos a Kyle. Nos dirigimos hacia él. Me costó mucho verlo inconsciente y aguantar las lágrimas. Se acercó una enfermera y nos explicó que Kyle estaba desmayado, pero que no sabían si se había golpeado la cabeza, por lo que no podían decirnos si era grave. Tan sólo teníamos que esperar a que sus zafiros decidiesen abrirse.
Sam y yo nos sentamos junto a la cama de Kyle y no parábamos de mirarlo nada más que para intercambiarnos miradas desesperadas. Cuando pasó algo más de una hora una chica pelirroja de segundo le trajo la cena a Sam, poco después me dijo que era su compañera de habitación y que se llamaba Leyre. Hasta entonces no me di cuenta de lo mareada que estaba.
- Sam, voy a salir un poco para respirar aire fresco…no me encuentro demasiado bien. Si Kyle se despierta o simplemente mueve un dedo, por favor avísame – le dije.
Sam se limitó a asentir. Parecía muy absorta en sus pensamientos y muy preocupada por Kyle. Yo por mi parte salí de la enfermería y abrí una de las ventanas del pasillo, seguidamente saqué mi cabeza por ella para poder respirar bien. Pasaron unos instantes hasta que se me pasó el mareo y pude volver a entrar a la enfermería. Cuando entré vi una escena aterradora. Una sombra idéntica a la que me había atacado a mi estaba atrapando a Sam mientras que ella apenas podía moverse. Al entrar yo la sombra comenzó a empequeñecerse poco a poco hasta que se hizo diminuta y Sam para asegurarse de “matarla” le tiró un mechero que tenía lo que causó una pequeña explosión y la desaparición de la sombra. Sam se miró asustada las muñecas, las tenía quemadas de la misma forma que yo tenía las piernas.
- ¿Cómo estás Sam? ¿Te duele mucho? – le pregunté preocupada.
Sam parecía que estaba en estado de shock, por lo que se limitó a asentir. Rápidamente me puse a buscar alguna pomada para las quemaduras parecida ala que yo me había puesto hacía unas horas. La encontré y comencé a aplicársela cuidadosamente a Sam en las muñecas. Ella me miraba temerosa por lo que había pasado pero a la vez agradecida. Tras este incidente ambas estuvimos calladas mirando a Kyle.
Pasaron varias horas de desesperación hasta que Kyle abrió sus ojos. Se llevó las manos a la cabeza y se asustó a ver sus manos magulladas.
-¿Kyle? ¿Kyle, estás bien?-le pregunté preocupada
-Mejor que antes.-me dijo con esfuerzos. -¿Cuánto tiempo llevo aquí?
-Unas tres horas- contestó Sam.-Has estado a punto de entrar en coma.
La miró con una sonrisa dulce.
Yo por mi parte no pude resistirme a agarrarle una mano cuidadosamente. Había estado a punto de entrar en coma mi mejor amigo. Nunca había imaginado que tendría esa sensación de estar a punto de perder algo muy valioso.
Tras estar un rato con Kyle, Sam y yo nos dirigimos hacía el comedor. Ella se sentó con sus amigas pero antes se pasó por la mesa dónde estaban Alys y Cris para saludar. Yo me senté con mis dos rubias. Hablé muy poco con ellas y apenas comí. Tenía el estómago cerrado.
Después de fui a mi habitación caminando lentamente por los pasillos. Vaya día. ¿Pero qué había pasado? Una sombra rara nos había atacado a mí, a Kyle y a Sam. ¿Qué era esa sombra? ¿Qué quería? ¿Por qué a nosotros tres? ¿Y si no fuésemos sólo nosotros tres? ¿Y si le hubiese pasado a más chicos y chicas? No paraba de preguntarme miles de cosas a mí misma.
Llegué a mi habitación y ví que Álvaro estaba sentado en el suelo del pasillo jugando con su móvil.
- ¿A qué juegas? – le pregunté a modo de saludo con una sonrisa
- A esperar a mi hermana la tardona… ¿por casualidad no la habrás visto? Me dijo que viniese a su habitación y no la veo por aquí…
- Lo mismo está en su habitación ¿Entramos?
La noche con Álvaro pasó entre sonrisas y juegos, aunque me costaba mucho sonreír con todo lo que había pasado, hasta que decidimos que era la hora de dormir. Tras acostarme comencé a buscar respuestas a mis preguntas. Conseguí tener ciertos aspectos claros.
Había sombras asesinas en el internado que se me aparecían en sueños y hoy nos habían hecho bastante daño y tal vez hubiese más gente en nuestra situación.
Decidí que tenía que hablar con Kyle y Sam e investigar. Ahora estaba segura de que no estaba loca…y si lo estaba…al menos estaba acompañada en mi locura.
Por la noche volví a revivir mi pesadilla cientos de veces hasta que la que ahora era conocida como “música celestial” del despertador me atrajo al mundo real.
Las clases continuaron con normalidad, tomé apuntes y comencé a hacer esquemas y resúmenes para adelantar el estudio. Después de comer fui a la sala de teatro donde nos repartieron los papeles para la obra de teatro.
- Que no me toque ser un árbol, que no me toque ser un árbol- pensaba una y otra vez.
Miré el tablón asustada y…¡Soy Hermia!- dije feliz al silencio.
Miré los demás personajes. Kyle era Lisandro, Helena sería Sam, Hipólita sería Cris y Demetrio era Alys. No me fije mucho en los papeles de los demás compañeros del teatro, ya que no tenía mucha confianza con ellos.
-Hola, chicos.-comenzó Tristán.- ¿Listos para comenzar? O, ¿tenéis alguna reclamación?
Alysson levantó la mano.
-¿Por qué soy Demetrio?
-Por que así lo he decidido yo.Y ahora vamos a empezar.
Parecía que hoy Tristán no estaba de buen humor. Unos segundos después nos repartió los guiones. El argumento era un poco lioso. Saqué en claro que yo estaba enamorada del personaje de Kyle y el personaje de Alys era mi pretendiente. Me lo iba a pasar muy bien con esta obra. Kyle y yo nos intercambiamos una mirada cómplice al ver el guión y poco después la clase acabó.
Las horas de después tampoco tuvieron una importancia relevante en mí. Estuve en mi habitación haciendo deberes y esquemas hasta que anocheció y me puse a leer un libro y me dormí profundamente soñando con mi pesadilla habitual.
Tema: Re: Contra las Sombras, ¡cuarta ronda! 
Dom Jul 18, 2010 10:06 pm
)
jolin scarlett, entonces cuando nosotras hablamos por ejemplo a las cinco de la tarde...........tu te accabas de levantar??? 
, pero ahora tengo que pelotear a Serena para que suba pronto. Y sí, hacerle la pelota significa en este caso decirle lo horrible que es xDD
xDD yo tambien lo haria, pero veo que tú tienes más exito que si lo intentara yo 
-, así que lo único que puedo decir es: Genial!!! Os espero! 
