El Instituto de Alacante era impresionante. Sus paredes de cristal brillaban proyectando los rayos del Sol en miles de pequeños arco iris. Sus altísimas agujas cristalinas apuntaban el cielo, de forma soberbia y orgullosa, desafiando a la gravedad. Era el segundo edificio más alto de la ciudad, señal de que la educación para los Nephilim era tan importante como la justicia o el gobierno.
–¿No te parece más alto que el año pasado? –preguntó un chico castaño mirando aprensivo el Instituto a través de unas gafas demasiado grandes para su rostro. Iba vestido con un sencillo vestido de campesino que desentonaba con el atuendo negro típico de los cazadores de sombras.
-No –contestó la muchacha que estaba a su lado-. He esperado tantos años para poder venir aquí que sólo veo que me está dando la bienvenida.
El chico se giró confuso hacía la muchacha. A él, el edificio le dabas más bien recelo, nerviosismo y miedo, no había ninguna parte que le provocara un sentimiento positivo, aún así cuando la chica se acercó a la puerta con decisión, decidió seguirla.
El interior era un poco más acogedor, aunque el muchacho no podía quitarse esa sensación de encima, era un presentimiento de que si entraba ya no había marcha atrás, que su destino estaba echado desde el momento que cruzó la imponente puerta de plata y oro.
-¿Jocelyn Fairchild y Lucian Graymark, supongo? –La voz áspera de una mujer les sobresaltó a ambos, que inmediatamente se giraron hacía ella, con la cabeza gacha en señal de respeto.
-Sí, señora –dijeron ambos a la vez. La voz de Jocelyn sonó mucho más segura que la de Lucian.
-Maestra Nightwine –se presentó la mujer-. Soy vuestra tutora desde ahora hasta que terminéis la formación en el Instituto. Vuestras habitaciones se encuentran en el ala Oeste, en el segundo piso junto a todos los chicos de vuestro año.
Los dos asintieron antes de marcharse hacia donde les había indicado la maestra. Al Instituto de Alacante sólo podía haber chicos y chicas entre catorce y diecisiete años, ya que la familia se tenía que encargar de los primeros años de educación de sus hijos y si ésta no podía algún amigo lo hacía. Así había sido como Lucian y Jocelyn se conocieron, los Graymark era unos humildes campesinos que habitaban en las inmensas posesiones de los Fairchild que no sabían ni podían enseñar a su único hijo todo lo que necesitaba para ir al Instituto, así que sus terratenientes se ofrecieron a educarle al lado de su hija Jocelyn.
-¿Crees que habrá muchos chicos de nuestra edad? –preguntó Lucian, dejando traslucir el miedo que sentía.
-Los mismos que hemos visto en todas las fiestas y celebraciones –contestó Jocelyn.
-Yo no he conocido a nadie más que a ti –respondió el chico. Sus padres tenían tanto trabajo que Lucian no había asistido a ninguna fiesta, sólo a las celebraciones más grandes de Idris y siempre en compañía de sus padres, no con Jocelyn y su familia.
Jocelyn le sonrió mientras se desataba la coleta que mantenía unidos sus impresionantes cabellos rojos, Lucian le devolvió el gesto maravillado por la valentía que sentía su mejor amiga en esos momentos.
-¿Crees que esta es el ala Oeste? –preguntó Lucian, al cabo de unos minutos.
-No lo sé –contestó con sinceridad la pelirroja-. Perdona –dijo dirigiéndose a un chico que pasaba por ahí.
-¿Sí? –la sonrisa de ese joven, seguramente mayor que ellos, alumbró el corazón de Lucian y apartó los malos presentimientos que había tenido nada más entrar.
-¿Podrías decirnos dónde está el ala Oeste? –preguntó Jocelyn.
-Claro –respondió con amabilidad-. Las habitaciones se encuentran al final de este pasillo de la derecha.
-Gracias.
-Por cierto, mi nombre es Valentine Morgenstern. Tú debes de ser la hija de los Fairchild, ¿verdad?
-Sí –contestó Jocelyn un poco mosqueada, odiaba a las personas que creían que lo sabían todo-. Y él es mi mejor amigo, Lucian Graymark.
-Encantado, Lucian. Ha sido un placer conoceros. Hasta pronto –se despidió Valentine alejándose con elegancia.
-Engreído –murmuró Jocelyn aburrida.
-A mí me ha parecido fascinante –comentó Lucian. Los dos chicos siguieron el camino que Valentine les había indicado y, efectivamente, llegaron a las habitaciones para los nacidos en su mismo año. Había ahí unas diez personas, descansando y charlando en la salita anterior a los dormitorios.
CONTINUARÁ...
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Espero que os haya gustado, es lo primero que escribo sobre Cazadores... espero vuestras sinceras opiniones y críticas. Gracias por leer.
Hipatia
Tema: Instituto de Alacante 
Jue Nov 19, 2009 12:52 am
