Cruce de Caminos Enfrentados

pues eso....xD poor eso me jodeeeeeeeeeeeee!

Kheia
Salté del avión. No necesitaba paracaídas, estaba acostumbrada a saltar desde zonas altas, tenía una gran habilidad. Pero ese no era el motivo por el cual me habían mandado a aquella misión a Groenlandia, no, la razón era porque poseía poderes, podría controlar el fuego y la temperatura corporal de las personas, y lo que no eran personas precisamente, haciéndoles morir en cuestión de minutos. Mis poderes funcionan con todo menos con los vampiros, esos seres inmundos que están todo el día fríos y que estaban condenados a vagar por la faz de La Tierra. Puse los pies en tierra, bueno, mejor dicho en hielo. Según me habían indicado los Yakus estarían en la montaña más alta, la cual no era difícil de divisar. Mis botas y mi traje negros me permitieron escalar con gran facilidad y entonces, cuando estaba a escasos metros de la cueva los vi. Eran unos seres extraños. Tenían unas prolongaciones en los dedos que terminaban en afiladas cuchillas, su cara carecía de ojos y a su espalda salían dos brazos parecidos a las patas de araña. Por lo que pude percibir había unos 20 seres de esos allí dentro, pero al fondo capté otra cosa, una figura humana, un chico que estaba atado y que tenía brazos y piernas atadas con heridas profundas por todo el cuerpo, estaba desangrándose. En el suelo había ya un charco considerable de sangre y unos cuantos Yakus estabas succionándola. Tenía que actuar rápido para salvarle la vida. Me escondí detrás de una roca y grité, todos los Yakus salieron para ver si podían cobrarse otra vida humana. <>. Extendí mis manos y dos llamaradas naranjas que parecían salidas del mismísimo infierno brotaron de ellas chamuscándolos a todos y llevándose sus vidas, sin dejar ninguno respirando. Corría mientras me planté delante del chico.
-Pero que…¿Qué te han hecho?-él intentó levantar la cabeza y hablar pero lo único que hizo fue manchar mi traje de sangre-vale, sé que me sienta bien el traje, pero no babees.
Arriesgándome sin saber si lo soportaría puse las manos sobre su ensangrentada piel y le descolgué de la pared en la que estaba maniatado. Me habían enseñado a curar de forma milagrosa.
Cuando volví a mirarle las heridas estaban empezando a cerrarse.
-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?-pregunté con gesto serio con el que la mayoría de las personas me caracterizaban.
-Soy un simple muchacho que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado-él levantó los ojos y esquivó a los míos ligeramente. Yo creía que cuando él viera mis ojos violáceos chillón iba a sorprenderse como la mayoría de la gente que alguna vez se había cruzado con mi mirada, pero no hizo ningún ademán.
-¿Qué haces aquí?-le repetí.
-Nada que te importe-cuando pasó a mi lado para salir le agarré de su brazo con fuerza.
-Perdona-dije sin mirarle-te he salvado la vida o sea que por lo menos podrías decirme eso, ¿no crees?
-Buscar-él acercó su mano a la cara y me apartó un poco el flequillo que tenía para tapar mis ojos.
-¿Qué buscas?- le espeté
-A ti, y ya te he encontrado.
Me clavó algo en la pierna y empecé a marearme sin solución. <>. El chico me sujetó para que no me golpeara contra el frío hielo del suelo mientras yo me sumergía en una inconsciencia que yo misma me había buscado. Pude captar las dos últimas palabras que dijo:
-Shai mei.
Y ya no sentí nada más.
Cuando me desperté lo único que percibí fue la gran cantidad de luminosidad que entraba por una brecha infligida en la pared que la surcaba de arriba hacia abajo y que no me dejaba enfocar en ningún punto mi vista.
-Al fin despiertas-dijo una voz grave cerca de mí. Yo no contesté.-Veo que estás enfadada, lo siento por haber herido tu gran orgullo. Nunca te había pasado esto, ¿verdad?-levanté la vista.
-¿Qué quieres?-él se agachó colocándose a mi lado.
-¿No resulta obvio?
-No-contesté mordazmente.
-Lo mismo que tú.
-¿Y que se supone que estoy buscando?-él se colocó a menos de un palmo de distancia. Podía percibir su frío aliento sobre mi cara.
-No me hagas perder el tiempo, ¿dónde está?
-¿El qué? No sé de lo que me estás hablando-empezaba empezando a perder la paciencia con ese chico pero sabía que mis manos estaban inmovilizadas ya que no respondían a mis impulsos.
-¿No sabes de lo que te estoy hablando?
-No-mentí. Le miré a sus ojos argénteos, pero él no me miraba. Me hizo levantar la cabeza para mirarle tirándome de mi largo pelo azabache, pero nuestros ojos nunca entraban en contacto, no a la vez.
-Sabes que te mataré, sabes que soy capaz de eso si es estrictamente necesario. No juegues con mi paciencia.
-Y tú sabes que no me importa morir, de hecho me da igual, lo único que no me importa es traicionar a los míos, cosa que NUNCA, óyeme bien NUNCA voy a hacer-él no me miraba a los ojos, ¿tenía miedo de mí? No, era él quien tenía la posición atacante-Mírame a los ojos-él que tenía mi pelo entre sus delicadas manos lo soltó.
-Mira tus manos. No puedes escapar. Dime dónde está-dijo cambiando de tema. Bajé la vista para dirigirla hacia mis manos que estaban cubiertas por unos guantes de hierro. Si me concentraba podría derretirlo, pero después quedaría agotada.
-¿Por qué evitas mirarme?
-Más testaruda que una mula-susurró para sí mismo. Se acercó a mí y me dijo-No es conveniente, para ninguno de los dos.
-¿Qué me llamaste antes de que me desmayase?-se quedó blanco, más de lo que ya era. Se apartó un mechón de pelo oscuro de la cara y se encaminó hacia la brecha de la pared, dejándome sola con mis preguntas y toda mi rabia acumulada que me provocaba el solo hecho de verle.
Al cabo de 5 minutos me concentré en intentar derretir el fuerte metal, que no era hierro, que me amarraba a la pared.
Los guantes no aguantaron mucho al intenso calor que desprendían mis manos y, de hecho, un sonoro “clic” me indicó que ya era libre, pero me los volví a poner porque el ya estaba entrando en la habitación de nuevo. <>. Él se acercó a mí y me quitó los guantes. <>. Iba a utilizar mis poderes cuando…
-Ni lo intentes, no funcionará-y tenía razón, sabía que no me mentía, pero lo intenté, sin éxito.
-Entonces, ¿eres un vampiro? A ellos son los únicos que mis poderes no les surgen efectos-no dijo nada-¡Maldita sea! ¡CONTÉSTAME! ¿Qué eres? ¿Por qué quieres el secreto?-grité fuera de mis casillas.
-Sí.- suspiró-Y los vampiros no son los únicos a los que no les afectan tus poderes. No sabes nada, ¿verdad? Me curaste, por lo cual soy un poco más fuerte de lo que creías. Sé quién eres y sé cosas de ti que, por lo que veo, ni tú misma sabes.-evitaba mirarme y me ponía más nerviosa aún, quería ver sus ojos plateados otra vez, deseaba volverlos a ver. Pero en cambio respondí:
-Entonces dímelas, dime las cosas que sabes de mí.
-No puedo.
-¿Por qué?
-Porque tú no contestas a la única pregunta hecha por mí.
-Entonces tendré que descubrir yo sola las cosas que sabes de mí, porque, reiterando lo dicho, no te contaré absolutamente ni una palabra.
-Chica dura.
Entonces me agarró del cuello, yo utilicé mis manos para parar la presión que ejercía , pero nada, mis intentos eran inútiles, solo conseguía debilitarme y de pronto me soltó y volvió a irse.¿ Quién le entendía? Yo no. Podía irme, pero me quedé allí, porque quería…volver a ver sus ojos y también que contestara a mis preguntas.

hay algunas cosillas que no entiendo... como porque no kiere mirarla a los ojos, que es lo que el quiere saber que ella sabe...
MAS PORFI MAS!!

solo dos palabras:
ES GENIAL!!! ME ENCANTA!!!
TQQ
ESCRIBES GENIAL
BESOS

Shai mei, me lo inventçe.
Lo de cazador esta claro, aqui no se habla de otras cosas y bueno....lo de los ojos es una cosa que se dira a su debido tiempo.

jajajaja
Lo de Pablo....como querais, a mi me da igual XD

eh... ya he vuelto pero me he predido un poco q tengo q hacer?