Cazadores De Sombras
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Cazadores De Sombras

Facilis Descensus Averno
 
ÍndicePortalÚltimas imágenesRegistrarseConectarse

 

 Cuando me hacías sonreir ;)

Ir abajo 
2 participantes
AutorMensaje
Miina Pettyfer
Mundano
Miina Pettyfer



Cuando me hacías sonreir ;) Empty
MensajeTema: Cuando me hacías sonreir ;)   Cuando me hacías sonreir ;) Icon_minitimeVie Jun 25, 2010 10:13 pm

Este relato fue enviado a un concurso de narrativa corta, para ver qué tal. Es la primera vez que envío algo a un concurso de este tipo, y es la primera vez que escribo en este plan. Tendrá gran cantidad de errores, así que os agradecería que, por favor, me digáis los puntos flacos de la historia. Gracias, y sin más, el relato:






Tenías razón. Debía aprender a no juzgar a la gente por su
aspecto o por la primera impresión, como hice contigo. Siempre pensé que las
personas demostraban quiénes eran a través de su aspecto físico: sus formas, su
vestimenta… Qué equivocada estaba. Y sin embargo, fuiste tú, la persona que más
desaliñada creía yo, y a la vez, la más maravillosa, el que me ayudó a
comprenderlo. Cuando te conocí aquella noche, en el pub, fuiste uno de tantos.
Camiseta de manga corta con algún rotillo, pantalones vaqueros y zapatillas de
deporte. “Un poco descuidado si piensa ligar algo esta noche” pensé yo. Sin
embargo, te observé durante un rato: cómo te sentabas en aquel taburete cercano
a la barra, cómo pedías aquel combinado que tanto te gustaba (Ron con
Coca-Cola) y cómo mirabas a tus amigos, bailando con sus parejas en aquella
pequeña pista. Resultabas especial, pero te deseché enseguida. “Aspiro a algo
mejor” me dije, sin saber que pasaría contigo tanto tiempo, que te robaría
tantos “te quiero” susurrados al oído y tantos besos fugitivos.


Decididamente, estaba empezando a enamorarme de ti. Mis
piernas, sin saber qué las impulsaba, empezaron a alzarse del taburete. No
sabía cómo detenerme, cómo para aquella locura. Y, sin embargo, estaba deseando
acercarme a ti. Pero las cosas no podían salir bien. Al empezar a acortar la
distancia que nos separaba, entre los nervios y la emoción, trastabillé con
algo y caí. “Perfecto” pensé. “Patosa declarada de por vida”. No esperaba que
vinieras a ayudarme. Al fin y al cabo, era una desconocida, una perfecta y
absoluta desconocida que se acababa de dar el batacazo de su vida. Te acercaste
a mí, me ayudaste a levantarme y me preguntaste si estaba bien, con esa voz tan
suave y delicada, la tuya. Te respondí que sí, y entonces me fijé en un
detalle: esos ojos azules que te sumergían en un océano puro y limpio al
mirarlos. Supongo que me quedaría con cara de idiota, porque cuando volví en
mí, te vi agitando una mano delante de mi cara para ver si reaccionaba. Al ver
que cerraba la boca y volvía a parpadear (volvía a ser persona), empezaste a
reír. Tu risa era cristalina, y tu sonrisa iluminaba hasta la estancia más
oscura. Reí contigo y te di las gracias. Entonces me invitaste a sentarme a tu
lado, y cómo no, yo dije que sí. Charlamos de todo aquélla noche: la vida, los
amigos, los estudios, el trabajo, el futuro… Averigüé tu nombre, Roberto
(Robert), y hasta eso me pareció maravilloso. Te encantaba la lectura, sobre todo, la poesía (adorabas a Bécquer);
la música que más te gustaba era ochentera. Estabas terminando Arquitectura, y
tu sueño era llegar a ser el “Norman Foster” español, para poder viajar y
conocer el mundo con tu esposa e hijos, viendo todas las maravillas ajenas a
España. Yo te conté algunas cosas sobre mí, cosas que ni siquiera mis amigas
sabían, como que mi osito de peluche preferido era Jack; que odiaba los sitios
en los que no se podía escuchar a una persona que hablara en tono normal por
culpa de la música; que quería irme un par de años a trabajar con una ONG a
países desfavorecidos o que mi color preferido era el azul. Era como si, al
escucharte, me tranquilizara, y así fue hasta el día en que me diste tu último
adiós.


Mantuvimos contacto constante, e incluso, yo fui a tu
graduación, y tú viniste a la mía. Pasábamos mucho tiempo juntos, tumbados en
los jardines que había al lado de la Universidad. Hablábamos de todo y de nada,
y jugábamos como los niños chicos: al Escondite, al Pilla-Pilla… Y fue en uno
de esos juegos cuando nos dimos nuestro primer beso, el primero de tanto.
Estábamos jugando al Pilla-Pilla, y te la “quedabas” tú. Me pillaste por detrás
y me inmovilizaste los brazos contra el pecho. Yo empecé a reír, intentando
soltarme, y al girarme un poco hacia atrás para verte sonreír. Comprobé que tú
también reías, pero que, de repente, tus
labios estaban sobre los míos. Fue apenas un roce, pero comprobé que mis
sentimientos eran compartidos. Cuando nos separamos, debí quedarme con cara de
alucinada, porque me pediste perdón e hiciste ademán de ir a por tus cosas,
pero te aferré la mano con fuerza, y eso te hizo dar la vuelta y mirarme.
Estaba llorando, lo sabía, y ese beso que te entregué tenía un curioso sabor
salado: el sabor de las lágrimas, la alegría y el amor mezclados. No volvimos a
besarnos, y decidimos sin palabras que lo mejor era dejarlo pasar, puesto que
amores había muchos, pero amigos sólo algunos. El día que partiste hacia Narita
(Japón), unos meses después, te dejé marchar con todo el dolor de mi corazón.


Al poco tiempo, me
marché a Somalia, como voluntaria de “Médicos Sin Fronteras”. No había día que
no me acordara de ti. Me cansé de esperar, de sufrir inútilmente. Regresé a
España, moví algunos hilos y, sin que tú supieras nada, me presenté en Narita,
donde vivías, dispuesta a recuperar todo el tiempo perdido. No esperabas verme,
así que cuando abriste la puerta y te planté un beso en los labios, supe por tu
expresión que no me habías olvidado. Tengo mil recuerdos más: el día de nuestra
boda; cuando fuimos por primera vez a Egipto, o aquella vez, en Italia, cuando
te empeñaste en que probara los spaghetti, y cavamos con ellos de sombrero. Y
todo eso lo recuerdo aquí, muchos años después, al pie del lugar donde
descansarás eternamente, pensando en todos los recuerdos felices que tenemos
juntos, y que sólo conocemos tú y yo. Por siempre tuya,


Gabi.
Espero que os guste Wink
Volver arriba Ir abajo
Rag
Nefilim
Rag



Cuando me hacías sonreir ;) Empty
MensajeTema: Re: Cuando me hacías sonreir ;)   Cuando me hacías sonreir ;) Icon_minitimeSáb Jun 26, 2010 6:36 pm

es muy bonita y romanica aunque por un lado triste tambien pero por otro es ley de vida todo ser vivo muere en algun momento, la lastima es cuando dejas a tus seres queridos al irte de la tierra.... vaya esta no soy yo ME HAS CAMBIADO y sabes porque? PORQUE ME HA ENCANTADO!!!
Volver arriba Ir abajo
Miina Pettyfer
Mundano
Miina Pettyfer



Cuando me hacías sonreir ;) Empty
MensajeTema: Re: Cuando me hacías sonreir ;)   Cuando me hacías sonreir ;) Icon_minitimeDom Jun 27, 2010 5:23 pm

Many thanks! Es que a mí eso de hacer historias que terminen en final feliz, digamos que no se me da Sad Bueno, eso de la muerte la verdad es que a mí me da bastante canguelo Cuando me hacías sonreir ;) Icon_pale Cuando me hacías sonreir ;) Icon_pale Aunque bueno, nos tiene que pasar alguna vez -.-" Graciaaaaas
Volver arriba Ir abajo
Contenido patrocinado





Cuando me hacías sonreir ;) Empty
MensajeTema: Re: Cuando me hacías sonreir ;)   Cuando me hacías sonreir ;) Icon_minitime

Volver arriba Ir abajo
 
Cuando me hacías sonreir ;)
Volver arriba 
Página 1 de 1.
 Temas similares
-
» Cuando me aburria...
» Cuando pase...
» Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana (borrada)
» DIBUJOS ANIMADOS QUE VEAIS CUANDO ERAIS PEQUES

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
Cazadores De Sombras :: Leyendas de Idris-
Cambiar a: